¿Conoces las ciencias de la felicidad? Te explicamos en qué consiste

Corriente de la psicológica positiva que analiza las virtudes y fortalezas de la sociedad; propone aprender a vivir a través de principios gestálticos.

Saber para qué se es bueno en la vida, las fortalezas y carácter puntos básicos de estas ciencias. (Especial)
Mario C. Rodríguez
Toluca /

La felicidad pareciera ser la meta máxima del hombre y su búsqueda es tan vieja como la humanidad misma, pero, ¿Cómo ser felices en estos días? Soraya Jiménez Pineda, especialista en ciencias de la felicidad, explicó que se trata de un proceso orgánico y todo el trabajo reposa en uno mismo.

En entrevista, comentó que la felicidad y el bienestar están vinculados y enraizado en lo más profundo de nuestra historia como seres humanos. “Aristóteles habló de que la virtud máxima era la búsqueda del ser humano, entonces cuando hablamos del virtudes en psicología positiva hablamos de las virtudes del ser humano, entonces esto es que siempre ha estado en nuestra historia”.

Para explicar y profundizar fueron creadas las ciencias de la felicidad, una corriente de la psicológica positiva que analiza las virtudes y fortalezas de la sociedad para ayudarlas a alcanzar su felicidad.

“Es una disciplina finalmente y confirma que la salud emocional es mucho pero mucho más… No es que hagamos a un lado la psicología tradicional, cuyo fin es finalmente corregir; en la psicología positiva nos propone hacer la parte preventiva, esas son las ciencias de la felicidad. Cómo yo aprendo que se debe ser feliz”.

Y abundó: “Lo que propone la ciencia de la felicidad es que debemos ser felices y que podemos ser felices. El punto aquí es el cómo, porque podemos decir que podemos y que lo merecemos y que podemos estar todo el tiempo pegados al botón de la optimismo, porque esto no tiene nada que ver con las ciencias de la felicidad”.

En este sentido, esta corriente propone aprender a vivir con lo que cada persona tiene a través de principios gestálticos. También invita a ver las cosas no tan buenas o tan malas, sino cómo es que uno puede ser objetivo y aprender a vivir con lo que tiene.

Para su estudio se requiere analizar las siete dimensiones del bienestar que propone la ciencia de la felicidad, las cuales son la física, emocional, espiritual, ocupacional, financiera, intelectual y social.


Redes sociales, falsa ventana

Redes sociales como Facebook, TikTok y especialmente Instagram, muestran un abanico de posibilidades y aspiraciones a nivel personal que parecieran ser inalcanzables. Cuentas inundadas con publicaciones de viajes a los lugares más excéntricos de la tierra, los platillos más exóticos y la ropa más extravagante, son las que acumulan miles y en algunos casos, millones de seguidores.

La narrativa no acaba con las imágenes y videos, sino que incluso es aderezada con instrucciones de cómo deberían de ser las personas e incluso sus parejas. Términos urbanos como “red flags” que más allá de advertir sobre conductas probablemente nocivas en las relaciones, parecieran ser la guía de un arquetipo moderno y poco tolerante ante los defectos y errores de los humanos.

Tras haber sido cuestionada sobre la supuesta felicidad exhibida en redes sociales a través del lujo y la imagen, la especialista indicó que lejos de ayudar o motivar a ser mejores, esto abona a creer que el bienestar es alcanzable a través del dinero en una suerte de carrera, cuando lo cierto es que hay cosas que el dinero simplemente no puede comprar o acercar sin importar la suma.

“Vivimos en un mundo capitalista que hoy la verdad es que no nos ayuda mucho en el tema del bienestar, porque vivimos en un mundo muy competitivo, donde nos hemos acostumbrado a darnos valor a través de las cosas materiales. La verdad es que no lo quito de que visualicemos el sentido de que sí ocupamos ciertas cosas que efectivamente no nos va dar el dinero”.

El discurso de las redes sociales y el modelo aspiracional de cómo debieran de ser las juventudes no incluye solo lo material, sino incluso incursiona en el campo de las experiencias deportivas, sociales y turísticas. La receta es la misma, pero el usuario que consume este tipo de productos audiovisuales y no puede alcanzar las vivencias, podría caer en la frustración de ver menguadas las posibilidades de “vivir ese sueño”.

“Nos da una frustración cuando queremos ir al viaje, pero nuestra economía no da para eso, entonces vivimos en una frustración. Yo me iría por el lado de quitar la idea de que el dinero te va dar la felicidad, no por comprar el carro va dar la felicidad, comprar tal ropa no va dar la felicidad, porque eso promueve toda la parte del marketing de las marcas y las empresas”.


¿Cómo llegar a ella?

Para poder llegar a la felicidad lo que proponen estas ciencias en principio es el conocer qué nos hace felices o cuáles son las actividades que nos producen placer. Cantar, bailar, escuchar música, hacer deporte, recitar un poema, estudiar e incluso trabajar, son sólo algunas de las cosas que pueden funcionar en esta dinámica.

“Cuando yo se descubro cuál es mi fortaleza y qué es lo que me gusta, entonces yo puedo hacer recurrentemente esas actividades porque si yo hago recurrentemente lo que a mí me gusta estoy nutriendo mi espíritu que es una de las dimensiones del bienestar”.

Las también coordinadora de Planeación y Bienestar Familiar del DIF de Metepec aseguró que resulta importante que las personas conozcan en qué son buenas y desarrollar esas fortalezas a nivel personal. Ese sentido, subrayó que esto resulta clave, porque al aceptar nuestras condiciones el resto de las cosas prácticamente vendrán en cascada.

“Saber para que soy bueno en la vida, cuál es mi fortaleza o de mi carácter, qué me hace ser único y puede ser que tengo en la habilidad. Si nosotros sabemos para qué somos buenos en esta vida, nos va a generar una gran autoestima y esto nos va a permitir mirar más allá de la parte de lo material o de lo físico, porque entonces nos vamos a nutrir como seres humanos y después lo demás va a venir por añadidura”.

Sin duda, insiste en que la felicidad no puede ser comprada a pesar de que el dinero puede ser el medio para poder acercarla en algunos casos, por ello, consideró que el intentar alcanzar obedece más a un trabajo interno, en armonía y bienestar con uno mismo, que en atención a los lujos que se puedan tener.

“No es algo que podemos podemos obtener de aquí a mañana, no es un camino, tiene más que ver con la satisfacción que yo tengo de mi persona, cómo yo me estoy involucrando conmigo y cómo puedes ayudarme a mí como persona, entonces la felicidad no es algo que se compre, es algo que se desarrolla”.

Jiménez Pineda es una invitación a dejar de mirar el exterior y enfocarse en lo superficial, ya que dentro de nuestras personalidades hay atributos que esperan ser descubiertos y explotados para alcanzar la satisfacción propia.

En este sentido incluso el estado tiene un papel importante, ya que si no generan los espacios de convivencia, recreativos o de entretenimiento suficientes que permitan el esparcimiento, no se puede trabajar de manera adecuada en el análisis de las personalidades.

“También tiene que ver con políticas públicas que nos permitan vivir o vivirnos con felicidad, que haya espacios de recreación, de cultura, donde podamos disfrutar de una pintura, de música, la cultura nos puede ayudar de muchas maneras”.

Los beneficios de ser felices no solamente serán para uno mismo, sino para la sociedad en general y para las personas que nos rodean, sin embargo, resulta imperante comenzar desde el interior.

“La felicidad se aprende y en la manera en que nosotros lo estemos, de esa forma podríamos volvernos ciudades más armónicas, comunidades más empáticas, ya que urge que recuperemos nuestro tejido social y a nuestros jóvenes”.

Citas adicionales no incluidas en texto:

Recomendó el libro “Florecer”, del autor Martin Seligman, para que los usuarios poco a poco se acerquen a este tipo de corrientes de pensamiento. “Cuando se descubre cuál es mi fortaleza y qué es lo que me gusta, entonces yo puedo hacer recurrentemente esas actividades porque si yo hago recurrentemente lo que a mí me gusta estoy nutriendo mi espíritu que es una de las dimensiones del bienestar”.

MMCF

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