Clasismo y racismo, obstáculos que vence el actor Raúl Briones

El ganador del Ariel señala las dificultades de los artistas ante la centralización.

Raúl Briones Carmona, ganador del Ariel 2020 en la categoría de Mejor Coactuación Masculina. (Especial)
El histrión indicó que su carrera la construyó con base en la insistencia. (Especial)
Raúl Briones reiteró que el clasismo y nepotismo dificulta a los actores obtener papeles en las artes escénicas. (Especial)
Rafael González
Puebla /

Si de algo sabe el actor Raúl Briones Carmona, ganador del Ariel 2020 en la categoría de Mejor Coactuación Masculina por su papel de “Bernie” en la cinta Asfixia, de Kenya Márquez, es del clasismo, prepotencia y racismo, características de su personaje, ya que lo vivió en carne propia durante sus inicios en su profesión.

“Es difícil venir de una familia de un estrato social bajo, con pocos referentes culturales y no pertenecer a ninguna de las grandes familias de artistas de México, porque esto finalmente te termina abriendo las puertas más fácilmente”, señala en entrevista para MILENIO Puebla.

Ante ello, el histrión indicó que su carrera la construyó con base en la insistencia: “Dicen que la carrera de actuación es más de resistencia, pero creo que es de insistencia, porque la resistencia implica un padecimiento de algo y la insistencia tiene que ver más con tu voluntad; esas han sido las dificultades”.

En ese sentido, reiteró que el clasismo y nepotismo dificulta a los actores de otros estados de la República el obtener papeles en las artes escénicas y en el cine: 

“Estamos en un país completamente centralizado, eso implica que la mayoría de las casas productoras y la infraestructura de la industria cinematográfica nacional se concentra en la Ciudad de México, y no solo la de cine, pues también la mayoría de los spots culturales se encuentran en la capital. Esto obliga a los creadores del interior de la República a mudarse de manera casi forzada para encontrar oportunidades de acceso a los medios del teatro y del cine. Además, los sueldos cambian radicalmente de la ciudad con relación al interior de la República”.

Dos mundos: teatro y cine

Egresado del Centro Universitario de Teatro (CUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el actor nacido en la alcaldía de Cuajimalpa, Ciudad de México, aunque se declara tlaxcalteca, “porque ahí me desarrollé”, señaló que en el cine la dificultad fue entender que es un medio distinto al teatro y los actores operan con otro tipo de herramientas.

Por ello, consideró su actuación en Asfixia como su graduación en el cine, porque en dicha filmación logró entender que al séptimo arte no se le puede tomar desde la óptica del teatro.

“A mí nunca me resultó complicado acercarme al teatro. El teatro no es otra cosa más que un 95 por ciento de trabajo y un cinco por ciento de talento y siempre he sido un hombre muy trabajador, siempre me ha gustado hacer las cosas en equipo. El teatro es eso, es la construcción de una historia en grupo. Entonces, eso me hizo sentirme muy cómodo”.

Aseguró que tiene formas para acercarse a cada uno de sus personajes: “En el caso del ‘Bernie’ tengo acercamiento al barrio y por un proyecto de teatro en el que estuve involucrado hace mucho tiempo, que era Safari en Tepito, dirigido por Daniel Giménez Cacho”.

Por otra parte, apunta que en el caso del personaje de “Pepe, El Pepenador”, el portero en la serie de Netflix “Club de Cuervos”, sus referentes de comedia le permitieron acercarse a uno de sus sueños: ser futbolista profesional. 

“Poniendo el contexto del futbol nacional y la cantidad de personajes que existen alrededor, fue muy fácil hacer el personaje de ‘Pepe’”.

Asimismo, contó que en su infancia y adolescencia jugó mucho futbol y siempre se desempeñó como portero.

Teatro en San Cosme Xalostoc

Originario de la colonia La Navidad, Raúl Briones tuvo una infancia muy feliz porque creció rodeado de naturaleza y jugando en la calle con sus amigos. 

“Soy el quinto de ocho hermanos, cinco hombres y tres mujeres. Tuve una infancia muy libre, muy feliz, muy vagabunda”.

Respecto a la actuación, confesó que llegó a una edad mayor, pues no tenía ningún referente cultural ni artístico en su familia:

“Me dedicaba más a los deportes. Hice atletismo, salto de altura y de longitud. El teatro lo conocí en la preparatoria a los 19 años de edad en Tlaxcala, en San Cosme Xalostoc. Ingresé por accidente en un taller escolar de teatro y conocí a José Luis Pérez Hernández, Guicho, quien se convirtió en un gran amigo y mi primer maestro de artes escénicas. A partir de entonces me enamoré perdidamente del teatro y supe que era a lo que me quería dedicar toda mi vida”.

Su familia se trasladó de Cuajimalpa a Tlaxcala cuando tenía 10 años de edad y terminó la primaria y la secundaria en Apizaco, tras lo cual regresó a trabajar al entonces Distrito Federal y luego retornó para estudiar la preparatoria.

Recordó que su primera actuación fue en la obra de teatro La Zapatera Prodigiosa, de Federico García Lorca, donde interpretó al Zapatero.

Haciendo una alegoría con relación a su personaje de guardameta, espera que aún no haya cumplido “la atajada de su vida” en sus actuaciones. 

“Que hayan muchísimas oportunidades para responder esa pregunta y en 50 años decir ‘este trabajo fue emblemático’. Pero creo que en el teatro, más allá de que el Ariel es un incentivo, el cual agradezco profundamente, he tenido actuaciones increíbles, incluso, en la misma obra de función en función. El contacto con los espectadores es mi actuación emblemática”, concluyó.

mpl

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