Hipsterlandia querida:
Ayer, cuando escuché las cifras oficiales que apuntan a que sólo el 19 por ciento de quienes caminamos por tus calles usamos el cubrebocas, lo primero que hice fue asomarme a Zombie Planet (o sea, a Twitter) y algunos usuarios ya te reclamaban tu pinche superioridad, te llamaban fifí inmortal, pacheca narcisista, asesina y pendeja.
La metodología utilizada es un conteo/promedio cada 10 minutos, entre las 9 y las 19.30 horas, a través de las cámaras del C-5, las mismas cámaras desde donde nos vigilan. Para saber si era o no correcta la técnica de la medición le llamé a dos matemáticos, Baruch Sanginés y Mario Campa. Como me explicaron que no es lo mismo una cámara afuera del Metro Insurgentes que una en la colonia Granada, donde el Hospital Español abarca media colonia, no pudieron emitir una opinión.
- Te recomendamos La Roma Sur, de las colonias con más casos de covid-19 en CdMx Ciencia y Salud
Entonces pensé que quizá el mejor instrumento para medir nuestra irresponsabilidad sanitaria eran los policías de tránsito.
Calle Monterrey, esquina Durango. Oficial Ontiveros, con un cubrebocas negro que le queda flojo: “A mí también me sacó de onda que a la Roma la mencionaran”.
—A ojo de buen cubero, ¿de cada diez personas cuántas calcula que no usan cubrebocas?
—Una o dos. A lo mejor mucha gente se lo pone mal, pero yo estaba antes en la San Rafael y allá ni en la papada lo traen.
Parque Río de Janeiro. Oficial Camacho, con un cubrebocas negro, ya desgastadón: “El problema no es el cubrebocas, porque veo que la mayoría se lo pone en la calle. El problema es que sacan a sus perros y se quedan a platicar como si nada, sin la sana distancia”.
Avenida Chapultepec, esquina Cuauhtémoc. Oficial Juárez, con cubrebocas y mascarilla: “Se podría decir que sólo un 10 por ciento no lo usa”.
—¿Y quiénes componen ese 10 por ciento?
—De todas las edades, pero sobre todo jóvenes y la gente que está viniendo a los restaurantes.
Avenida Obregón, esquina Mérida. Oficial Torres, quien no usa el cubrebocas: “Me lo quité ahorita porque voy a comer, pero creo que la Sheinbaum sí se equivocó. Ahorita vengo del Centro y no se compara. Ve a ver”.
Fui.
Calle Juárez, esquina Balderas. Oficial Nájera, con un cubrebocas que se le resbala de la nariz: “Entre un treinta y un cuarenta por ciento no se pone nada, les vale, todavía no creen”, se queja y luego me dice que él a veces le pregunta a la gente por qué no se protegen.
—¿Y qué le han dicho?
—Pretextos les sobran: que porque se sofocan, que porque se les empañan los lentes, que porque les dio calor, que porque no van hablando con nadie, que porque acaban de comer, que porque se lo acaban de quitar.
Plaza de la Constitución. Oficial Reyes, protegida con careta, cubrebocas y gel: “Mucha gente nomás viene de paseo, sin cuidarse. Hace rato platicaba con una familia que vino a desaburrirse y seguía sin creer, después de más de 30 mil muertos”.
Regreso a casa, querida Hipsterlandia, convencido de que, si bien no eres monedita de oro, tampoco eres la mala de la película.