Productores y artesanos de San Nicolás de los Ranchos, Huejotzingo, Atlixco, Tehuacán, así como de los estado de Morelos, Hidalgo, Ciudad de México, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, participaron en el tradicional trueque de San Pedro Cholula, en Puebla, actividad de intercambio que surgió desde la época prehispánica, sin embargo, en este año se pudieron encontrar alimentos como el azúcar, frijol, arroz y aceite, así como artículos de papelería para completar la lista de útiles escolares.
Desde muy temprano, alrededor de 300 artesanos instalaron sus puestos pese a la lluvia. En los espacios se comercializaron manzanas, pera, durazno, ciruelas, plátano, granada, nuez, chiles, hierbas aromáticas, incienso, mirra, artesanías talladas en madera, bolsas, canastos, plantas, ropa bordada, huaraches, entre otros productos.
En entrevista para MILENIO Puebla, Víctor Báez Herrera, originario de Huatlatlauca, narró que esta costumbre fue heredada desde su tatarabuelo, quien comenzó a intercambiar sus productos para llevar un pan a su hogar y después se consolidaron estos lugares para rotar sus artículos.
“Traemos canastas, petates, chiquihuites, todo tipo de las artesanías que nos han enseñado a lo largo de los años como hacerlas. Desde mi tatarabuelo traemos esta tradición, yo me acuerdo que venía con mis abuelos y ahora ya traigo a mis hijos, es algo que no se debe perder”.
La señora Esperanza llegó con sus canastas de fruta junto con su hermana Perla para intercambiar todo lo que cosecharon en la última semana por aceite, arroz, frijol, azúcar, sal y ropa.
“Venimos pues con la emoción de acabar todo en el trueque. Mi mamá nos traía de pequeñas, ahora que ya murió nosotros venimos en su honor, esperamos también que nos den esos productos de necesidad que ocupamos en nuestras casas”, relató.
La plancha se convirtió en un mercado multicolor donde el mejor postor se llevó frutas, verduras, artesanías y hasta flores, sin embargo, los puestos que más tenían afluencia son de productos de productores del campo.
Entre los asistentes se encontraba Luis Enrique, un pequeño de nueve años que acompañaba a su mamá a vivir la experiencia del cambalache de la ropa que le dejó de quedar por un kilo de manzanas:
“Ahorita he intercambiado ropa y es la primera vez que vine, yo lo veía en la tele y le dije a mi mamá que ya quería venir, me trajo con mis cosas que preparé desde ayer”, dijo el pequeño.
AFM