Con estómago de res como ingrediente principal, el comúnmente llamado 'menudo' es reconocido como una de las curas más deliciosas ante los efectos de la resaca; dicho platillo tiene presencia con ciertas variantes en varios países del continente americano, en las Filipinas y en España, teniendo además diferentes nombre en cada lugar, incluso en diferentes zonas de México ¿Sabes a qué se debe su efectividad para aliviar las ‘crudas’? aquí te contamos.
Las variantes de su nombre se extienden en varias partes del mundo, pues mientras en México se le conoce como ‘menudo’ o ‘pancita’, en algunos otros países le llaman ‘callos’, ‘guatitas’ o ‘mondongo’ y su efectividad con la resaca es gracias a que tiene un alto contenido de agua, mientras que sus niveles de grasa y carbohidratos ayudan a procesar mejor el alcohol. ¿Tú con qué nombre lo conoces?
El origen de este platillo es un tanto incierto, pues mientras se llegó a aludir a este en España desde antes de la conquista, en un recetario donde se da a entender que el consumo de menudencias siempre ha existido entre clases sociales populares, otra versión indica que su origen se encuentra muy probablemente en el siglo 19 y principios del siglo 20.
Pero en el centro de México se dice otra cosa, ubicando su origen en la región de Michoacán, Jalisco y Guanajuato, zonas dominadas antiguamente por purépechas, y donde se cuenta una leyenda sobre este platillo, en esta, se alude que un carnicero de origen español de la ciudad se negaba a vender carne a los indios, por lo que siempre que acudían a comprarla les imponía un precio exagerado y solo les ofrecía las sobras, que prácticamente eran las menudencias y las patas.
Con el tiempo, la compra de panza y patas se hizo común entre los indios, hasta que un día, la sirvienta de una casa de blancos le pidió estas piezas de carne al carnicero; extrañado, el hombre preguntó ¿para qué las quería?, a lo que la mujer respondió ‘para preparar menudo’... resulta que después de eso el platillo se hizo tan popular, que el carnicero terminó subiendo el precio de la panza y patas, convirtiendo al platillo en un manjar para ocasiones especiales.