Como ahora, crimen en Canoa quedó impune: sobreviviente

Segunda parte

A pesar de que los culpables del múltiple linchamiento estuvieron plenamente identificados y señalados por, Tomasa Arce, esposa de uno de los linchados, quien dio a conocer a la policía judicial los nombres de los responsables, estos no recibieron c

Julián González lleva 40 años en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Andrés Lobato)
Rafael González
Puebla /

A 50 años de lo ocurrido en San Miguel Canoa, al igual que en esa época, hoy la justicia es la misma porque tanto el cura Meza Pérez, como los señalados del múltiple homicidio, autores intelectuales y materiales, no recibieron su castigo, acusa Julián González Báez, único sobreviviente del linchamiento ocurrido el 14 de setiembre de 1968. 

Julián, junto con cuatro empleados más de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), fueron víctimas de la población de Canoa, luego de que los confundieran con estudiantes comunistas, cuando en realidad habían llegado al lugar porque se dirigían a escalar el volcán La Malinche. 

González Báez, cumplirá 76 años de edad en tres meses y recientemente celebró su aniversario 54 de matrimonio, en donde procreó seis hijos: cinco mujeres y un varón, así como cuatro nietos y 16 bisnietos, tiene un grato recuerdo y su total agradecimiento para quienes hicieron posible su recuperación física. 

“Cuando la ambulancia nos recogió en la comunidad de Canoa, quien nos salvó la vida a Miguel, Roberto y a mí, fue el Hospital Civil de aquel entonces, hoy Hospital Universitario, y ya la recuperación en el Sanatorio Guadalupe”. 

Destaca que tras recibir el machetazo que le mutiló la mano izquierda perdió por instantes el conocimiento y que al volver en sí, alguien le ordenó a su agresor que lo rematara. 

“Hubo uno de ellos que habló, pero yo no lo vi, nada más escuché su voz y dijo, ‘Háganse a un lado, de una vez lo rematamos’. Cuando dijo eso, el pensamiento corre así tan rápido en la mente, que yo digo, ‘Hasta aquí llego’. La situación está ardiendo y se acuerda uno de la familia, pero a una velocidad tremenda, pero otra gente habló y dijo, ‘Ya déjenlos, ya fue suficiente’. Y a esa segunda gente le hicieron caso. Yo a ese señor ni lo conocí, nada más oí su voz, pero a ese, mi reconocimiento por hablar, los convenció. Luego han sido señalados, muy grueso, los granaderos, los policías, ese día, le agradezco al que iba al frente, se puso estricto o enérgico, porque no querían que nos levantaran ni que nos desamarraran, estábamos amarrados, y él dijo, ‘Quien se oponga, corten cartucho y le disparan. Se puso tan enérgico, que le permitieron que nos diera el servicio, que nos subieran a las ambulancias. En el Hospital Civil, los dos doctores que me atendieron, a Roberto, Miguel y a mí, ese día, cuando llegamos como desde la una y hasta la cinco de la mañana que terminaron y dijeron, ‘Todo lo medicamente ya lo hicimos, ya nada más es que ellos reaccionen’. A esas personas les debemos la vida. Porque en el momento más apropiado hicieron su parte”. 

Señala que al parecer, la comunidad estudiantil quiso tomar venganza. 

“Hay la versión, que yo me enteré, que el Ejército estuvo al otro día en la comunidad y estuvo ahí, porque se corrió la versión de que había estudiantes que se querían organizar para ir también como a agredir a la comunidad, eso es una versión que a mí me dijeron, no la comprobé, pero sí me dijeron que el Ejército estuvo en ese lugar”. 

Como si se refiriera a un caso de la actualidad, González Báez señala que ninguno de sus agresores cumplió su proceso a pesar de que estuvieron plenamente identificados y señalados por la esposa de Lucas García, Tomasa Arce, quien dio a conocer a la policía judicial los nombres de los presuntos responsables que congregaron al pueblo por medio de las campanas de la iglesia y un altoparlante que se encontraba en el centro del pueblo, ya que sólo permanecieron algunos años en prisión y después fueron liberados. 

Mientras que al cura de la población, a quien acusan como el autor intelectual de los hechos, ya que incitó a la población a desalojar a los trabajadores de la universidad, a quienes señaló como comunistas y vándalos que buscaban quedarse con las tierras y las mujeres, las autoridades eclesiásticas de Puebla lo mantuvieron como párroco de San Miguel Canoa durante más de un año, y posteriormente lo cambiaron hacia su pueblo natal, Santa Inés Ahuatempan, por lo que no cumplió ningún tipo de sanción. 

A pesar de lo anterior, su perdón y olvido también es para el padre Meza Pérez. “A todos. Me parecería incorrecto el seguir cargando odio o rencor en contra de quien sea. Tengo la certeza de que hay un Dios sean hermanos católicos, hermanos cristianos, creemos en un Dios, creemos en una justicia divina, entonces cada quien cuando llegue el momento va a ser castigado o premiado según sus hechos. En lo personal no tengo rencor contra nadie”. 

Actualmente tiene más de 40 años como integrante de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocidos como mormones. Anteriormente profesaba la religión católica.

SÍ COMPARTIÓ ALGUNAS IDEAS DEL MOVIMIENTO DEL 68

A decir del sobreviviente, él y sus acompañantes, estaban muy lejos de ser políticos simpatizantes del movimiento comunista, aunque era una corriente que se gestaba en la institución donde trabajaban, motivo por el que de forma equivocada fueron estigmatizados. 

“Era empleado de la UAP, igual mis compañeros. Yo estudiaba de ocho a diez de la noche la secundaria en la escuela (Ricardo) Flores Magón, pero en sí todos éramos empleados. Les quiero decir que dentro de las aulas había estudiantes y maestros y algunos empleados que tenían simpatía con las ideas de comunismo, yo conocía a muchos de ellos y es gente respetable, gente que sus propósitos eran buenos. Claro que aquí en la ciudad de Puebla y más en el país y en las comunidades si son mal informadas presentan al comunismo como una cosa maléfica, entonces quiero decir que sí simpatizaba con algunas cosas que ellos informaban en revistas, yo las leía y de fondo es otro tipo de sistema, pero siento, pero creo, que hay libertad de decir me gusta este sistema sea socialista, comunista, capitalista, siempre y cuando guardemos respeto unos a otros. Creo que es bienvenida la información que hay de todos los sectores”. 

Reitera que sí compartió ideas y conceptos que formaban parte del Movimiento del 68. 

“Quiero comentar que sí había simpatía de parte mía, sobre todo a los jóvenes estudiantes, que era para mí en ese momento un poder dentro de la UAP o sea el sector empleados, el sector autoridades y académicos, pero estaba el estudiantil y el estudiante era un poder fuerte, era un poder que se oponía y se enfrentaba al gobierno y por causas populares y por causas buenas, por incrementos de subsidio a la UAP. Siento que todo lo que hacían era bueno y yo en lo personal simpatizaba”. 

Por otra parte, informa que el médico e historiador Ricardo Vico le propuso realizarle un reconocimiento al propietario de la casa marcada con el número 9 de la calle Benito Juárez de San Miguel Canoa, donde ocurrió el linchamiento el 14 de septiembre de 1968, por su valor y arrojo para defenderlos. 

“En alguna platica que tuve nos conocimos, platicamos ampliamente del tema, leyó el libro, vio la película y él fue a Canoa para ver si compraba las piedras de lo que era la puerta de entrada (…) Él fue con el propósito de comprarlas e hizo un escrito a la universidad pidiendo que si podía autorizar que en algún lugar se pudiera poner, entiendo yo, como una especie de monumento a este hombre, como un reconocimiento a esta persona que se había portado bien. El doctor manejó este monumento como un recordatorio de que no se debe de agredir a nadie y la casa del señor Lucas, él decía si la casa está voy a proponer que se haga una Casa de Cultura”. 

Lamentablemente la UAP no aceptó. “De todos modos algo tenemos que hacer para hacer un reconocimiento a este señor”. 

Por otra parte, da a conocer que a pesar de la experiencia que vivió siguió practicando el campismo. 

“Después de que ocurrió lo de Canoa, seguí practicando el montañismo ocho años. He ido al Popo nueve veces, al Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba tres veces a cada uno, al (volcán) Telapón, al Nevado de Toluca, al Pinal. Es un deporte que siempre me gustó y en últimas fechas he ido a (La Malinche) Canoa, pero por el lado de Huamantla, pero siempre lo seguí practicando”. 

Remarca que nunca volvió a visitar la junta auxiliar. “Me invitaron en excursiones que fueron, pero nunca acepté, más bien, siento que no podría ni siquiera entrar, me sentiría muy mal, muy mal”. 

Respecto a la película que se filmó en 1975, anuncia que todo lo que se plasma ocurrió tal cual. 

“La filmación de la película duró como seis semanas o un poquito más. Siempre estuvimos presentes, porque así lo convenimos, escenas que el director decía, ‘esto no puede ser. No va a pasar o no me la van a pasar’. Entonces nos llamaban y nos decían: ‘Esto fue así o así’, y ya les decíamos, así fue. Entonces la película, de todo lo que informamos la hicieron tal y como les dijimos, ni le bajaron ni le subieron. Hizo el director y el guionista lo que les dijimos, lo que les informamos”. 

En ella destaca cuando convergen en un momento el desfile del 16 de Septiembre y el traslado de los cuerpos rumbo al panteón. 

Es cierto eso, por eso el guionista, el señor Tomás Pérez Torrent, lo escribe y el director de la película lo hacen así, porque sí fue cierto. También no lo vi personalmente, pero me lo explicó el señor Tomás Pérez Torrent”. 

Menciona que el fotógrafo de la película fue el señor Alex Phillips, el director Felipe Cazals y el guionista el ya citado Tomás Pérez Torrent. 

Con un llamado a la unión social y un mensaje para los jóvenes actuales, culminó la charla. 

“Les diría que ellos sean los instrumentos siempre para el diálogo, siempre para dialogar, nunca aceptar la violencia en ningún nivel. Que ellos en un momento dado de conflicto, su palabra, su intervención, puede llevar a un buen arreglo y evitar situaciones como estas que pasan. He visto que en estos conflictos de linchamientos si hubiera una persona que hablara, si tuviera la autoridad y hablara y les dijera jóvenes o adultos o todos los que intervienen en el linchamiento si les dijera no hagan esto, vamos a hacer bien las cosas, se les juzgue, se les castigue, si ellos tienen culpa, bueno, se hará eso, entonces se detendría tanto linchamiento, pero si no es así, los jóvenes tienen la oportunidad. Pero no pienso nada más en los jóvenes, pienso en los más pequeños si son desde ahora dirigidos y educados por buenos maestros y por buenas gentes, de papás y mamás, ellos van a ser buenos ciudadanos, mejores que la generación que estamos ahorita”.

LAS MÁS VISTAS