Mientras que para muchos el núcleo familiar es el espacio más seguro, para la comunidad trans puede ser el más violento. Un estudio de Project Trevor, en el que colaboró Impulso Trans, reveló que cerca del 60 por ciento de esta población en el occidente del país es discriminada por sus familiares en algún momento de sus vidas.
Estos ataques van desde imposiciones hasta violencia física, y al no tener a dónde ir, las personas sufren un desgaste emocional casi irreversible.
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“Se supone que la familia es el espacio donde tendrías que sentirte con seguridad, para mucha población trans es el espacio más violento (…) están las incomodidades, están las palabras, están incluso las imposiciones, violencia física, incluso económica, verbal, entonces son complejos, son temas muy complicados, porque no se tiene a dónde ir, es otra de las violencias que también está viviendo la comunidad trans”, indicó Izaack Alberto Zacarías Najar.
¿Cómo afecta la violencia familiar a la población trans?
El rechazo que se vive al interior del seno familiar, aunado a las adversidades que atraviesan fuera del mismo, pueden llegar a desencadenar una serie de emociones negativas que los lleve, incluso, a atentar contra su propia vida. En una encuesta preliminar que hace Impulso Trans para conocer a las personas que se suman a sus programas, se estima que entre 43 y 45 por ciento pasó por su mente el intento de suicidio.
“En temas de salud mental, destroza la salud mental, ahí es donde se vienen temas de depresión, ansiedad, ya a unos niveles graves, hay temas de pensamientos suicidas, sino intentos, y si no ya hay quien lo logra (…) cuando no estamos con comodidad dentro de nuestro núcleo más cercano, empezamos a buscar en otros espacios esa aceptación”, expresó Zacarías Najar.
En la misma encuesta que publicó Project Trevor se precisó que alrededor del 77 por ciento de las personas trans que tuvieron pensamientos suicidas estuvieron relacionados a causa de su familia, por lo que los riesgos de mantenerse con sus familias aumentan con el paso de los días.
Incluso cuando logran escapar de su núcleo familiar, aseguró el presidente de la asociación, los ataques y el acoso no dejan de ser una constante en su vida diaria, “y no solo es que lo busquen, sino que también es estarlo agrediendo, estarlo visibilizando ante toda la gente, estarlo sacando del clóset, incluso van a los trabajos”.
Aunque estos ataques al interior del núcleo familiar sean denunciados antes las autoridades, la respuesta más común que encuentran “es tu mamá, tu mamá puede hacer lo que quiera, no te puedo tomar la denuncia”.
Ante la situación, señaló que aunque actualmente se cuenten con protocolos para investigar y tratar estos casos, de nada servirá si las autoridades no se lo toman en serio y no eliminan sus prejuicios. “Esta Fiscalía no funciona aunque le pongas protocolo; y ahí está la muestra también que Jalisco sacó un protocolo para atención, los trámites para que las instituciones supieran qué tiene que hacer, para hacer la actualización de datos, ahí está el protocolo, pero no sirve, por qué, porque las autoridades no se lo toman en serio, no se sensibilizan, no se concientizan”, argumentó Zacarías Najar.
Parte de los estudios que compartió revelaron que alrededor del 60 por ciento de las personas trans que recibieron el apoyo emocional de sus familiares, o el simple hecho de que sean escuchados, mejora su salud mental, mientras que otro 71 por ciento tienen menos síntomas de depresión severa, simplemente con tener el respaldo de su familia o de su círculo más cercano, por lo que la aceptación de sus seres queridos en su orientación sexual puede ser clave para evitar un daño irreversible a su salud mental.
La comunidad trans ya enfrenta retos diarios como el acceso a la salud, laboral o de acoso, como para tener que enfrentar violencias dentro de sus propios hogares
SRN