Los recintos legislativos están llenos no solo de historia sino de simbolismo, desde las curules hasta la campana, la tribuna y el tintero, que además de ser piezas artísticas fundacionales, son únicas y cumplen una función específica de las que a veces olvidamos su significado y razón por la que forman parte del recinto legislativo.
Cada una de las legislaturas locales y la Cámara federal tienen sus propios objetos, mandados a hacer especialmente para cada Congreso; en algunos casos con algunas pequeñas diferencias, pero con la misma conceptualización, uso e importancia dentro del protocolo legislativo.
Hace algunos años, el diputado federal Francisco Arroyo Vieyra describió a estos símbolos como la arquitectura de los cimientos de la democracia, pues en la campana yace el respeto al diálogo, la escucha y el espíritu crítico; en el ánfora la continuidad y permanencia de los principios; y en la escribanía o gran tintero, el fin último de la actividad legislativa: la justicia.
Las mencionadas son piezas hechas a mano con un largo y cuidadoso proceso de elaboración, hechas por encargo a grandes artistas, en plata y son custodiadas celosamente, de manera que solo se exponen al público durante las sesiones ordinarias, sean dentro del palacio legislativo o itinerantes.
Las curules
Por años nos hemos acostumbrado a ver las curules, sillas especialmente diseñadas para que los y las representantes populares se reúnan en el recinto, escuchen y deliberen los principales acuerdos. A lo largo del tiempo se han ido adecuando, pero aún conservan ese aspecto majestuoso de antaño.
En la Legislatura mexiquense se cambió el diseño hace una veintena de años, cuando el salón de sesiones salió de lo que hoy es el Salón Benito Juárez y se alojó en el patio central de la sede. De la fría y ruda madera pasaron a asientos acolchados y forrados con piel en color verde que forman parte del nuevo diseño del recinto, donde cada silla cuenta con su propio tablero para votar, un micrófono y espacio para trabajar mientras están en sesión.
La nueva imagen se adaptó a las necesidades, tomando en cuenta que esta es la Legislatura local con más diputados y diputadas locales del país, 75, y que el espacio disponible no podía sufrir modificaciones por su valor histórico, vigilado por el INAH.
Llegar a una curul tiene amplia significación social y política. Entre más curules logra un partido político, mayor la fuerza y capacidad que tiene durante tres años.
El gran tintero plateado
Éste es el símbolo universal legislativo. Es una pieza fundamental en cada sesión. Se coloca justo al centro de la mesa directiva en funciones, en todas las legislaturas locales, incluyendo el Palacio de San Lázaro, quien precisamente señala –a través de su biblioteca virtual- que es el punto de partida a través del cual toda la producción legislativa cobra vida.
En la publicación “Los símbolos del Poder Legislativo” Francisco Javier Velázquez Menchaca describe en 2015 al Gran Tintero Plateado como el testigo permanente de la vida legislativa, con esta majestuosa pieza llena de historia, solemnidad y misticismo, que refleja el triunfo de la democracia, con los valores que enarbolan el águila real al centro, desafiante, poderosa; la diosa Temis y la diosa Niké, a un costado; dos deidades griegas que representan la Justicia y la Victoria, respectivamente.
Es el triunfo de la justicia sobre el enemigo, por lo cual la escribanía o gran tintero es considerada como la más fiel representante del Poder Legislativo, que silenciosa da fe de todos sus actos.
Al centro de este elemento en el Congreso federal tiene un basamento redondeado y en la punta está un águila con las alas abiertas que representa la identidad nacional, la justicia y democracia. A cada costado una de las deidades, sentadas.
Del lado derecho Niké sostiene sobre una mano una corona de laureles y del izquierdo, Temis tiene una espada entrelazada con laureles, descansando sobre el piso y sostenida por una mano y en otra un peso de cruz, para defender los derechos humanos y la justicia.
Temis representa a la ley y la protección de todos los derechos, la divina justicia que manda a los hombres. Niké es la victoria, una diosa que extiende una corona de laureles para entregarla como reconocimiento de la actividad legislativa.
Ambas deidades están ataviadas de vestidos amplios y algunas joyas que muestran su superioridad y belleza, tranquilas, sentadas; custodiando al águila real y ésta a las dos diosas griegas desde lo alto.
Las escribanías de las legislaturas locales están hechas a imagen y semejanza de la que se encuentra en San Lázaro. En cambio, la del Senado es un águila sobre un nopal devorando una serpiente. En su basamento están inscritos los nombres de las 32 entidades federativas, al centro de una planicie donde se observa el mapa de la República Mexicana.
La mexiquense tiene pequeñas variaciones con la federal, ya que la diosa Nike tiene además una larga pluma de ave como símbolo de la escritura y a su costado tiene un agregado que no tienen otros tinteros, con una pluma larga.
La campana
Es usada para iniciar y al finalizar la sesión, incluso para llamar al orden, pues simboliza autoridad y solo puede ser tocada por quien preside la mesa directiva en ese momento. Representa al México independiente, a partir de la campana que tocó Miguel Hidalgo y Costilla cuando inició la guerra de independencia, en 1810.
La campana es de plata, lisa y reluciente. Cumple su función de autoridad y orden en la legislatura mexiquense, donde los debates no suelen pasar a trifulcas ni agresiones como ocurre en otras latitudes.
El ánfora
Es una urna sobre una pequeña charola ovalada, donde se alza apoyada en dos patas dobles, que simboliza la continuidad y prevalencia de los trabajos desde el origen del Poder Legislativo, donde se refleja la pluralidad y un lugar donde pueden coincidir todas las voces al mismo tiempo.
Originalmente ahí se depositaban los votos para alguna decisión, cuando éstos eran secretos y había menos integrantes. Ahora, en el Estado de México se hace en una urna transparente que se coloca al frente de todos, por ejemplo para elegir a la mesa directiva de manera secreta.
Las demás votaciones en todos los congresos se hacen de manera electrónica. En el tablero frontal se puede observar el nombre del diputado o diputado, su voto a favor, en contra o abstención y cuando no puede hacerlo por alguna falla en el sistema lo hace de viva voz, expresando nombre y tipo de sufragio.
Antes que la tecnología alcanzara al Poder Legislativo, la votación se hacía de viva voz, uno por uno, y solo en la aprobación de la orden del día se hacía a mano alzada y para los dictámenes de forma particular, directo al micrófono, en el orden en que estaban sentados para que quien se encargaba de la secretaría de la mesa hiciera las anotaciones correspondientes.
La tribuna
A cada costado de la mesa directiva se encuentra una tribuna, el lugar designado específicamente para los oradores, desde donde exponen opiniones, debaten, presentan iniciativas de ley o puntos de acuerdo. La tribuna impone formalidad a cada palabra expresada por quien toma la palabra en sesión.
Las tribunas están labradas en madera, no han perdido la forma original desde hace varios años, lo único que se hizo fue aumentar una para que haya tribuna a cada costado de la mesa y así facilitar el acceso de quienes hacen uso de la palabra.
En general la belleza del recinto legislativo es notable, desde los acabados en fina madera tallada que reviste todo el recinto, el tono verde de la piel, los cristales en las alturas, la grandeza de las curules, sus muros con letras en color oro y su gran simbología hacen de cada salón de sesiones un espacio único, de gran historia, solemnidad y democracia
MMCF