"De seguir así la situación, tengo considerado dejar de operar a partir del próximo mes", informa la titular de la estancia infantil "Mi segundo hogar", María del Rocío Vázquez Casas, quien explica que derivado de la disminución del 50 por ciento a ese presupuesto, desde diciembre pasado estos sitios dejaron de recibir el apoyo que, hasta el anterior sexenio, se les otorgaba. De igual forma, el recorte es debido a que la Secretaría de Bienestar no ha emitido las reglas de operación para este programa, que brinda servicios de guardería para padres de familia que carecen del acceso a instituciones de seguridad social.
Comenta que esta medida afecta por igual a las estancias como a los padres de familia, ya que se estaban cobrando 540 pesos al mes y ahora es lo doble.
Menciona que dicha medida no es ninguna imposición de su parte, ya que tiene toda la disposición de apoyar a los padres de familia, pero detalla que los gastos de operación son muy altos.
"Tan sólo de renta me gasto más de cinco mil pesos al mes, más el resto de los gastos, afortunadamente los padres me ayudan. Algunos me traen despensa, pero, para el resto de los gastos ¿cómo los cubro?".
Da a conocer que a partir de la aplicación de esta medida, desde diciembre han dejado de asistir nueve infantes.
"Aquí hay niños que sus mamás son madres solteras o que no tienen el apoyo del papá de los niños, o padres que ya no pueden porque fue mucho el incremento, ‘no puedo cubrirlo y decido llevarme a mi niño’".
Insiste que ha visto otras alternativas para que continúen, una de ellas es que colaboren, "pero se les dificulta".
Agrega que en dicho lapso han acudido a preguntar los requisitos de ingreso, pero al conocer los costos ya no dejan a los niños. "Sobre todo que son madres que estudian aquí en el Tecnológico de Puebla y como están estudiando no tienen la solvencia económica (...) algunos otros vienen dos o tres días y ya no regresan".
Advierte que ante la disminución a considerado despedir a una de sus dos auxiliares educativas, porque carece del dinero para costear su sueldo. "Lo pensé porque ella es soltera y no tiene hijos. Pero también pensé programar que laboren ciertos días y el resto darles descanso para que no se queden sin empleo".
Su estancia es una de las 9 mil 300 que forman parte de este programa y tiene 12 años funcionando, 11 de ellos bajo su tutela.
"Hoy la dueña de la casa justamente me preguntó si va a seguir funcionando 'por el problema que se está suscitando y si se sale necesito que me informe con tiempo'. Le dije que este mes voy a seguir, para el otro no sé".
Deja en claro que a ella le gustaría continuar con esta actividad, porque es algo que le gusta mucho.
"No somos improvisados, tenemos preparación", asegura. "Soy psicóloga de profesión, que siempre hemos tenido tratos con los niños y para mí es muy satisfactorio ver que llegan los niños a veces sin caminar, sin comer y cómo van evolucionando en su desarrollo motriz, social, psicosocial".
Los niños llegan antes de las ocho de la mañana y se van a partir de las tres de la tarde. En dicho lapso se les sirve fruta y comida. De igual forma, realizan diversas actividades, como dibujar, se les enseñan las vocales y, posteriormente, el alfabeto, así como a distinguir colores y algunos aspectos en inglés.
Narra que fue mucha la inversión que tuvo que realizar ya que cuando le ofrecieron el traspaso de la estancia, la persona que le cedió los derechos le solicitó un monto "alto", que después se enteró, por parte del gobierno, que no tenía que haber dado. Además de que todos los enseres que le dejaron estaban en muy malas condiciones y muchos se tuvieron que volver a comprar o reparar.
ARP