Las fiestas clandestinas o reuniones del conocimiento de todos en lugares público, con un alto consumo de alcohol y, en algunas ocasiones, de otras sustancias por parte de menores de edad y de jóvenes, representan una señal de alerta para Puebla.
Por un lado, el consumo de alcohol por menores de edad es un delito, tanto en fiestas clandestinas como en lugares públicos. La Ley General de Salud en el artículo 220 establece que en ningún caso y de ninguna forma, se podrán expender o suministrar bebidas alcohólicas a menores de edad. Esta es una ley federal, por lo que es válida en todo el país, y su desobediencia se considera un delito.
José Cervantes Sánchez, coordinador del Área de Reflexión Universitaria de la Universidad Iberoamericana Puebla, comentó que la fiesta de Halloween del pasado viernes 4 de noviembre, en la que resultaron intoxicados estudiantes de nivel medio superior y jóvenes por el consumo de bebidas alcohólicas, representa un cúmulo de problemas que requiere la atención de todos los sectores de la sociedad.
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“Pudo ser una fiesta clandestina o no, pudo ser una fiesta en la que los jóvenes compraron su boleto, muestra varios problemas. Primero, si fueron jóvenes menores de edad, menores de 18 años, entonces, hay una situación que tiene que ver con las autoridades y tiene que ver con los propios jóvenes. Los jóvenes no deberían ingresar a las reuniones de cualquier tipo donde se consuma alcohol abiertamente. Le corresponde a la autoridad verificar que este tipo de situaciones no se den”, explicó.
En entrevista para MILENIO Puebla, Cervantes Sánchez resaltó que el principal tema por atender son las razones por las que los jóvenes deciden acudir a una fiesta, clandestina o no, en la que tomarán alcohol en altas cantidades.
“Se hace algo clandestino cuando no se busca que lo demás no se enteren de que uno está haciendo algo, pero ¿por qué ese joven o esa joven decide acudir a una fiesta con alto consumo de alcohol? Por un lado, nos plantea una serie de retos a las familias ¿Qué mensajes le estamos dando a los jóvenes? Les permitimos o no les permitimos, ¿acuden con permiso o sin permiso? Hay un problema de comunicación. Este joven que ya consume alcohol sabe si está ante un riesgo o acude porque sus amigos van”, destacó.
El caso de la fiesta en la que resultaron intoxicados jóvenes por consumo de alcohol se traduce en cuestionamientos para las familias y para las instituciones en torno a si se les está brindando la información necesaria para que puedan tomar decisiones.
“El consumo de alcohol representa un riesgo. Por algo está prohibido. Es importante que los jóvenes, en el caso de que decidan ir, sepan que no deberían tomar bebidas alcohólicas si son menores de edad porque está prohibido por la ley y está prohibido porque causa efectos negativos para su salud y porque están en proceso de desarrollo”, apuntó.
Cuando se socializa con alcohol, se aprecia que los menores de edad ingieren bebidas alcohólicas de manera excesiva y cuando se sobrepasan determinados límites, se presentan mayores riesgos para la salud de la persona, tanto física como emocional y para la salud de otros.
CHM