La contingencia generada por el coronavirus desencadenó una disminución en la calidad de una dieta saludable, y aumenta la posibilidad de problemas de desnutrición y sobrepeso ante el rompimiento de las cadenas de suministro, expresó Diana Baigts Allende, investigadora del Departamento de Ingeniería Química, Alimentos y Ambiental de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap).
Durante el foro de análisis denominado “¿Cómo afecta la contingencia sanitaria del covid-19 la cadena de suministro de alimentos?”, organizado por medios electrónicos por la universidad ubicada en San Andrés Cholula, Baigts Allende destacó que se aprecia un impacto en la seguridad alimentaria, nutrición y salud de la población.
“Por la contingencia generada por el coronavirus, los hogares registrarán una baja de sus ingresos debido a la pérdida de sus empleos, lo cual afectará negativamente tanto en la disponibilidad de los alimentos como en la accesibilidad a ellos, que llevará a una mayor propagación de la pobreza y del hambre”, apuntó.
Resaltó que, en la mayor parte de las familias de medianos y bajos ingresos, se presentará la tendencia de una disminución en la calidad de las dietas, que desencadenará una reducción en el consumo de frutas, verduras y sobre todo de productos de origen animal.
“La contingencia llevará a las familias a tener una dieta más monótona y pobre en nutrientes, adoptando la compra de calorías más baratas basadas en fuentes como cereales, alimentos deficientes en muchos nutrimentos”, expresó la especialista de la Udlap.
La integrante del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) resaltó la importancia de que durante la cuarentena se fortalezca el sistema inmune a través de la dieta, mantenerse hidratado, no comprar únicamente alimentos que no sean perecederos, tener en cuenta el tamaño de las porciones, limitar el consumo de sal y azúcar, consumir fibra y evitar el alcohol.
Por su parte, Milena Ramírez Rodríguez, académica del Departamento de Ingeniería Química, Alimentos y Ambiental de la Udlap, destacó que los sectores de servicios de alimentos, supermercados y la industria del procesamiento de alimentos están registrando cambios que conformarán la nueva normalidad.
“Lo que se espera después de esta pandemia es que las tendencias en el sector de servicios de alimentos y restaurantes se acelerarán, es decir seguirá la comida para llevar; cambiará la forma de comprar en supermercados; habrá un mayor respeto para los alimentos procesados; habrá nuevas conexiones en la cadena de suministro de alimentos; y se espera que los consumidores prefieran opciones de alimentos pre empacados”, comentó.
Por su parte, Juan Valiente Banuet, investigador del Tecnológico de Monterrey, explicó que la contingencia impactó en las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria: la disponibilidad física de los alimentos, el acceso económico, su utilización y en la estabilidad en el tiempo.
“México, antes de la pandemia, era considerado un país deficitario en la producción de alimentos que consumía y se tenía un nivel de insuficiencia reportado del 59 por ciento; es decir que en términos generales, México depende en un 41 por ciento de la producción de alimentos de otros países para satisfacer el consumo nacional. Ahora, es importante proteger las cadenas agroalimentarias que, aunque a la fecha han aguantado la presión, en un futuro pueden verse afectadas”, finalizó.
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