Entre el frío y la incertidumbre, familiares esperan a internos de covid-19 en el hospital

Sin importar pasar noches en vela o enfrentar el frío e incluso la inseguridad, decenas de personas esperan a tener alguna noticia de sus seres queridos que han ingresado al área de urgencias o de covid-19.

Familias esperan a internos de covid-19 en hospitales de Nuevo León. Foto: Ricardo Alanís.
Ricardo Alanís
Monterrey /

Anochece y cada quien se tapa como puede, cobijas de marca económica y algo sucias salen de bolsas de plástico, otros no traen más que un sencillo suéter, el frío cala hasta los huesos.

Es una noche en vela, una noche de guardia de familiares de personas ingresadas al área de urgencias o de covid-19, en el Hospital Universitario, que como en cualquier otro hospital público, por petición de las autoridades del nosocomio deben permanecer al pendiente en el lugar, por si se ofrece.

Sin embargo, estas decenas de personas están a la intemperie, al aire libre en la entrada al estacionamiento del hospital, por el lado de la avenida Gonzalitos, nadie del Universitario se apiada de su sufrida estancia.

Apenas oscurece y el frío, aunado a la inseguridad, se vuelven un enemigo potencial, y es más dramático con el estómago vacío, pues prácticamente todos los que están en ese sitio son de escasos recursos, no tienen dinero para irse a cenar.

A pesar de ello, a las 18:00 horas una luz se asoma, alguien que viene a socorrerlos… No, no es nadie del nosocomio, tampoco ningún diputado o diputada, ni candidato, ni nadie de pañuelo verde… Son héroes anónimos, pequeños grupos religiosos o de familias solidarias que de sus propios recursos elaboran alimentos, como sándwiches o burritos, y junto con botellas de agua van a obsequiarlos a estas personas.

Son las 22:00 horas, cientos de personas no toman riesgo la posibilidad de contagio, están casi juntos, sin tomar la distancia social —concepto que se inventaron las autoridades a raíz de la pandemia por el covid-19, y que potencializaron los medios de comunicación— eso sí, todos traen cubreboca.

Los bostezos comienzan con algunos y se contagian a los demás. Los afortunados lograron separar un lugar junto al barandal del hospital y colocan cartón en el piso para tender una cobija y acostarse a dormir... Más bien a dormitar; al aire libre y con baja temperatura es casi imposible conciliar el sueño.

Aun así, dormidos o despiertos, deben estar atentos al llamado del guardia que usa un altavoz que casi no se escucha.

El guardia puede en cualquier momento solicitar la presencia de familiares de algún enfermo o persona que esté en el área de urgencias.

Son ya las 02:00 horas de la madrugada, es la hora en que sí o sí el guardia toma su altavoz y pide la presencia de familiares de decenas de personas internadas en el hospital; es la hora de la noche en que dan informes de los pacientes: hay que despertar, si es que dormitaban.

Los familiares ingresan al Universitario y son atendidos a través de una computadora, y ellos se colocan audífonos para recibir de manera virtual la información.

Ya pasan de las 03:00 horas y la mayoría regresó a su sitio, a su incómoda cama de cartón a intentar dormir con su almohada de piedra, que no es otra cosa que parte de la base de concreto que soporta el barandal.

No es posible dormir, las ambulancias de la Cruz Roja o de particulares entran y salen, vienen a dejar lesionados de riñas o de accidentes vehiculares, detrás de ellos las patrullas de diferentes municipios, de Fuerza Civil y de la Policía Ministerial, a recabar información de los trasladados en ambulancia; algunos de ellos aunque llegaron al nosocomio, van en calidad de detenidos.

Pero ese no es el único ruido, también hacen ruido y atraen tristemente la atención, las decenas de camionetas tipo panel del Servicio Médico Forense, o de empresas funerarias que acuden a recoger cuerpos de quienes adentro del hospital perdieron la batalla.

Dan las 07:00 horas, la luz del día se asoma, junto con ellos más almas caritativas que traen café y taquitos para obsequiar.

Minutos después sale la cobija de los pobres, el sol, con ello las cobijas vuelven de nuevo a las bolsas, y revive la esperanza de que a las 09:00 horas —el siguiente turno para la actualización de información sobre las personas hospitalizadas— haya noticias positivas, sin importar el sufrimiento, la incertidumbre y lo que padecieron durante la oscuridad.

LAS MÁS VISTAS