Cindy es mamá de tres niñas de 8, 9 y 3 años respectivamente, hasta esta pandemia cursaban primero y segundo año de primaria, sin embargo, por la falta de pago, la escuela en la que estudiaban las dio de baja sin previo aviso y antes del tiempo estipulado.
“Quise checar las calificaciones y me di cuenta de eso, me dijeron que igual me esperara porque hasta esta fecha es que publicaban, pero a mí no me aparecen las calificaciones de los bimestres pasados. Me quise meter a la plataforma y dice verifique su búsqueda, el alumno no se encuentra activo en este ciclo escolar, como si lo hubieran dado de baja” dijo en entrevista.
De inmediato Cindy trató de comunicarse con la escuela, le informaron que sus hijas habían sido dadas de baja desde el pasado mes de mayo, por quedar a deber lo correspondiente a ese mes.
Por semanas ha tenido que aprender a priorizar entre la educación de sus hijas y la misma mensualidad de la casa que renta, son foráneos y no cuentan con patrimonio propio en la ciudad.
“Se supone que no te las pueden dar de baja sin antes consultar, me parece que uno tiene que firmar la baja, y si es por falta de pago es a los tres meses, si tú debes es cuando ya te los dan de baja y de hecho llegaron de acuerdo con muchos papás para lo del pago porque obviamente por la situación no soy la única que no pagó, fueron muchos papás que se quedaron sin trabajo. Hubo junta y los hicieron firmar un acuerdo y a mí en ningún momento me llamaron” explicó.
La emergencia económica apareció para esta familia en abril cuando a falta de empleo de su esposo, se tuvo que sortear a pagar colegiaturas, y adquisición de material educativo que además le dieron incompleto debido a problemas que se suscitaron con la Editorial, pero con la promesa de hacer un ajuste respecto a la colegiatura, el cual no sucedió.
“Me siento desesperada porque en lo que va del año, yo les he pagado 36 mil pesos, o sea lo que yo debo ahorita son 8 mil pesos. Hubo un problema con unos libros de los cuales yo pagué 3 mil pesos que nunca me entregaron, dicen Brenda, me dieron unos usados que eran de una maestra y no son igual que del resto de niños” indicó.
Oriundas de Monterrey y por cuestiones de trabajo de su esposo, se vieron en la necesidad de tener que mudarse al estado de Guanajuato, donde desde el día 1 ha sido un calvario, tan sólo para inscribir a sus hijas a la escuela, de ahí que incluso el grado que cursan está desfasado pues deberían estar estudiando tercero y cuarto de primaria respectivamente.
“Me siento triste porque voy a extrañar a mis compañeros, también a la maestra y mis estudios. No encontrábamos escuelas porque todas las escuelas ya estaban ocupadas y que ya había muchos niños y ya no cabía uno más” lamentó la estudiante Jade Macías.
Hasta el momento se mantiene a la espera de alguna respuesta por parte de la Secretaría de Educación del estado de Guanajuato, y se procederá a denunciar ante la Procuraduría Federal del Consumidor.