El regiomontano Gabriel M. recuerda la primera vez que tomó cerveza: “Fue durante una reunión familiar, yo estaba muy pequeño, mi papá me la dio. Creo que no me gustó, pero al paso del tiempo entendí que era una manera de festejar, una excusa”. Está muy lejos de ser un caso aislado.
Para los regios la cheve, como le llaman, es una parte fundamental de sus tradiciones y de la economía de su estado, un elemento básico para cualquier festejo, un complemento para la carne asada, el drink oficial de los papás cada domingo, accesible para comprar cada semana además de que te emborracha lentamente. O simplemente es descanso, futbol, convivencia. O la primera peda de tu vida.
Aunque también les ha causado sus problemas, casi siempre la relacionan con momentos agradables.
Iván L. profundiza: "Si tomas una cheve con otra persona, creas un lazo".
Monterrey es el mayor consumidor de cerveza en el país, según cifras oficiales publicadas por MILENIO. Los regios representan el 16 por ciento del consumo nacional: 72 litros por persona, en promedio, que equivalen a 203 botellas de 355 mililitros anuales de acuerdo a la información de la Cámara de la Cerveza; alcanzaron en 2018 un gasto promedio de 3 mil 314 pesos per cápita. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público informó ese año que cada nuevoleonés había aportado en promedio mil 56 pesos de impuestos; en total los impuestos cerveceros recaudados en el estado ascendieron a 5 mil 596 millones de pesos.
El padre de Marina, una profesionista de 25 años, fue uno de tantos regios que la semana pasada se lanzaron a hacer fila ante el aviso del cierre temporal de la cervecería y ante un rumor de ley seca en Nuevo León. Entre risas, ella comenta: “Se volvió loco. No es que sea un borracho, pero la idea de no tener acceso a sus cervezas fue insoportable para él, que solo repetía: no hay fútbol, no hay box, no podemos salir a pasear, no podemos ver a nuestros amigos... y nos quitan la cerveza?”
Concluye: “Creo que la mayoría de la gente también sintió eso y por eso comenzaron las compras de pánico. Cuando digo que mi papá se volvió loco es porque fue de los que compró un chorro de cheve y ahora nuestra alacena parece un depósito”.
La cheve “es parte de nuestro ritual de cada fin de semana”, sentencia Gilberto B. Y Ana C. concuerda: “Se podría decir que es un rite of passage para un regio tomarse su primera cheve de adolescente (entre más morro mejor) con su papá, tío, hermano, amigos, o a escondidas. Es algo que se espera de cada uno”.
Y sigue: “Si no te gusta la cheve, no eres un buen regio. Yo pienso que el sabor ocupa ayuda, entonces prefiero arruinarla con michelada”.
“Es un tema de orgullo” considera Iván, tocando otra de las palabras clave en las conversaciones sobre la cerveza. “Aquí se ha producido cerveza por décadas y esto ayudó a que Monterrey fuera una ciudad industrial”. Y Gilberto subraya: “Miles de familias se han visto arropadas por esta industria”.
Para Damián, es necesario “considerar el valor cimentador de esta industria. Fue la primera gran generadora de riqueza en Monterrey, junto con la Fundidora. De ella nacieron la industria vidriera, para las botellas; la industria del cartón, para las cajas; la del acero, para las corcholatas. Fue la madre de todas las Industrias, por no mencionar la madre de la seguridad social en Nuevo León: la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa”.
Gabriel subraya: “Hay que tomar en cuenta además que la industria de la cerveza apoyó a la fundación del Tecnológico de Monterrey que se conoce en todo el país y en el mundo. Para el regio, cerveza significa orgullo”.
Y se niega a olvidar algo: “Dicho sea de paso”, acota, “los equipos de futbol de Monterrey han sido patrocinados e impulsados por la industria cervecera desde hace ya varias décadas; en gran medida, su éxito se debe a esto”.
Lo que nadie duda es que “cerveza y carne asada forman un buen maridaje”, como apunta Damián quien, al fin escritor, se aventura: “Hasta José Vasconcelos se habría convertido a la carne asada si le hubieran dado un buen pedazo de arrachera con guacamole, pico de gallo y su correspondiente cheve bien muerta”.
Damián está convencido de que otro componente de esta relación con la cerveza tiene que ver con su sabor amargo. “Beberla es un gusto adquirido, algo que tal vez compagina con el carácter agreste del norte. Jijoesú, esta es una bebida pa'norteños, sí, señor...”