La afluencia de usuarios que diariamente viajan a través de las 195 estaciones de las 12 líneas del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México ha descendido en los últimos días de forma paralela a que las medidas sanitarias por la pandemia de Covid-19 se han endurecido.
La reducción de viajeros en el principal medio de transporte capitalino se ha dado de manera escalonada. De acuerdo con el STC el lunes 30 de marzo cerró con una afluencia del 40 por ciento de usuarios, que en un día normal se estiman en 6.3 millones. La semana pasada la cifra fue de 50 por ciento. Este martes el corte cerró en 30% de usuarios habituales.
En un recorrido hecho por MILENIO en algunas de las estaciones más concurridas se pudo constatar que los usuarios son casi en su totalidad, personas que tienen que seguir trabajando, a pesar de que el gobierno federal publicó este martes un decreto de emergencia sanitaria ante la pandemia, en donde exhorta a la población a cumplir con el resguardo domiciliario corresponsable para intentar reducir la curva de contagios al mínimo.
Es el caso de Raymundo y Javier, dos trabajadores de la construcción que abordaron en Pantitlán con dirección a Politécnico portando su ropa de trabajo y cargando una maleta en donde llevan algunas herramientas. Ninguno lleva cubrebocas o guantes de látex, pero decidieron viajar en diferentes asientos, con un metro de distancia.
“Hay que seguir chambeando, los hijos te piden de comer", dice Raymundo haciendo un ademán con la mano como si se llevará algo a la boca antes de bajar en La Raza, donde les espera un trabajo de remodelación.
Otra usuaria que prefirió no dar su nombre explicó que en su trabajo de contadora no le han pedido que trabaje desde casa. Por lo que diariamente se sigue transportando en el Metro desde las 7:00 horas, para ir y venir desde su oficina.
En las mañanas es cuando más ha visto a otras personas que igual que ella prefieren el Metro como medio de transporte en medio de la emergencia por la pandemia.
Muchos negocios al interior de la inmensa red de estaciones con las que cuenta el Metro siguen abiertos, ya sean tiendas naturistas, otras que ofertan telefonía celular o sencillos puestos de dulces y aguas.
Francisco atiende uno de los puestos reservados para personas con discapacidad visual en la Línea 3 que corre de Indios Verdes a Universidad. A él le toca despachar en el turno de la tarde. Como muchos otros tiene que seguir trabajando a pesar de la emergencia por la pandemia pues de acuerdo con sus propias palabras “vive al día”.
Asegura que en un día de buenas ventas puede llegar a comerciar hasta aproximadamente 2 mil pesos de mercancía. Hoy, en plena emergencia sanitaria, prevé que a duras penas llegará a los 700.
"En un día normal, de estos días de calor, ya hubiera vendido 50 botellas de agua. Hoy llevo 24. La gente tiene miedo de comprar hasta el agua. De los dulces ni se diga”, se lamenta mientras come un guisado que guarda celosamente en un tóper
Francisco como muchos trabajadores no asalariados del país no percibe un sueldo fijo, tampoco tiene prestaciones o acceso a servicio médico. Por lo que asegura que, hasta donde se le permita, seguirá yendo a vender dulces y agua embotellada a su puesto enclavado en la caótica Línea 3.
Otros que siguen intentando vender algo a los cada vez menos usuarios, para llevar comida a casa, son los llamados _vagoneros. Con bolsa de plástico en mano ofrecen toda clase de productos a salto de mata, cuidando con no encontrarse con un policía. Desde chicles, chocolates, gomitas y toda clase de golosinas, hasta audífonos. También venden bebidas rehidratantes y gel antibacterial, por aquello de la pandemia.
Muchos de estos vendedores informales se encuentran en la precariedad. No son pocos los que tienen que hacer sus recorridos por las entrañas de la ciudad con sus hijos a cuestas, algunos aún bebés. Familias enteras peregrinan ofreciendo su mercancía sin ningún tipo de medida para evitar inocularse con el virus que produce el Covid19.
Medidas sanitarias
Durante el recorrido hecho por MILENIO se pudieron observar algunas medidas implementadas por las autoridades capitalinas en algunas estaciones donde se ofrece gel antibacterial de manera gratuita a los usuarios.
En la estación Hidalgo, una de las estaciones más concurridas de todo el sistema, desde la entrada se hacen evidentes algunos cambios en la rutina. Por ejemplo, para recargar saldo en su tarjeta el personal de las taquillas pide al usuario que recargue su tarjeta en el vidrio del mostrador.
De esta manera reducen al máximo el contacto entre unos y otros que de por sí sigue siendo de riesgo pues está de por medio el intercambio de papel moneda el cual es recibido con guantes de plástico.
Tras pasar los torniquetes donde se han colocado inmensos carteles donde se brindan algunos consejos no tocar nariz, boca u ojos. En el pasillo que lleva a los andenes personal ataviado con unos chalecos naranjas que ostentan los logotipos del Metro, le ofrece a los usuarios gel antibacterial gratuito el cual es servido de manera abundante con un dispensador adaptado como si fuera un rociador de agua.
EB