El último sangrado causado por miomas uterinos propició que María Fernanda González Valencia, de 38 años, quedara inconsciente tres días debido a la severa anemia y a que además contrajo covid-19, cuya constatación se dio el 30 de marzo.
González Valencia se infectó con SARS-CoV-2 en su búsqueda de encontrar un hospital disponible para que la intervengan quirúrgicamente de “miomatosis uterino de grandes elementos anexos”, pero en todas las unidades, federales y locales de la Ciudad de México la rechazaron porque todas las camas disponibles están destinadas a pacientes con covid-19.
Y ahora que González Valencia tiene el virus se enfrenta al discurso que “no hay disponibilidad”, cuando el gobierno federal, en los últimos días, ha referido que hay camas desocupadas debido a la reducción de casos de contagio desde hace más de 10 semanas.
Se le ha negado atención en los hospitales Juárez de México, el Gea González, el de la Mujer de la Ciudad de México, por lo que ya no puede moverse ni valerse por sí sola.
Recibe ayuda de Testigos de Jehová
Ha recibido ayuda de los Testigo de Jehová, religión a la que pertenece, que pagaron cerca de 3 mil pesos a una doctora privada para que acudiera al domicilio donde la están cuidando para suminístrale, vía intravenosa, suero por la deshidratación y también hierro para elevar sus defensas, ahora disminuidas por el covid-19. Sin contar costos adicionales de medicamentos recomendados.
González Valencia comenzó con problemas desde el año pasado cuando se declaró la emergencia sanitaria. Según tenía una úlcera, pero la cirugía se pospuso y con ello, cada mes, el incremento de sangrados.
Fue hasta el 3 de marzo cuando acudió a una policlínica que la canalizó a los Servicios de Salud Pública de la Ciudad de México, con oficinas en Coyoacán, en donde se le diagnosticó “miomatosis uterino de grandes elementos anexos sin patología demostrable por ultrasonido” y le detectaron un mioma mayor a 18 centímetros.
El médico Juan Carlos Mora González, especialista en ginecología y obstetricia, subespecialista en medicina fetal, le entregó el resultado el 10 de marzo de este año.
En esa unidad de alta especialidad se hizo lo posible por canalizarla a un hospital para atender de inmediato este problema sin obtener respuesta. Le extendieron un pase, el 12 de marzo, y la enviaron al Hospital Ajusco Medio a ver si la recibían con la siguiente indicación: “paciente femenino de 38 años de edad acude al servicio de medicina general por presentar sangrado vaginal anormal de un año de evolución, salida de líquido abundante posterior a la menstruación, inoloro e incoloro, así como aumento de volumen a nivel pélvico se solicitó ultrasonido el cual ha reportado útero de 18 centímetros, miomatosis uterina de grandes elementos anexos. Se envía a valoración y manejo”, de acuerdo con el documento firmado por Fabiola Salazar Luna, responsable de la unidad.
La paciente, con ese pase firmado por el hospital de alta especialidad, acudió el 24 de marzo al Hospital Ajusco Medio para ver si ya tenía lugar, pero la rechazaron porque sigue contagiada de covid-19.
Su hijo también tiene covid-19
González Valencia se regresó a su casa, en donde vive con su hijo Óscar Leonardo Cruz González, de 20 años, quien también se contagió.
Al llegar su periodo menstrual, 26 de marzo, la hemorragia se exacerbó, “me la pasaba en el baño, como si estuviera haciendo pipí, dejaba empapadas las toallas gruesas, especiales para incontinencia urinaria, no puedo ni salir”.
En esta ocasión el sangrado se hizo acompañar de sudoraciones nocturnas, extremo cansancio y de dolor musculares en extremidades. Fue cuando acudió de nuevo a la policlínica el 30 de marzo, en donde le hicieron la prueba y salió positiva a covid-19. Su hijo, quien la cuidaba, ya no pudo cuidarla porque sus síntomas fueron más severos, entre estos, fiebre.
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González Valencia cuidó a su hijo, mientras en casa presentó falta de suministro de agua. Su poca fuerza para acarrear agua y sostenerse en pie la hizo pedir ayuda a su grupo religioso, “me estaba muriendo. Estuve tres días inconsciente. Tenía el estómago a punto de explotar por el mioma, labios trasparente, ojos blancos, párpados oscuros, manos moradas, estaba totalmente deshidratada. Mis hermanos me llevaron a su casa.
“La doctora privada que me atendió en el domicilio donde me acogieron, me dijo que tengo anemia severa. Me puso suero y también hierro inyectado pero me advirtió que el covid propició mayor hinchazón en el mioma y ahora tengo miedo de que si se me viene mi próximo periodo menstrual el sangrado será aún más intenso, mi anemia será mayor, podría caer en un estado crítico de salud.
“En la casa de los hermanos (Testigos de Jehová) estoy aislada. No tengo dinero. Ellos me han ayudado a pagar, pero no puedo yo moverme. Mi hijo sigue aislado en casa (en la que habitan ambos). Llamaron por mí a Locatel y me dijeron que todos los hospitales están llenos, que no hay camas, que no saben a dónde mandarme por mi cuadro ginecológico. No sé qué hacer, estoy muy débil y sin dinero”, explicó en entrevista.
Teme que llegue próxima menstruación
Uno de los temores de González Valencia es ya vendrá de nuevo su periodo y podría tener una hemorragia mayor. También teme que los médicos, de manera arbitraria, pretendan ponerle sangre cuando por convicción no la acepta.
“Estoy consciente de la gravedad de mi enfermedad. Nosotros no somos ignorantes, hay otras manera de evitar las transfusiones de sangre y ellos las conocen perfectamente, como la eritromicina con hierro, cirugías con láser argón para tratar endometriosis y otras afecciones. Yo deseo que me respeten. Claro que me importa mi vida y también cuidar de mi hijo, pero tengo mucho miedo de no ser respetada. Mi esperanza es que no me desangre”, detalló.
Por ahora se mantiene en cama y en espera de que haya una cama de hospital para atenderla de covid-19 y de su mioma.
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