A pesar de que el próximo 7 de junio reiniciarán las clases presenciales en la Ciudad de México, hay escuelas que no podrán reabrir, pues ya no cuentan con los inmuebles para hacerlo. En esa situación se encuentra el Centro Pedagógico infantil (CPI) 'Pie Pequeño', que luego de 27 años de enseñanza cerrará de forma definitiva sus puertas a los 50 alumnos que tenía.
Durante 12 años se ubicaron en la calle Ensenada de la colonia Hipódromo Condesa en la casa marcada con el número 60, pero con la llegada de la pandemia y la cancelación de las clases presenciales, pagar una renta de 60 mil pesos mensuales terminó por ser imposible.
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De acuerdo con la Confederación Nacional de Escuelas Particulares, en una encuesta realizada en conjunto con la Universidad Iberoamericana que respondieron 700 escuelas, el 20 por ciento, es decir, unas 140, cerraron por falta de alumnos y perdieron los inmuebles. Para el próximo ciclo escolar estiman que el 8.6 por ciento de esas escuelas afectadas no pueda abrir para dar clases presenciales.
Las clases presenciales fueron canceladas por el gobierno de la Ciudad de México en marzo del 2020 y ante un futuro incierto, María Eugenia López (Miss Maru) y Valentín Ortiz, directores del CPI 'Pie Pequeño', implementaron el sistema de clases a distancia. Sin embargo, la deserción de alumnos redujo sus ingresos.
"Los padres no veían caso que se conectaran a hacer estimulación temprana, que es igual de importante que un niño de preescolar, pero me parece que todavía no hay esta cultura... pagar una colegiatura para yo hacer los ejercicios, para yo hacer la estimulación; muchos no le vieron caso y empezamos a perder niños hasta que nos quedamos con dos grupos, uno de siete y otro de cinco alumnos”, dijo Miss Maru a MILENIO.
Pese a que en su zona escolar se detectaron varios institutos que abrieron de forma clandestina, ellos decidieron no hacerlo.
"Para nosotros no era viable, no era lo que queríamos enseñar a los niños, qué ejemplo les daría diciéndoles que todas las escuelas están cerradas y nosotros abiertos, eso significa 'no sigas las reglas, no te cuides'”, dijo.
Cuando los problemas para pagar el arrendamiento se hicieron más fuertes consideraron que su casera entendería la situación y que al igual que a otros institutos les podrían bajar un poco la renta o "perdonar" un mes, pero no. Para octubre ya con únicamente 10 alumnos, y sin ahorros, adeudaban un mes y medio. Entonces, tuvieron que sacar todas sus cosas.
"Al principio como siempre habíamos tenido muy buena relación y me dijo 'tú tranquila esto se va a terminar', eso cuando pensamos que se iba a terminar pronto, cuando se dio cuenta que no y le dijimos 'ya no podemos danos oportunidad', era octubre, se enojó muchísimo y nos dijo que teníamos una semana para salirnos”, contó Miss Maru.
"Su frase fue, 'no son de mi familia, yo no tengo por qué ayudarte' y tenía razón, sólo que estos son los momentos en los que esperas que la gente te apoye”, dijo.
Burocracia para instalarse de nuevo
Para que una escuela privada pueda cambiar su domicilio es necesario hacer muchos trámites pero estos aumentaron y se hicieron más estrictos luego de que en el sismo del 19 de septiembre del 2017 colapsara el Colegio Rébsamen y murieran 26 personas, 19 de ellos, niños. Esto, a decir de Miss Maru, hace casi imposible cambiar el registro de la dirección de la escuela.
"Con lo que pasó en la escuela que se calló, empezaron a ser más exigentes con toda la normatividad de seguridad y más aún en la Condesa; ahora yo veo inalcanzable hacer el cambio de domicilio y eso que me sé el caminito”, contó.
FS