El desabasto de medicamentos causado por la pandemia de coronavirus, también afecta a los animales de compañía que padecen alguna enfermedad crónica. Fenobarbital es una patente cuya distribución cesó ya hace varias semanas, sirve para tratar la epilepsia en seres humanos y se le receta a algunos perros y gatos con padecimientos neuronales, estos lomitos dependen de ella para mantener su calidad de vida.
Es el caso de Robin, un Bóxer de 9 años, al que recientemente le diagnosticaron un tumor en la cabeza, el cual es inoperable y le provoca convulsiones. Su dueño, Víctor Hugo Correa, tomó la decisión de brindarle un tratamiento no invasivo que aminore los padecimientos y le diera una vida más cómoda mientras estuviera a su lado.
“Robin toma cuatro medicamentos distintos a diario, pero si falta alguno, no se completa la función correcta y le empiezan a dar convulsiones”, explicó en entrevista con MILENIO.
Fenobarbital es un medicamento controlado, su venta al público se limita a un frasco por receta, el cual contiene 40 pastillas, Robin toma dos al día. El pasado 1 de enero, Víctor acudió a varias farmacias en busca del medicamento; sin embargo, en ninguna tuvo éxito. Al día siguiente su reserva se terminó y fue cuando comenzó la angustia, pues la neuróloga ya había advertido que si Robin convulsionaba más de 2 veces al día, sería tiempo de ponerlo a dormir.
MILENIO pudo constatar que hasta el día de esta publicación, en las cadenas farmacéuticas del país, este medicamento está agotado y no se sabe hasta cuándo reanudarán su distribución.
Otro caso es el de Cristina Masferrer, ella tiene un Xoloescuintle llamado Ahuizotl que está diagnosticado con epilepsia idiopática. El perro de 5 años de edad necesita una pastilla diaria de Fenabbott como tratamiento para atender sus convulsiones. El 4 de enero, Cristina se vio en la misma situación que Víctor.
Ahuizotl se atendía en los servicios veterinarios de la UNAM, los cuales, a principios de la pandemia dejaron de brindarse; desde entonces, Carmen ha padecido con la atención de su perro. Un veterinario, amigo de la familia, la apoyó durante este tiempo para comprar el medicamento, hasta que se presentó la falta de suministro.
Tanto Víctor, como Cristina, pidieron en redes sociales apoyo de los usuarios para conseguir el medicamento, no son los únicos que adolecen la escasez, pues han contactado con otras personas que requieren el anticonvulsivo para uso personal. “Me puse a buscar en Twitter y en Facebook si alguien sabía el origen del problema y ahí fue donde vi que había escasez, hay gente que lo necesita para sus hijos y tampoco lo están encontrando”, resaltó Cristina.
Víctor encontró una alternativa que va a tardar al menos dos meses en hacer efecto. Mientras tanto, a Ahuizotl solo le quedan 6 días de tratamiento, tiempo en el que Cristina necesita encontrar una opción.
“El problema es que el paso de un medicamento a otro tiene que ser paulatino, no lo podemos interrumpir así como así, y nosotros nos enteramos de un día a otro que no iba a haber medicamento”, detalló.
RLO