¿Por qué alguien haría trampa para conseguir la vacuna anticovid? Expertos lo explican

Funcionarios, directivos y hasta personas del mundo artístico se "han metido a la fila" para garantizar su inmunidad ante el SARS-CoV-2.

Vacuna contra el coronavirus de Pfizer | AFP
Alejandra Zárate
Ciudad de México /

Desde el arribo de las primeras vacunas anticovid a México, algunas personas que no pertenecen al cuerpo médico se han aprovechado de sus cargos o influencias para obtener una dosis que estaba destinada a quienes se encuentran al frente de la batalla contra el virus.

Frente a este incumplimiento del plan de vacunación, que además genera un descontento entre el personal de salud que espera por una dosis, algunos expertos exponen desde su campo de estudio las razones por las que esta ausencia de solidaridad colectiva permea en la sociedad, aún frente a una crisis como la que estamos viviendo.

En el Estado de México, José Rogel, médico cirujano y director del Centro Médico “Lic. Adolfo López Mateos”, fue separado del cargo por facilitar a sus familiares la aplicación de esta vacuna, incluso antes de que comenzaran a inmunizar al personal de salud; este acto provocó indignación entre la ciudadanía, aunque no es, ni será el único dada su condición. MILENIO dio a conocer en días pasados también el caso de 29 funcionarios públicos que se administraron la vacuna en Coahuila.

César Guadarrama, sociólogo y catedrático de la UNAM, destaca que detrás de estas acciones, existen diversas variables: una es que el ser humano ha sido educado para aprovechar de lo que tiene a su alrededor para sobrevivir, que en este caso se traduce en palancas, privilegios, influencias, etc. Por otra parte, estar compitiendo de manera constante con otros mexicanos, nos hace olvidar que hay quienes lo necesitan más que nosotros. Un ejemplo de esto sería el siguiente:

“Una persona puede ir a prisa a un trabajo o una cita, en el camino encuentra que hay gente amontonada y la curiosidad le hace acercarse; al acercarse se da cuenta de que están regalando jugos. Jugos que en su vida ha probado, que no necesita y no le gustan, pero son gratis, y el hecho de ser gratuitos lo obligan a olvidarse de la urgencia que tenía por llegar al lugar, y se espera con tal de obtener algo que es gratuito”, explicó el especialista en entrevista con MILENIO.
“Al ser gratuito, asumimos que nos toca. El problema es cuando ya invertimos tiempo de nosotros y no alcanzamos jugo; nos sentimos ofendidos, robados o despojados, cuando no se tenía la obligación de darnos ese jugo. Si eso pasa con un producto que no hemos probado y no necesitamos, pero que al ser gratuito creemos y exigimos que nos toque, ¿Qué pasará cuando son temas prácticamente de supervivencia?”, destacó el experto.

Además explicó que a un gran porcentaje de servidores públicos, su posición de poder les puede generar pensamientos como que son “ciudadanos de primera”, por ser funcionarios del gobierno, o por la posición que ocupan en un sindicato o en un hospital. Al considerarse desde su propio imaginario en esta situación de ventaja, creen que les toca antes que cualquier otro ciudadano y tienen esta tentación sobre las vacunas, afirmó.

“Pero más que una tentación, podría asegurar que lo ven como un derecho por estar formando parte de las filas de un aparato burocrático y más si son de alto rango”.

Esto, para el personal de salud representa una enorme frustración al ver que personas que nunca se han parado en un área covid son inmunizadas, ya que no se trata de un recurso económico o incentivo; estamos hablando de una vacuna, que en el escenario en que estamos, garantiza, en cierta medida, la vida de quienes todos los días se arriesgan.

Como Ana Paola Cosío Farías, doctora del Centro Médico Nacional Siglo XXI, quien anunció su renuncia en redes sociales por la “inequidad y el gandallismo de las autoridades”, luego de que el personal administrativo del hospital se presumiera encargado del área covid y recibiera la vacuna antes que ella y sus compañeros. Ante esta mentira para ser parte de la lista de vacunación, podría haber una razón que caracteriza al ser humano.

Un artículo publicado por The New York Times en 2011, titulado The Psychology of Cheating (La psicología del engaño), afirma que las trampas de bajo nivel pueden ser naturales e incluso productivas en algunas situaciones; el cerebro busca naturalmente atajos útiles.

Sin embargo, de acuerdo con algunos psicólogos, el impulso más poderoso de hacer trampa proviene de un profundo sentido de injusticia, explica el autor Benedict Carey. A medida que las personas comienzan a competir y compararse con los demás, también comienzan a conocer las ventajas ocultas que tiene atribuirse el trabajo de otros.

Hacer trampa, indican los expertos, de pronto se siente como una protección contra la sensación más degradante: ser un tonto. En este caso, el miedo a quedarse sin vacuna y escuchar a alguien decir: “¿Quieres decir que pudiste hacerlo y no lo hiciste?”, entraña cuestiones como ¿Qué tan tonto soy? ¿Cómo no vi esto? “Le pasa todos los días a las personas que se resisten a hacer trampa. Nada justo al respecto”, destaca el periodista.

Tomemos como ejemplo al oftalmólogo Alejandro Silva, quien se dio a conocer como #LadyVacuna por recibir la dosis a pesar de no ser personal de primera línea y, por si fuera poco, días después se le observó en una fiesta en la playa. Su argumento fue que atiende a pacientes desde muy cerca y podrían ser asintomáticos.

Quien no está al frente de institución alguna, ni es funcionario público, ni puede hacerse pasar por personal de primera línea, es Ricardo Muñoz, vocalista de Intocable, un famoso grupo estadunidense de música norteña. El cantante presumió en redes sociales sus síntomas luego de haber sido vacunado. Posteriormente, en un video aclaró que no fue tráfico de influencias, sino suerte de obtener una de las dosis que sobraron.

No es característico de una cultura o de una nacionalidad el hecho de que seamos propensos a hacer trampa, detalló Salvador Mendiola, en entrevista con este medio. “No es un defecto italiano, chino o mexicano, es parte de la fragilidad del ser humano. Considero que si no hay dios, ni hay naturaleza, ni leyes universales, entonces estamos en grave peligro todo el tiempo”.

El catedrático de la máxima casa de estudios, también advirtió que esta clase de abusos se debe a la ausencia del gobierno y la educación que hemos tenido por parte de la SEP, en el caso de México.

“Cualquiera que haya padecido la educación que da la Secretaría de Educación Pública, está incapacitado para ser generoso, magnánimo”, aseveró. “Se ha expulsado la educación ética de todos lados, encaminado a la ciudadanía al individualismo; no lograron educar a la comunidad para la socialidad en casos de peligro”, advirtió.
“Antes no había una carrera profesional que no tuviera una materia de ética profesional… ahora no consideran a los ciudadanos, ni a la salud pública”, dijo. Añadió que la humanidad ilustrada o educada, padece un desgaste tratando de formar a la mente para evitar ese egoísmo e irracionalidad. “Con cierta irracionalidad, lo único que se puede aplicar es buena educación”, destacó.

FS

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