Cumplieron su sueño de la niñez, son pilotos

Día del Niño

Estos tres jóvenes hicieron lo que tenían pensado desde cuando eran menores de edad. Cuentan que, sobre todo, influyó la familia para poder alcanzar el objetivo y hacer lo que es su vocación

Marlene Martínez es capitana. (ESPECIAL)
Julieta Salgado
Guadalajara /

Los niños que sueñan con ser pilotos, científicos o bomberos o cualquier otra profesión pueden lograrlo si la vocación es fuerte, aseguran estos tres pilotos aviadores. Estos tres jóvenes realizaron su sueño de niños y pusieron todo su esfuerzo en ello. Cuentan que, sobre todo, influyó la familia en su vocación.

“Totalmente, vale la pena una carrera así”, Marlene Martínez

Marlene es hija de un piloto aviador. Es capitana y cuando la tripulación está conformada por puras mujeres, eso llama la atención de los pasajeros quienes les piden fotografías.

“Mi papá es piloto y prácticamente crecí en un aeropuerto, volando ultraligeros desde que me acuerdo y de ahí me nació el amor por volar, siempre le decía a mi papá que me enseñara a volar y a los 10 años le dije que quería ser piloto, por supuesto, no pensó que estaba hablando en serio”, narró la joven capitana.

Señala que rutina como tal no tienen, sin embargo, todos los meses el día 18 les dan el rol de los vuelos que van a realizar el mes siguiente. “Ya con eso podemos planear más nuestra vida, en esta empresa generalmente todos los días regresamos a nuestra casa y eso nos da un poco más de estabilidad”, describió Martínez Cuevas.

La vida diferente comienza con horarios que el resto de las personas no tienen, a menos que se encuentren en este medio. “A veces entramos a volar a las 5 de la mañana y si es un vuelo corto ya tienes todo el día, otros, pues llegas más tarde o entramos en la tarde y podemos llegar de madrugada o incluso volar toda la noche”, señaló.

El sueldo de los pilotos varía mucho dependiendo del puesto que se tenga y la antigüedad, asegura Marlene, pero, en la mayoría de las empresas va desde los 30 mil hasta más de 90 mil pesos, dependerá de la empresa, las horas de vuelo, entre otros criterios.

“Y sí te tiene que gustar porque sí es pesado, pero yo creo que vale totalmente la pena una carrera así”, aseguró la aviadora.

No se imagina en otra carrera. “Cumplí mi sueño de niñez, probablemente, hubiera estudiado algo relacionado a la aviación o algo que pudiera ayudar a mi papá en su negocio pues él tiene una empresa de aviones fumigadores, yo creo que sería algo así”.

“Traes en tus manos la vida de 300 personas en cada vuelo”, Miguel Manjarrez

Miguel Manjarrez es licenciado en Ciencias de la Comunicación, por el ITESO, ha sido locutor de radio y actualmente es primer oficial de un e 320, avión de una aerolínea comercial.

“Volar lo disfrutas, es una pasión que traes encima. No creo que existan pilotos por compromiso. Hay que tener una convicción completa de serlo. Era un sueño de niño, siempre quise ser piloto, lo logré hasta los 33 años que entré a estudiar y mi licencia de piloto comercial la obtuve a los 36. Entré a la aerolínea el año pasado”, narró quien encontró su vocación en su segunda carrera.

Para Manjarrez sus días siempre son diferentes. “Me despierto tres horas antes de que inicie mi vuelo, de madrugada, día o noche, siempre tres horas antes de mi vuelo. Recibo por correo electrónico todas las invitaciones que me da la aerolínea sobre los vuelos que voy a realizar. A veces uno o hasta cuatro vuelos por día. En todo el país, sin restricción vuelo a destinos como Cancún, Villahermosa, Mérida, Tuxtla Gutiérrez o hasta Nueva York, Los Ángeles, Las Vegas”, entre otros.

Su día a día es tomar un baño y revisar el correo que le envía la empresa con información detallada. “Reviso el plan de vuelo, el combustible, la ruta que vas a llevar, el número de pasajeros que vas a tener. Checo si hay restricción de aeropuertos si tienen obra o modificación en sus llegadas, condiciones del clima de las rutas que volaré” señala.

En su caso, en la tripulación viajan seis personas, dos en cabina que son el capitán y el primer oficial, así como cuatro sobrecargos.

Asegura que en su familia todos están felices con su profesión. “Mi amor por la aviación la tengo por mi papá, siempre en su vida quiso ser piloto. Nunca lo fue. Nunca lo ha sido. Siempre quiso, ese amor por los aviones lo heredé por completo. Los fines de semana era eso. Ir a ver aterrizar, despegar, me encantaba, yo crecí con un amor a la aviación”, reconoce el piloto.

Sobre su vida personal, asegura que por el momento no tiene una pareja “pero mi carrera no influiría en una cuestión negativa por ser aviación”, aseguró.

Los pilotos también cargan con ciertos prejuicios, advierte: “Nos ven como mujeriegos, borrachos, o que llevamos vida glamorosa, pero, no es así”.

Lo que se debe valorar dice, es que “Traes en tus manos la vida de 300 personas en cada vuelo, que eso conlleva una preparación severa, un compromiso, una gran responsabilidad y obligación. Que tienes que cuidar mucho de tu salud por lo mismo”.

“Cada vez disfruto volar como si fuese la primera vez”, Fernando Hernández

“En mi caso fue porque tuve un tío que fue piloto aviador militar. Lamentablemente, él falleció antes que yo naciera, pero, crecí escuchando las historias y todo lo que hacía como piloto. De niño, aunque no quieras, siempre te sientes atraído por las máquinas enormes que ves: barcos, aviones, carros de bomberos, vehículos militares, policías y comienzas a soñar en ser uno de los que utilicen esas máquinas. Tomé la decisión y aquí estoy haciendo lo que siempre quise hacer, lo disfruto y cada vez que voy a volar es como si fuese la primera vez”, asegura Fernando Hernández, piloto de la Fuerza Aérea de Honduras.

Tanto para pilotos comerciales como militares, el sacrificio es algo que tienen en común, pues pasan poco tiempo con la familia. “Es un sacrificio, pero en todos lados existen los sacrificios”, señala Hernández.

“La rutina del piloto militar es un poco diferente. Llegamos a nuestras Bases Aéreas, tenemos trabajos administrativos que realizar ya sean logísticos, de recursos humanos, seguridad, coordinar otro tipo de operaciones y un vuelo puede surgir en cualquier momento, a cualquier hora, con clima adverso, no sabes si regresarás a tu casa ese día o al día siguiente o deberás esperar más tiempo. Eso según el tipo de vuelo que tengas. La parte de verificar manifiesto de pasajeros, carga, estado del avión y vuelo es lo mismo que en aviación comercial”, relata.

En su caso el trabajo es diario y el sueldo aproximado es de 2 mil dólares mensuales (unos 38 mil pesos mexicanos), pero, en su caso, las prestaciones son atractivas y garantizan una vida digna para él y su familia.

“Es muy difícil organizarte, pero a veces lo haces y a veces no. Mi esposa me conoció volando, conoció las exigencias de mi profesión y aceptó el paquete. Siempre se molesta cuando le digo que volaré un sábado, domingo o ambos días, pero luego se le pasa. Mi hija lo pasa alegre con su papá, le doy calidad de tiempo y eso es lo que ella recordará.”, asegura el piloto militar.

Como anécdota recuerda un vuelo donde les tocó trasladar un grupo de niños entre 6 y 12 años desde una zona selvática a una ciudad donde participarían en una Olimpiada Matemática. “Los niños nunca habían visto un avión y desde que lo vieron no dejaron de reír, vieron cada parte, cada tornillo, preguntaban incluso por la pintura del avión, una alegría tan contagiosa y bonita. Gritaron cuando encendimos el avión, pero de alegría y cuando el avión despegó, gritaron aún más. Unos, incluso lloraron cuando se bajaron al llegar a su destino porque no querían dejar el avión”, narró el piloto.

MC

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