Horas previas al impacto del huracán Beryl, videos y fotografías de yates que habían sido resguardados en manglares de Quintana Roo, sacudieron las redes sociales, porque se trata de ecosistemas que han en aquella región, han sido deforestados principalmente por la industria hotelera, a pesar de que son la principal defensa contra los huracanes.
“Los manglares tienen una característica de que efectivamente son barreras contra los efectos ciclónicos, porque son una primera barrera para reducir la velocidad de los vientos, y entonces no entran de manera directa a la superficie continenta. La conservación de los manglares es de suma importancia, es un tema de Protección Civil”, dijo Adán Peña, comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
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Medios locales reportaron que alrededor de 150 yates fueron resguardados entre los manglares de Nichupté y Tajamar en Cancún. En entrevista con MILENIO, el comisionado dijo que la dependencia no recibió reportes.
De acuerdo con un documento de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la deforestación de los manglares se ha incrementado a gran velocidad en últimas décadas y actualmente es considerada más grave que la deforestación de las selvas tropicales.
Reporta que hasta 2015, se habían perdido el 25% de los manglares a nivel mundial, esto es unas 5 millones de hectáreas, y de esta pérdida, México pertenece a los diez países con mayores problemas de deforestación, con una tasa promedio anual de 10 mil hectáreas.
Alejandra Calzada Vázquez Vela, coordinadora de Adaptación al Cambio Climático en WWF México, destacó que los manglares así como otros ecosistemas costeros, como los pastos marinos, las dunas y los arrecifes juegan un papel muy importante para las comunidades costeras, ya que tienen un papel de protección a las personas y la infraestructura, en el contexto de las tormentas y huracanes.
“Ellos son literalmente una barrera física que detiene la fuerza del viento la fuerza y de la ola; entonces hace que el impacto de los huracanes y de las tormentas pueda ser menor, por el contrario cuando los humanos hacemos infraestructura o sea quitamos estos ecosistemas para poder infraestructura turística o de cualquier otro tipo pues entonces es cuando nosotros mismos hacemos que estos sistemas sean vulnerables”, indicó.
La experta dijo que WWF realizará un monitoreo de los posibles impactos a los manglares de la región impactada por Beryl, a través de imágenes satelitales del antes y después del ciclón.
“Que nos permita un poquito evaluar qué tanto fue el impacto y a lo mejor ahí establecer algunas relaciones entre cuál fue la velocidad del viento y otros parámetros durante el impacto; eso nos va a ayudar a aprender en el futuro también qué se puede esperar con los próximos eventos”.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), los manglares no solo actúan como sistemas naturales de control de inundaciones y como barreras contra huracanes e intrusión salina; además, son zonas de alimentación, refugio y crecimiento de juveniles de crustáceos y alevines, por lo que sostienen gran parte de la producción pesquera.
También poseen un alto valor estético y recreativo, controlan la erosión y protegen las costas, mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico, contribuyen en el mantenimiento de procesos naturales tales como respuestas a cambios en el nivel del mar, mantienen procesos de sedimentación y sirven de refugio de flora y fauna silvestre.
En México predominan cuatro especies de mangle (Rhizophora mangle, Laguncularia racemosa, Avicennia germinans y Conocarpus erectus).
La Conabio destaca que aunque a nivel mundial, desde el año 2000 se ha registrado una tasa decreciente de deforestación de los manglares, existen otras amenazas como el cambio climático. En nuestro país, los ecosistemas de manglar han sido afectados principalmente por la tala o remoción llevada a cabo como consecuencia de las actividades agrícolas, ganaderas, acuícolas y turísticas.
CHZ