La educación sobre el cambio climático debería ser obligatoria en el plan de estudios desde el nivel preescolar, afirma la ambientalista Gladys Ruiz Olvera.
Considera que desde temprana edad se debe inculcar el salvar el planeta, mediante una materia que enseñe a los pequeños la problemática y qué se puede hacer para enfrentarla.
“Clases sobre el cambio climático desde preescolar, se hacen necesarias para tener mejores ciudadanos frente a esa amenaza”, subraya la maestra de nivel preprimaria.
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Los menores aprenderían cómo ahorrar más energía, cuidar el agua, crear huertas y mejorar la alimentación dentro de las aulas, entre muchos otros temas.
“Actualmente no está contemplado como materia, y si tú pones un tema así, te dicen espérate, no es el momento, precisamente por eso llevo a cabo mis actividades en educación particular sobre todo lo que tiene que ver con el medio ambiente”.
Miss Gladys está convencida que son ellos, los niños, quienes van a ayudar a hacer conciencia entre los adultos, con sus padres, familiares y vecinos, en acciones como separar los desechos, no quemar basura y el manejo del plástico, entre otras cosas más.
“Animamos a las escuelas a que metan como una materia extra el cambio climático. Hubo hace tiempo un programa que se llamaba Ciencias Vivenciales y lo quitaron, al maestro le pagaban mil pesos al mes por enseñar sobre el tema”.
Ruiz Olvera ha organizado campamentos con niños de 4 a 10 años para sensibilizarlos de las cuestiones ambientales y convertirlos en aliados en la lucha contra la contaminación.
Ahí los menores llegan a comprender la transformación de la naturaleza por la influencia del cambio climático y fenómenos como la lluvia, la nieve o la sequía.
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Ellos reciben la motivación necesaria para participar activamente en la protección del medio ambiente, lo que les ayudará a adquirir habilidades para intervenir en la resolución de algunos problemas ambientales.
“En el último campamento nos fuimos a la playa a recolectar basura, a cuidar las tortugas, recoger colillas de cigarro, las mamás y los niños, se les hacen paseos a caballo y en carretas”.
La ecologista comenta que debido al confinamiento por la crisis sanitaria, los niños estuvieron mucho tiempo aislados y con muchas interrogantes.
“Los niños dicen, ¿por qué hace tanto calor?, ¿por qué las plantas no crecen igual?, ¿por qué no llueve?, son preguntas que hacen a pesar de que están pequeños y eso nos habla de su nivel de madurez”.