En promedio, el 80 por ciento de los terrenos de cultivo dependen de las lluvias de la temporada, situación que se traduce en que aumenten los costos de producción y los precios de los alimentos al consumidor final.
Luis Andrés Cabrera Mauleón, investigador de la Facultad de Ingeniería en Agronomía de la Universdiad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), destacó que se presenta una alta dependencia del agua de lluvia, un factor que no se controla y que en los últimos años ha sido versátil, diverso, errático y atípico.
Con la mayoría de la producción del campo en el régimen pluvial, cuando se presenta el periodo de sequía y se retrasa el periodo de lluvias, se presenta una reducción en el periodo de vida de los vegetales, se comienzan a marchitar, se secan y mueren, lo que se traduce en una disminución en el mercado y en un aumento de precio.
“Al depender de las lluvias, en el transcurso de una semana se elevan los precios de los alimentos en fresco, como del jitomate, aguacate, limón, papa y la cebolla. Los aumentos se perciben a la hora de pagar porque con el mismo dinero ya alcanzó para menos productos una semana después”, destacó el especialista.
Ante los aumentos de precios que se están presentando por el encarecimiento de fertilizantes y los efectos climatológicos, los productores del campo enfrentan el reto de implementar estrategias para tecnificar sus procesos productivos y lograr una mayor eficiencia.
“Hay formas de compensar o soportar estas características que le van dando límite a la producción agrícola, como es la diversidad biológica, la diversidad de cultivos de especies locales, nativas que se tienen y que se están presentando cada vez más como un gran potencial de desarrollo de alimentos, de producción, de desarrollo de comunidades, de generación de empleos, de la generación de ingresos y que pueden estar adaptadas a este tipo de condiciones como sequías, falta de lluvia o demasiada agua”, apuntó.
El investigador de la Upaep resaltó la importancia de poner en marcha procesos para mejorar los procesos productivos y de distribución y empaquetado, ya que el sector agroalimentario no es únicamente el campo, la parcela o el establo, sino toda esta cadena por la que pasan todos los alimentos hasta llegar al consumidor final.
AFM