Deprimidos, uno de tres menores tamaulipecos

El Inegi señala que los más afectados con estos problemas son niños de 7 años de edad.

Depresión infantil.
Cristina Gómez
Tamaulipas /

Se calcula que en Tamaulipas uno de cada dos niños y adolescentes está preocupado o nervioso, y uno de cada tres tiene depresión y dolor emocional, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía

Al respecto el especialista, Gabriel Rubio Badillo, afirmó que esto se debe a la falta de interés de los padres en la salud emocional de sus hijos. Y es que con base en conferencias que el psicólogo ha llevado a planteles educativos, de cada mil alumnos solo asisten diez papás a este tipo de actividades. 

La Encuesta Nacional de los Hogares, cuya última edición se publicó en 2018, presenta información sobre los sentimientos de los integrantes de las familias, como preocupación o nerviosismo, depresión, dolor y fatiga. 

En Inegi Tamaulipas se indicó que es la estadística más aproximada que se tiene en cuanto a los indicadores emocionales de la ciudadanía, en donde se analizó a partir de los siete años de edad, estimándose que uno de cada dos están preocupados o nerviosos y uno de cada tres deprimido. 

También se observó que uno de cada tres menores tuvo sentimientos de dolor “en los últimos tres meses”, y en la misma proporción sintieron fatiga. 

Gabriel Rubio, coincidió en que aproximadamente uno de cada tres menores muestran depresión, la cual, dijo, no solo se refleja con encierro o aislamiento, sino también apatía, falta de motivación y desinterés en sus actividades . 

Expresó que los problemas emocionales se empiezan a agudizar hacia los quince años, cuando aumenta su dependencia de la aprobación externa y tienen muchas amistades superficiales en redes sociales, pero escasos o nulos vínculos de comunicación con su familia.

“En muchos casos sus papás también están deprimidos, llegan agobiados del trabajo y sin querer saber de problemas, al grado de ver a sus hijos como una carga” 

El terapeuta expuso que eso contribuye a que muchos menores se refugien en los videojuegos, en busca de evadirse de una realidad que les duele. 

“Los videojuegos no son la causa, son la consecuencia; el daño lo hace la ausencia, la falta de comunicación, la indiferencia y empuja al menor a esa adicción, que es una forma de evadirse de la falta de atención”. Materia de prevención 

El psicólogo lleva conferencias a instituciones educativas, donde aborda temas como motivación, autoestima, liderazgo, bullying, prevención de conducta suicida, ansiedad, depresión, violencia intrafamiliar, comunicación con los hijos, entre otros. 

“Hace unas semanas en una de las principales secundarias de Ciudad Madero, me invitaron a impartir una de las conferencias de Escuela para Padres, el plantel cuenta con más de mil alumnos y solamente asistieron 10 padres de familia. 

El promedio de padres responsables y ocupados con sus hijos es del 0.01, el resto no tiene el tiempo ni el interés”, señaló. 

Agregó que el resto no tiene el tiempo ni el interés por sus hijos, y si eso pasa, dijo, en una de las mejores escuelas del municipio, poco se puede esperar de las demás. 

Cuestionó que en temporada de inscripciones hasta dos días pernoctan fuera de la escuela para que su hijo alcance ficha, “y ahí misteriosamente su agenda se acomoda”. 

“Por padres irresponsables y ausentes como estos, que nunca se paran a una junta ni a una conferencia, existen niños perturbados y enfermos. Culpamos a los videojuegos violentos, cuando la peor violencia, es dejarlos solos emocionalmente”, expresó.



ELGH 

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