Este 10 de mayo, en que se celebra el Día de las Madres, hay mujeres que por alguna circunstancia no pueden celebrarlo como les gustaría o que incluso pasan esta festividad alejada de sus hijos, tal es el caso de las madres de las personas que se encuentran en proceso de vinculación o cumpliendo condena en alguno de los Centros de Reinserción Social (Cereso) del país.
Tal es el caso de una mujer a quien llamaremos "Ana" para proteger su identidad, ya que su hijo actualmente se encuentra recluido en el Cereso de Torreón vinculado a proceso por el delito de violencia familiar y acusado de violación, donde está por cumplir un año a la espera de que se resuelva su caso para recibir sentencia, la cual podría ser de seis años de prisión, o en el mejor de los panoramas, salir en libertad.
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Ana es madre de tres hijos, dos varones y una mujer, sin embargo, este es el primer Día de la Madre que pasará sin el mayor de sus descendientes, situación que en sus palabras es muy dolorosa.
"Fue muy duro como madre, no nada más el enterarme, sino el tiempo que lleva ahí dentro ha sido un proceso muy difícil, por que es algo que uno nunca espera de sus hijos, uno como madre trata de sacarlos adelante y de que sean unos hombres de bien, pero las malas amistades en muchas ocasiones es lo que ellos eligen, no ha sido fácil, no se hace uno a la idea de que está ahí pero a veces tiene una que ser también realista, de que si está ahí mi hijo es por sus malas decisiones y uno no puede en contra de eso", comentó.
Trámites para ver a su hijo tardaron dos meses
Dijo además que una de las cosas más difíciles han sido los filtros que tiene que pasar para poder verlo cada ocho días a las visitas, que duran un corto tiempo, además tardó dos meses en poder verlo después de su arresto.
"Cuando me enteré que lo habían detenido, no caí tanto en desesperación por que yo siempre he pensado que tenemos que tomar las cosas con calma, pero sí tardé como dos meses en lo que sabía a donde lo iban a llevar y en lo que tenía listos los trámites que se necesitan hacer para poder entrar a la visita, con la papelería y todo eso sí me tardé como dos meses", declaró.
Con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, Ana narra que la primera vez que pudo verlo después de que lo detuvieron fue un momento muy duro, ya que él no sabía ni por qué estaba ahí.
"Tu educas a tus hijos y crees que los estás educando bien y ahí está el error de uno verdad, que uno no sabe en qué se equivocó, la primera vez que lo vi después de dos meses que estuvimos haciendo trámites para poder llegar a él, las vueltas que uno da por que te falta un papel y te falta otro, pero al fin lo vi y lo vi muy sufrido, muy triste, muy desilusionado, confundido, no fue nada fácil", externó.
Para Ana pasar un 10 de mayo sin uno de sus hijos es muy doloroso y triste, por que tendrá que esperar hasta el domingo que es el día de visita para reencontrarse un rato por la mañana.
"Es muy triste por que aunque no viva él conmigo, saber yo que estaba bien era mi tranquilidad, una llamada de 'feliz día mamá' era mi tranquilidad y con eso sabía que estaba bien, ahorita nada más le pido a Dios que esté bien allá adentro, por que pues también él está pagando sus errores, cada quién paga sus propias culpas, yo no las puedo pagar por él, eso es lo que sucede cuando los hijos no comprenden el dolor de una madre, pues no saben hasta qué grado llegan a lastimarlo a uno con esas decisiones que toman equivocadas, por lo menos un abrazo sí me lo daba, cuando estaba cerca y cuando estaba bien, pero no se puede y con una sola llamada yo me sentiría muy satisfecha", expresó.
Los filtros son lo más difícil
Para poder ver a su hijo, Ana tiene que pasar por varios filtros, ya que se manejan por módulos y según el módulo en el que esté es el orden en el que le toca entrar, pero todo comienza por una larga fila de hasta 50 metros.
Si su hijo está en uno de los primeros módulos le tocará ser de las primeras personas en entrar, pero si es de los últimos o al llegar ya pasó el módulo de su hijo su espera será más larga. La entrada es a las 10:00 horas, si le toca suerte pasa a esa hora, sino esperará incluso hasta las 13:00 horas, lo que reduce su tiempo de visita.
Después pasan a otro filtro donde deben registrarse antes de entrar, mostrar una credencial que anteriormente les dieron para poder ingresar y el último filtro es de revisión.
"Para mi en lo personal es la parte más difícil, para uno como mujer, entrar y que te revisen todo, que te quiten todo, una mujer con pudor lo hace con tanta vergüenza y las que ya saben ya no les da vergüenza, pero a uno sí", apuntó.
Como parte de esa revisión es necesario desnudarse por completo, despeinarse en caso de que traigan el cabello recogido, además deben ingresar sin uñas postizas, sin escotes, sin tacones y sólo pueden portar pantalón de mezclilla, no de otros colores.
Además no pueden ingresar ni llevarles nada durante las visitas, pues cualquier dinero o pertenencia, como productos de higiene personal, camisas, pantalones o ropa interior se deben llevar los días martes o viernes en horario específico, pero no puede tener en su espacio más de dos prendas de cada cosa.
Su hijo se perdió en las drogas
Sobre el proceso de la llamada reinserción social, Ana considera que sí funciona, ya que ve avances en su hijo e incluso está aprendiendo a hacer cosas que le van a servir cuando salga de prisión.
"Dentro de lo que cabe, según mi observación de madre sí se ha visto un poco de avance, yo lo veo más tranquilo, aceptando su situación, está aceptando su momento que está viviendo, veo que no ha sido fácil para él, por que no es la manera como ha crecido, él fue educado con valores y con principios y ahí se pierde todo, sí he visto evolución, en el aspecto de que lo veo más activo, está aprendiendo cosas prácticas que le pueden servir cuando el salga, manualidades, a cocer, está aprendiendo cosas que le están beneficiando y que le están sirviendo para que cuando él salga sea ya con otra mentalidad", contó.
Al tocar el tema del delito por el que su hijo fue ingresado, nuevamente se llenan sus ojos de lágrimas y recuerda que su hijo creció con buenos ejemplos por parte de su familia paterna y materna, ya que son personas que siempre han luchado por salir adelante honradamente.
"Desgraciadamente mi hijo optó por elegir el camino de las drogas, mi hijo se perdió por completo y antes de que él entrara ahí ya tenía tiempo que yo platicaba con él y le decía que tuviera cuidado, que hiciera el esfuerzo, por que las drogas completamente lo transformaron, no era el hijo que yo eduqué, no era el hijo al que yo le dije cómo podía salir adelante, sino todo lo contrario, esto les puede parecer tonto por que van a decir 'sí pues es su mamá', pero como mamá te puedo decir que en su juicio era el mejor hijo del mundo, pero las drogas son las que los hacen transformarse, hace que se les meta el demonio, hacen que ellos poco a poco caigan en un pantano, por no saber elegir amistades que fueran de provecho para él", destacó.
Ana recuerda que cuando se enteró del delito que era acusado vivió una mezcla de emociones, entre tristeza, rabia, enojo, la desilusión y comenzó a cuestionarse el por qué no escuchó ni puso atención a sus consejos de madre.
"Por qué no escuchas, por qué no obedeces, por qué no pones atención a los consejos de madre, por qué elegir consejos ajenos cuando tienes una madre que ve por ti y que hoy por hoy la única que puede entrar a verlo soy yo y eso a él le está sirviendo, es de mucha ayuda", indicó.
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