La profesión de payaso es tan noble que le dio la posibilidad a Pin-Pon de dejar su labor en una empresa formal, considerando que con el recurso que ganaba en los eventos era suficiente para mantener a su familia; sin embargo, una pandemia pudo hacer que se arrepintiera de su decisión.
En Tamaulipas y en todo el país la labor del payaso sufrió una transformación a causa de la crisis sanitaria: algunos pasaron de la comodidad de los salones de eventos al hirviente pavimento de la calle durante un día soleado, porque al no haber eventos sociales por disposición oficial no les quedó otra que buscar opciones, así que una de ellas fueron los malabares en el crucero.
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José Alejando Arteaga Puga cuando se pinta la cara se convierte en Pin-Pon y está muy orgulloso de su labor. El artista relató a MILENIO Tamaulipas que debido a su “conformismo” ha tenido una etapa de pandemia difícil, una que no imaginó ni en sus peores pesadillas.
“Trabajaba en una empresa en la cual tenía un horario de lunes a viernes, pero me mandaban mucho de viaje a otras ciudades y eso me chocaba con los eventos, entonces tenía que andar fuera y yo tenía compromisos acordados como payaso”, contó el artista.
“Estuve como un año viviendo cómodamente de ser payaso hasta que surgió lo de la pandemia, aquí fue donde yo me arrepentí de haber renunciado a un empleo seguro, a tener algo formal”, recordó el payaso.
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Al principio de la pandemia el mundo se le vino encima, porque su familia conformada por dos hijas y su esposa, requería de su aporte para los gastos del hogar, por lo cual decidió poner un negocio de accesorios de celular y hasta hacía mandados en el Fraccionamiento 17 de Enero, en el cual vive.
Sin embargo, el amor al personaje que ha fraguado por años lo mantiene en pie, aunque cuenta que los shows en línea le costaron una capacitación, porque “no estaba preparado” para la normalidad online.
“Tuve que pedir permiso para vender globos”
La pandemia en Tampico ocasionó que las autoridades decidieran cerrar espacios públicos como parques, paseos y plazas, en las cuales tradicionalmente los payasos realizaban sus espectáculos durante cada fin de semana a cambio de unas monedas.
En pleno diciembre pandémico, al payaso Zapatillo se le puede ver parado en un pequeño tramo de 30 centímetros entre el aparador de una zapatería del centro del puerto y el límite de la banqueta, en donde tiene un módulo en el cual exhibe sus creaciones de globoflexia y tiene una bocina con música.
“Yo era de los payasos que hacía espectáculos en la plaza, pero desde que la cerraron ya no se pudo”, indicó tímido el payasito urbano, luego de quitarse su nariz de color rojo y ponerse aún más serio.
“La verdad no quiero hablar, porque ha sido muy difícil”, expuso el payaso, pero contó que tuvo que hablar con el gerente de la zapatería y convencerlo de que le diera permiso de colocarse en dicho sitio, en el límite entre el local y la banqueta, en donde los inspectores de vía pública no le pudieran llamar la atención o incluso retirarlo.
Sí habrá festejo del día del payaso… pero a distancia
Los payasos han tenido un 2020 complejo debido al covid-19, a tal grado de llegar a organizar colectas de víveres en coordinación con una empresa de supermercados, con la finalidad de poder llevar alimentos a sus hogares.
Sin embargo, la adversidad no impedirá que el 10 de diciembre se lleve a cabo la celebración del día del payaso, la cual tradicionalmente se festeja con una misa en la Catedral de Tampico y eventos masivos.
Jesús Julián Corpus Ramírez, mejor conocido como Jaibito y el líder de Payasos Unidos del Sur de Tamaulipas, precisó que “vamos a festejar con un programa en vivo en televisión, en el Canal 10 y lo vamos a pasar el 19 y 20 de diciembre”.
Asimismo, dio a conocer el representante de más de 450 exponentes de la risa en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, que “es casi seguro que el 15 de diciembre empecemos una colecta” en beneficio de los payasitos más afectados por esta crisis sanitaria.
ICGC