El vicario general de la Diócesis de Toluca, monseñor Guillermo Fernández Orozco, refirió que las celebraciones de Cuaresma, que inician este miércoles de ceniza, acentúan tres cosas: el ayuno, la limosna y la penitencia.
La ceniza –aclaró- es un sacramental, no una obligación, es decir, un pacto inicial, y la Pascua es el pacto final.
El ayuno –explicó- debe verse como una privación voluntaria, no solo de alimento sino de todas aquellas cosas que nos están molestando o están molestando a los demás.
La Limosna es una forma de compartir recursos, valores o tiempo, es decir, implica todas las obras de caridad espirituales y materiales; y la penitencia habla de sentir compasión y solidaridad en todos los aspectos.
"La Cuaresma es un camino de amor, es decir, a veces lo vemos solo como penitencia pero es un proceso de renovación que implica tanto una revisión de vida, propuestas y tener claro a dónde nos dirigimos. Cada uno sabe cuáles son sus caballitos de batalla, entonces revisémoslo y vamos hacia adelante, ese es el camino".
Lo más importante –dijo- es llegar a la Pascua y no quedarnos a la mitad del camino, la fiesta es el triunfo.
Sostuvo que es tiempo de mucha escucha de la palabra de Dios, contemplación, revisión de vida y propuestas.
“Es una oportunidad de darnos cuenta que podemos, con la gracia de Dios, salir adelante. Son tiempos para la persona y la comunidad, ponernos la ceniza, es decir: Acepto la invitación que me hace el señor para acompañarle hasta su resurrección”.
Tras bendecir las instalaciones de la primera estación de servicio de la empresa ExxonMobil, el vicario apuntó que es momento de voltear a ver a la familia y ver qué valores se han perdido para analizar cómo se puede recuperar, es decir, el civismo, que no es otra cosa que la aplicación social de la educación.
LC