La Sierra Norte de Puebla es un enorme cajón de sorpresas y tesoros para aquellos que siempre van en busca de aventuras, principalmente por las bellezas naturales que resguarda, así como sus atracciones y los inmuebles históricos repartidos en sus localidades.
Uno de ellos es el Puente Tibetano Colgante, en la localidad de Tepehican (Atrás del cerro, en náhuatl) en el Pueblo Mágico de Tlatlauquitepec, donde los turistas tendrán la oportunidad de “tocar” las nubes y vencer uno de los miedos más comunes del ser humano, las alturas.
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Suspendido a más de 80 metros del suelo y a más de 2 mil 700 metros sobre el nivel del mar, en la cima del Cerro Cabezón, este lugar ofrece una experiencia inigualable para aquellos que tienen el deseo de adentrarse en la neblina serrana.
Este reportero tuvo la oportunidad de recorrer los 150 metros de extensión del puente y comprobó que es un lugar para admirar del paisaje desde otra perspectiva, la de las aves, por ejemplo.
Y es que más allá del arnés, la cinta de seguridad en las piernas y el casco en la cabeza, que son obligatorios de portar en todo el trayecto, ir paso a paso en las tablas del puente mientras la brisa de las nubes te “golpea” la cara compensan las casi 3 horas de viaje desde Puebla capital a este punto de Tlatlauquitepec.
El miedo a las alturas es comprensible, sobre todo si hay quienes adelante o detrás de ti comienzan a ondear el puente, pero la mayoría de los visitantes hacen el recorrido con la convicción de dejar atrás este miedo, sumado a que el usuario tiene hasta 15 minutos para completar todo el circuito.
Una vivencia completa
Es importante que quienes visitan el Puente Tibetano Colgante, lleven ropa cómoda y ligera, así como zapatos con suela antiderrapante, ya que la entrada y salida se hace a través de senderos boscosos que por el clima lluvioso se vuelven lodosos, con altas probabilidades de sufrir un resbalón pese a sujetarse de los barandales disponibles.
Eso sí, quienes deseen tomar fotografías y videos tendrán la libertad de hacerlo con su celular o cámara fotográfica, pero bajo estricta responsabilidad personal, teniendo en cuenta que avanzar sobre el puente puede requerir de ambas manos para sujetarse, ante lo inestable que se vuelve al estar suspendido y recibir el peso de hasta 10 personas al mismo tiempo.
Además, aquellos que visiten la atracción el día domingo tendrán la oportunidad de observar un espectáculo extra: la Danza de los Voladores, cuyo poste se encuentra en la base más alta del Cerro Cabezón, a unos 500 metros de distancia del puente.
La entrada al bosque del Cerro Cabezón es completamente gratuita, pero quienes se atrevan a cruzar el Puente Tibetano Colgante deberán cubrir una tarifa de 100 pesos por persona, con horario de lunes a domingo de 9 de la mañana a 6 de la tarde.
Quienes no se animen a ir de extremo a extremo podrán disfrutar del paisaje en una de las tantas banquitas de madera adaptadas en los alrededores mientras degustan un elote asado, un tamal, una orden de tlacoyos o un atole de maíz natural.
A ellos se suman los vendedores que colocan sus puestos con fruta y semillas de temporada, como duraznos, manzanas y aguacates, que ofrecerán sus productos a precios accesibles y con la garantía de ser totalmente frescos y producidos en la región.
Origen del nombre
El Puente Tibetano Colgante de Tlatlauquitepec recibe ese nombre porque fue construido a través de dos cuerdas, una para soportar el peso desde los pies y otra para servir como base para las manos, pero sin barreras a los costados.
Este tipo de estructuras son comunes en El Tíbet, en Asia, donde la gente suele cruzar los riscos de la Cordillera del Himalaya a través de estos puentes.
AAC