Actor por formación académica, Humberto Landa Rojas, quien fuera conocido como el “Doctor Cosquillas”, se convirtió en un médico de la risa, ya que ofreció risoterapias a niños enfermos y a los padres de estos para sobrellevar su tratamiento.
Él fue asesinado la semana pasada tras ser asaltado. Su último acto de bondad fue tratar de proteger a su asistente, Laura Bouchan Rojas, y a la nieta de ésta por el hombre que ingresó a atracar en el centro de nutrición “Herbalife”, ubicado en la colonia Chulavista, en la ciudad de Puebla, cuando estaban desayunando.
Laura menciona que durante más de 30 años, Humberto trabajó por llevar un poco de felicidad a los niños en los hospitales porque creía que la risa era la mejor medicina para curar el alma y con ello a la enfermedad.
“El proyecto inició hace más de 30 años, porque empezó haciendo labor social y ya después se metió de payasito. Él era actor y después emigró a payasito, clown, y después, en el 2010 hicimos la Asociación Toani, Todos Ayudando a Niños, en la cual yo era la tesorera y de ahí empezamos fuerte la labor y las visitas, con decirte de que luego no teníamos ni para el pasaje. Nos quedamos muchas veces sin dinero, pero nosotros teníamos que asistir y de eso es, dar porque después se te va a multiplicar, los niños lo querían mucho”.
Apunta que Humberto le mencionaba que tenía un feeling con los niños. “Y era eso, porque él era un niño grandote y se entregaba a su pasión, que era actuar, a su público. Él me decía, ‘pónganme, pónganme en una sala grande, porque a mí me gustan esos escenarios. Me gusta que me reten’. Y sí movía, los grandes escenarios los movió”.
Lamenta que con su muerte quedaron truncos varios proyectos. “No sé, voy a esperar para poder hacer algunos, porque no todos se van a poder hacer. Él era el principal, él era la estrella, él era el creativo y ya nada más esperar a que pase el tiempo y empezar y seguir con las visitas hospitalarias”.
Narra que se conocieron hace diez u once años en una fiesta que su hija organizó. “Casualmente lo llevó y ahí fue cuando lo conocí. Me invitó a trabajar y de ahí se hizo todo”.
Añade que profesionalmente le dejó una gran enseñanza. “Él me decía que entregara todo porque tarde o temprano todo se regresa y vamos a ir así me esté muriendo, así tenga temperatura, vamos a ir al evento. Íbamos y daba lo máximo de él. Él decía cuando actuaba ante públicos que ni siquiera lo pelaban, como dicen, él me decía, ‘esos son públicos muertos y son los que más me cuestan, pero son los que más me dan ganas porque ahí demuestro mi manera de ser capaz de mover todas esas almas’”.
Asevera que en lo personal se queda con la imagen de un gran ser humano. “Fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Tengo a mis hijas y él es parte de y lo quiero, de alguna manera, lo quiero, quiero seguir con la labor porque él me enseñó. Yo ya hacía labor social, pero a este nivel no y seguiré en lo que pueda y tengo a mis doctores cosquillas que ellos me van a jalar la pila y espero que sí porque ahorita está muy baja”.
Difunde que en el proyecto iniciaron dos diseñadores, el “Doctor Cosquillas” y ella.
Dentro de su trayectoria, presume que estuvieron cuatro años consecutivos en la barra infantil del Complejo Cultural Universitario de la UAP. “Ahí los lanzó a los diseñadores, les dijo ustedes van a ser clown, no sé qué vayan a hacer, pero lo van a hacer y fue un éxito. Fueron un éxito. Entonces descubría talentos y aparte daban sus talleres. Era estricto porque era muy bueno, muy profesional”.
Cuenta que Humberto, quien también se desempeñó como el “Payaso Solecito” en fiestas infantiles, siempre estuvo dispuesto a apoyar y a dar su vida por los demás. “Era su vocación ayudar”.
Resalta que también fue un excelente cuenta cuentos y que incluso regalaba juguetes a los niños, “pero sobre todo les proporcionó felicidad a los enfermos, ya que él estaba seguro que la risoterapia era una forma de curar el alma, el cuerpo y la mente. Su vida fue la vocación al servicio”.
Junto con el IMACP echaron a andar un programa de atención a niños enfermos
José Morales Melo, subdirector para la Cultura de la No Violencia y la Discapacidad del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), da a conocer que desde el año pasado echaron a andar un programa para que mes con mes visitaran la Sala de Pediatría del Hospital Regional del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los poderes del Estado de Puebla (ISSSTEP).
“Desde marzo del año pasado contratamos a Humberto para llevar un poco de alegría a los niños que estaban hospitalizados. Desde la primera sesión que tuvimos ahí en el ISSSTEP nosotros consideramos, platicando con él, que no solo era necesario llevarle alegría a los niños sino también a los papás por la situación de gran tensión que ellos vivían. Estábamos convencidos de que los niños pues no entendían demasiado porqué estaban enfermos y quienes finalmente contenían la situación eran los papás. A eso le sumamos la posibilidad de integrar en el show a los internos del propio hospital para sensibilizarlos sobre el mejor trato hacia los niños”.
Apunta que Landa Rojas tenía preparada toda una dinámica en la que hacia participar tanto a los internos como a los papás para que se divirtieran y disminuyera la tensión.
“Él trabajaba cuestiones de risoterapia y también algunas dinámicas lo cual permitía que todos se divirtieran y que los niños casi no se movieran. Algunos estaban con su suero o con algún otro equipo hospitalario. Entonces no podían casi participar tan fuertemente en el evento”.
Indica que tiene conocimiento que desde hace unos 10 años, aproximadamente, inició el “Doctor Cosquillas” sus visitas a los nosocomios.
“Primero fue el ‘Payaso Solecito’ para fiestas infantiles y después él me cuenta que había una gran necesidad en el área hospitalaria de trabajo de esta naturaleza. Entonces en algunos casos, él ofrecía este servicio y este show de manera gratuita y cuando se integró con nosotros nos dijo, ‘yo les voy a cobrar muy poco por esta presentación’. Realmente tenía esa vocación que él tenía y donde obtenía sus mayores ingresos era en sus presentaciones en fiestas infantiles”.
Aunque acepta tener poco conocimiento de su vida familiar, informa que Humberto era soltero y vivía solo.
“Él siempre estaba acompañado por su asistente con quien estuvo en la cafetería donde sucedió este hecho desafortunado y con la bebé de su asistente”.
Aclara que Humberto Landa estudió teatro. “Algunas noticias dicen que era médico, esto no es correcto. Era un estudiante de teatro”.
Finalmente, manifiesta su consternación, “porque él hacía un trabajo verdaderamente heroico alrededor de los hospitales y de los niños y como le digo, una de las cosas que a nosotros nos parecía relevante es que hacía participar a los papás, los adultos sufrimos demasiado cuando un hijo está en el hospital, ahí disminuía mucho la tensión y la actitud de los papás y eso era lo importante”.
MPL