Las fotografías reflejan la vida, conjuran recuerdos que nos llevan a navegar entre sentimientos efímeros avivados en papel. En los pasillos de la Casa Museo de la Bicicleta Antigua y el Objeto en Puebla se respira historia y parece que el tiempo no ha avanzado.
El coleccionista poblano, Domenikos Ruiz, atesora celosamente más de tres mil cámaras fotográficas de todos los tiempos: “Nace a partir de nuestros ancestros más cercanos, nuestros abuelos, nuestros papás, y hoy por hoy nosotros. Estamos en la labor de inculcar, de preservar la historia de las cámaras de la fotografía”.
El acervo fotográfico creció gracias a donaciones, intercambios y compras; reliquias con más de dos siglos de antigüedad, ya que la cámara fotográfica es tan añeja como la bicicleta.
“Desde cámaras de 1822, las primeras cámaras, las cajas oscuras como se llamaban hasta cámaras de reciente producción. El padre del proceso fotográfico Joseph Niepcé se topó en su vida en su camino de inventor, y él también incursionó con sus propios modelos, con su propia bicicleta y eso lo hace muy interesante, porque tanto la bicicleta como la cámara han caminado de la mano juntas a lo largo de 200 años”.
Piezas de valor incalculable, porque, aunque el papel pierda color, el momento se sigue sintiendo: “Tenemos una historia de una fotografía retocada al carbón a lápiz, la persona retratada, una dama, siempre llega a ver su fotografía porque nunca pensó que volvería a ver esa fotografía. Y fue curioso porque por alguna situación llegó a la exposición y quiso llevarse el cuadro exclamando ‘¡¿qué hace mi fotografía aquí?!’”.
En este inmueble yacen los años remotos, pero también el presente. En la colección conviven piezas de cámaras fotográficas que datan del siglo XVIII, incluso de inicios del siglo XX, época del Porfiriato; además, las invenciones de marcas que hoy están extintas como: Speed Graphic, Leica y Kodak. Algunas que usaban polvos de plata con químicos para poder la imagen, hasta los ejemplares digitales. Todas con un pasado, incluso bizarro.
“Se subió a redes, vendo o cambio aparatos de videojuegos y entre tantos comentarios alguien nos hizo la oferta. Yo tengo una camarita antigua, si les interesa se puede hacer cambio. Cuando se saca una cámara, vamos viendo lo que era. Obviamente no nos salió la codicia, le saco sus cartuchos, sus equipos completos”.
La fotografía es un arte y a la vez un idioma universal que ayuda a expresarnos, aún después de la muerte. Y es que a finales del siglo XIX se extendió una práctica que surgió en Francia, la fotografía post mortem, es decir, retratos de personas fallecidas acompañados de un familiar, actividad que se realizó en México.
“A finales de 1800 era muy normal la fotografía a los muertos que dentro de esta colección también tenemos un acervo bastante nutrido de fotografías de este tipo del memento mori o necrofragias”.
Por otra parte, la Revolución Mexicana abrió la puerta al siglo XX, ya que fue el primer movimiento armado retratado por una cámara fotográfica: “Eastman Kodak mandó equipos corresponsales de fotografía a registrar a Pancho Villa, a Emiliano Zapata, a Porfirio Díaz”.
Todas las cámaras que llegan al museo son reparadas y reconstruidas antes de ser exhibidas. A todas se les da vida para ser funcionales, pero una vez que se integran a la colección ya no se separan, ninguna se vende porque se les inmortaliza.
Por último, el Museo de la Bicicleta Antigua y el Objeto se ubica en la prolongación de la calle Libertad y privada con Miguel Hidalgo número 6-A, en la colonia Benito Juárez, junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacán en la ciudad de Puebla. El viaje a través del tiempo no tiene costo.
Con información de Israel George.
AFM