Daniela Hernández Chávez sabe que el camino hacia su propio empoderamiento como mujer no ha sido fácil, en primer lugar porque han sido años de lucha para obtener una oportunidad y mostrar que entre mujeres se puede abrir la puerta a la sororidad, “que no significa que tengamos que ser amigas, sino apoyarnos y no meternos el pie”, y segundo, el voto de confianza que ha tenido que ganarse para mostrar la capacidad que tiene para ayudar a mujeres, así como a niños, niñas, jóvenes y hombres, a pesar de ser joven.
Está consciente que este sendero por empoderar a las mujeres hidalguenses, a través de la asociación Alas para Crear, ha tenido que sujetarse de sus sueños, de su capacidad de confianza en lo que cree y sabe que puede lograr y a más de tres años de hacer trabajo directo con mujeres egresadas de la cárcel, ha logrado darle la mano a muchas de ellas que ahora creen en su ser, confían en su intuición y son más valientes para enfrentar la vida.
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“El empoderamiento femenino no es para una construcción de paz de comunidades, paz social, reconstruir el tejido social, sino es en el que más mujeres puedan construirse y deconstruirse, un trabajo complicado”.
“El reto actual es promover las nuevas masculinidades, porque los hombres han sido violentados desde su infancia y a veces se piensa que las mujeres queremos ser iguales a los hombres, pero no, el hombre es también explotado por el sistema, al igual que nosotras, pero en mi caso no solo ha sido reto de abrir camino por ser mujer, también por ser joven, porque se piensa que no sé tiene la experiencia”, expresa.
Hace un recuento de lo que ha sido su vida, de las situaciones que la han marcado y por las que ha decidido practicar la sororidad, y esto empezó desde que estudiaba en la universidad y tuvo la necesidad de ayudar, así que decidió trabajar en una asociación civil sin fines de lucro, en la que impartía talleres de empoderamiento a las mujeres de algunas comunidades hidalguenses y fue en Olotla, municipio de Metztitlán, que logró convencer –a través de los talleres– a los padres de una adolescente de 14 años, a quien querían casar “para que dejara de ser un gasto en su familia” y, al concluir, sus padres la apoyaron para que estudiara la preparatoria.
Su mente vaga también en aquella ocasión que entrevistó a una mujer que, durante 26 años permaneció en la cárcel, y quien a pesar de su preparación escolar, titulada como administradora y ser dueña de una empresa, el salir de la cárcel generó desconfianza de las empresas para contratarla.
“En esta línea del tiempo de la vida hemos elegido experimentar, vivir y hemos elegido dónde nacimos por un para algo, a veces no lo descubres, es complicado porque te desanimas con el contexto, hay obstáculos, pero todas esas situaciones por las que has pasado han formado tu ser, el quien eres”, expresa Hernández Chávez.
Sabe que este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se debe hacer una reflexión, “no nos vamos a empoderar con un día, pero podemos alzar la voz y ser la voz de quienes ya no están.
“Necesitamos trabajar en más temas, dejar de naturalizar la violencia, no solo de la pareja, también la social, la escolar, la familiar, por lo que es importante la participación de las mujeres hidalguenses este día, aunque no asistan a este llamado, pero que hagan la reflexión de ellas mismas del espacio que se está haciendo a través de estos movimientos, porque sí, las acciones suman”, expresa.
No sabe si la joven de 15 años de Olotla logró alcanzar su sueño de ser profesora en su comunidad, tampoco sabe si la mujer que dejó más de la mitad de su vida en las rejas logró reconstruirse, pero lo que sí tiene presente es que ha movido almas a través de la confianza en ella misma y sus ideales, mismos que seguirá fortaleciendo para no decaer en el mundo donde “ser mujer y joven es la fórmula para que sea más difícil el camino de alcanzar tus sueños”.