Rigurosas audiciones, lesiones, dificultades económicas, es el día a día de un bailarín clásico profesional que busca hacerse un espacio entre las compañías más reconocidas del país a pesar de la baja cantidad de plazas que se ofertan, así lo declararon tres bailarines que se encuentran en diferentes etapas de su vida profesional.
En México siguen vigentes tres compañías profesionales: la Nacional de Danza (CND), que ofrece cuatro contratos al año; el Ballet de Cámara de Jalisco, que ofrece entre cuatro y seis; y el Ballet de Monterrey, que puede o no publicar convenios. Es así como al año se ofertan alrededor de 12 plazas, en caso de que las tres los promuevan.
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Cabe mencionar que, a nivel estatal y nacional, no existe una plataforma ni una base de datos en la que se lleve un control sobre los lugares donde se imparte la danza clásica, por lo que conocer con exactitud el número de escuelas o bailarines es casi imposible.
Dicho lo anterior, de acuerdo a un sondeo realizado por Multimedios Puebla, tan solo en la ciudad de Puebla se conocen alrededor de 39 escuelas de ballet que cuentan con un promedio de nueve alumnos que desean dedicarse a la danza de manera profesional y que se ubican entre los 18 y 29 años.
No obstante, las vacantes ofertadas por las compañías se mantienen uniformes, mientras que la cantidad de escuelas para la enseñanza en danza clásica se multiplicó, puesto que, en Puebla, tan solo en el periodo 2021-2024, se identificaron alrededor de ocho nuevas academias. Por consiguiente, a la hora de las audiciones, obtener un “sí” en alguno de los diferentes filtros es casi un milagro debido a la alta demanda, expresó Santiago Pacheco, bailarín profesional graduado bajo el Sistema de la Royal Academy of Dance y con experiencia en el Ballet Frontiere of Texas.
“Si bien hay una mayor población de mujeres que buscan un lugar, la exigencia técnica que le piden a los varones se vuelve un gran obstáculo”.
De esta manera, tan solo en la capital poblana se estima que hay 351 alumnos que buscan competir contra los innumerables bailarines del resto de los estados por un lugar en una compañía. Como consecuencia de la alta competitividad, la formación de un “clásico” inicia a los seis años, una edad prematura comparada con el resto de carreras universitarias.
Es por ello que Abigail Miranda, primera bailarina del Ballet de Monterrey, dijo a este medio que “la danza es una forma de vida que inicia desde pequeños y se termina pronto. Es una carrera que no dura para siempre y, por lo tanto, buscar posicionarse en el medio va contra reloj”.
Búsqueda de espacios
Así mismo, Raúl Cabrera, bailarín graduado de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, actualmente se encuentra como aprendiz en la CND, y compartió que, debido a ser la compañía con mayor renombre en México, es altamente solicitada por ejecutantes extranjeros. “Estar en esta compañía es muy complicado, tanto mental, física como anímicamente, y lograr que te contraten es una realización profesional, porque representa al país”.
A pesar de los testimonios anteriores, el sueño de las y los bailarines clásicos poblanos de ingresar a una compañía profesional se mantiene vivo, porque de acuerdo a los artistas, lo que importa es el amor por el arte y la determinación de lograr sus metas. Así que, según los entrevistados, no se trata de poder o no vivir como bailarín profesional, sino más bien de percibir uno.
CHM