Músicos, artesanos, ambulantes y espectadores se reunieron como cada año en el atrio de la iglesia San Miguel Arcángel de Temascalcingo, donde la comunidad católica celebró el tradicional Viacrucis, como parte de las actividades de Semana Santa que se llevan a cabo en todo el país.
Bajo un cielo despejado y soleado, cerca de 3 mil 500 personas fueron parte de las representaciones teatrales de pasajes bíblicos que narraron la captura de Jesús, hasta su crucifixión y muerte; con tres escenarios, adecuados para la ocasión, los espectadores vivieron la caracterización de las 14 estaciones que narran los momentos y dificultades que vivió el nazareno antes de fallecer: su condena, las tres caídas, el encuentro con su madre, el despojo de su ropa y su sepultura.
Dado que se trata de diferentes pasajes, así como su proceso antes y durante la crucifixión, es una actividad que permite a la población religiosa reflexionar sobre el mensaje que este personaje trajo a al tierra, afirmó Silvia Martín, originaria de Temascalcingo y espectadora.
"Con esto recordamos todo lo que tuvo que pasar Jesucristo por nosotros, principalmente el sacrificio que hizo y lo que sufrió para limpiar nuestros pecados, por eso es importante para mi familia, y en general para todos, los que año con año vienen a presenciarlo; yo vengo desde que soy niña, mis papás me traían y recuerdo que desde entonces me emocionaba mucho, ahora quiero transmitirles la misma emoción a mis hijos y si es posible mis nietos".
Por ello familias, grupos de amigos y parejas llenaron las calles con sombrillas, sombreros y gorras de todos los colores para acompañar en su camino a Jesús, Dimas y Gestas quienes cargaron sus respectivas cruces por dos horas junto a la interprete de María, los romanos y el pueblo.
Los actores no se rindieron ante el calor, los rayos del sol ni los golpes, los cuales asombraron a los más pequeños quienes atentos mantuvieron su mirada fija ante lo que sucedía.
Después de pasar por las principales calles del municipio, el contingente regresó al templo donde escenificó la crucifixión de los tres condenados, los cuales con marcas de azotes y sus pies deteriorados fueron elevados en sus respectivas cruces hasta 5 metros de altura.
Al respecto el narrado explicó a los asistentes que ser clavado en la cruz era uno de los castigo más temidos de aquella época, ya que era exclusivo para los rebeldes políticos y esclavos.
"Una vez que tenían un juicio público y se decidía que eran culpables, se les condenaba y lo primero que se les hacía era torturarlos, después cargaban su instrumento donde serían castigados frente a todo el pueblo hasta llegar al punto final donde eran desnudados y sus manos y pies clavados a una estructura de 2 o 3 metros de alto".
Después de unos minutos en lo alto, Dimas, Gestas y Jesús tocaron tierra nuevamente para adentrarse en la iglesia y concluir con este capítulo.
KVS