En la última década lo que eran tierras ociosas en la zona de Tehuacán y Tecamachalco, se han convertido en una zona de alta productividad agrícola que benefician a un grupo en empresarios procedentes de China, quienes han encontrado que las bondades de la tierra, la abundante agua, el clima y la mano de obra barata son ideales para su negocio.
De acuerdo con Miguel Ángel Carrera Castañeda, líder de la Confederación Nacional Campesina, son cerca de 500 hectáreas de terrenos, que se encontraban abandonados por sus propietarios por falta de capital económico para invertir, las que han recuperado su vocación productiva en manos de los empresarios procedentes de oriente.
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En entrevista con MILENIO Puebla, el dirigente señaló que las tierras se ocupan como fuente continua de producción de hortalizas y que la producción en su totalidad es llevada a ese país asiático.
Asimismo, comentó que la renta de tierras se dio por varios factores, como la falta de capital económico, la migración que reduce la mano de obra y, quizá una de las principales es el pago inmediato que reciben, que va de los 30 a 40 mil pesos por año por hectárea, dinero que el campesino recibe sin arriesgar sus recursos económicos.
Este sistema de renta de tierras principalmente en el municipio de Tepanco de López y Tlacotepec de Benito Juárez, no es nuevo, tiene más de diez años que se puso en práctica, porque de acuerdo a usos y costumbres, hay campesinos en la región que tienen cultivos que se trabajan “a medias”, es decir una persona pone el terreno, otra la semilla y en los gastos por el cuidado y ganancias por la cosecha van a la mitad, pero en el caso de este arrendamiento entregan su terreno a los chinos para que lo trabajen a su propio arbitrio.
Preocupa sobreexplotación
La tradición en la mayoría de los campesinos, es que al año hagan dos siembras y “dejen descansar la tierra” para que se repongan sus nutrientes y no haya mermas en las siguientes cosechas.
En el caso de las tierras que están usufructuando los chinos, esto no ocurre, pues a decir de sus trabajadores, hacen hasta cuatro siembras al año, incluso, a los dos días de que levantaron la cosecha, están sembrando nuevamente, porque cuentan con la solvencia económica para invertir y la maquinaria para iniciar de inmediato.
Con este ritmo de trabajo, lo que están haciendo es que las tierras se agoten en un corto plazo por la aplicación continua de fertilizantes y otros compuestos químicos que manejan para el crecimiento de las plantas, acusó el líder agrarista.
Campesinos de la región se dicen preocupados también por la explotación de los mantos acuíferos, porque para el riego de estos cultivos necesitan agua constantemente y para ello han perforado pozos, algunos regulados autorizados por Conagua y otros son presuntamente operados en la clandestinidad.
Vasta producción
El convenio de renta de estas tierras impide que los propietarios conozcan qué es lo que están produciendo, trasciende por los mismos trabajadores que siembran brócoli, acelga, apio, zanahoria, jitomate, o que incluso traen semillas de hortalizas que se producen en China para sembrarlas en estas tierras.
CHM