Urgen estudios sobre el suelo ante sismos

La historia sísmica de estados como Puebla indican que en cualquier momento se puede presentar un sismo y generar daños.

Urgen estudios sobre el suelo ante sismos. (Andrés Lobato)
Jaime Zambrano
Puebla /

A pesar del desarrollo de una cultura de la prevención a casi 36 años del sismo de 1986, de 22 años del sismo de 1999 y a cuatro años de los movimientos de 2017, una de las tareas pendientes consiste en ampliar los estudios sobre el comportamiento dinámico del suelo de las poblaciones.

Eduardo Ismael Hernández, investigador de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), explicó que para estudiar los comportamientos de los suelos es necesaria la instalación instrumentos como las estaciones de registro sísmico, herramientas que ayudan a determinar los niveles de movimiento que experimentan los suelos durante un temblor.

De acuerdo con un análisis del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), en un lapso de 100 años, en la región conformada por Puebla, Oaxaca y Morelos, se registraron cinco sismos de 6.5 grados o más, que dejaron múltiples inmuebles dañados y que se caracterizan por dejar un tiempo corto para que reaccione la población.

Por lo anterior, el especialista consideró como necesaria considera una norma nacional que englobe a todos los municipios y ampliar las investigaciones sobre el comportamiento de los suelos.

“Uno de los retos actuales es la instalación de estaciones de registro sísmico que permitirán conocer mejor a fenómenos como los sismos que se pueden presentar en cualquier momento. Invertir en la instrumentación de estaciones sísmicas y que estén distribuidas en diferentes puntos de las poblaciones es fundamental”.

Cada municipio tiene la responsabilidad de establecer su propio reglamento y faltan manuales de diseño que permitan determinar el tipo de construcciones que se pueden desarrollar en una población de acuerdo con el comportamiento y conformación de los suelos.

“Es necesario contar con un reglamento de construcción que sea adecuado para las obras que se pretenden construir en Puebla, en alguno de sus municipios o de otras ciudades que sufran de los problemas del peligro sísmico. Es fundamental que se cumplan con las normas para la prevención de desastres provocados por estos fenómenos naturales”, expresó.

Hernández destacó que las instituciones de educación superior pueden colaborar con los diferentes niveles de gobierno para la colocación de instrumentos que permitan conocer el comportamiento de los suelos antes, durante y después de los movimientos telúricos.

“El llamado que se hace a las autoridades de gobierno es a que se coloquen más instrumentos para analizar el comportamiento de los suelos porque este esfuerzo debe ser en conjunto con ellas, porque las autoridades son las responsables de proveer las condiciones de seguridad para la población”, apuntó.

Señaló que la historia sísmica de estados como Puebla indican que en cualquier momento se puede presentar un sismo y generar daños a edificios, tanto de uso civil como los catalogado como monumentos históricos por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

De acuerdo con un análisis del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), en los últimos 100 años, la región centro del país fue afectada por fuertes sismos: el movimiento telúrico con epicentro en Acatlán de Osorio, Puebla, el 9 de febrero de 1928, magnitud 6.5; el sismo de Tehuacán del 11 de octubre de 1945, magnitud 6.5; el sismo de Huajuapan de León, Oaxaca, del 24 de mayo de 1959, magnitud 6.8; el sismo de Tehuacán del 15 de junio de 1999, magnitud 7; y el sismo 19 de septiembre de 2017, magnitud 7.1, con epicentro se localizó a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, en los límites con Puebla.

El Cenapred detalló que entre 1928 y 1931, la zona de Oaxaca y Puebla se caracterizó por una serie de terremotos de magnitud considerable, la mayoría de los cuales son percibidos en la Ciudad de México y otras partes del país, siendo el movimiento con epicentro en Acatlán, Puebla, del 9 de febrero de 1928, el más importante, ya que concentró más efectos.

Otro de los sismos más fuertes en la historia de Puebla y la región se registró el 11 de octubre de 1945, a las 10:53 horas, con una magnitud de 6.5 y epicentro a 31 kilómetros al suroeste de Tehuacán, Puebla.

Por otra parte, hace 40 años, el viernes 24 de octubre de 1980, a las 8:53 horas, se registró un sismo de magnitud 7.1 sacudió la región limítrofe entre los estados de Oaxaca, Guerrero y Puebla.

El análisis del Cenapred revela que reportes oficiales consignaron más de 50 muertos, más de mil heridos y cerca de 15 mil damnificados distribuidos en seis ciudades y 60 poblaciones. En Huajuapan, el 90 por ciento de las edificaciones sufrieron algún tipo de daño. Los más grandes se concentraron en viviendas, edificios de mala calidad y construcciones antiguas iglesias y presidencias municipales; mientras que con base en el reconocimiento visual se documentaron daños en Petlalcingo, Chila, Acatlán y Tulcingo en Puebla; en Huajuapan de León, Yosocuta, Tamazulapan y Tlaxiaco en Oaxaca; y Xochihuehuetlán, Huamuxtitlán y Tlapa en Guerrero.

Por otra parte, el martes 15 de junio 15 de junio de 1999, a las 15:42 horas, se registró el sismo tuvo como epicentro la ciudad de Tehuacán, Puebla, con una magnitud de 7.1 grados y una duración de 45 segundos, mientras que el martes 19 de septiembre de 2017, alrededor de las 13:14 horas, ocurrió el sismo con epicentro un kilómetro de San Felipe Ayutla, en Puebla, y Axochiapan, Morelos, con una duración de 1 minuto 30 segundos.


AFM

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