Gabirel Zul Mejía fue recluido en el penal de Topo Chico acusado de pandillerismo, pero al interior del centro penitenciario encontró su vocación y tras 10 años de formación, fue ordenado sacerdote en el Centro de Reinserción Social de Apodaca.
A pesar de que el nuevo sacerdote ya se encuentra en libertad, pidió recibir los votos al interior del penal con lo que se convirtió en el primer diácono en ser ordenado en un reclusorio.
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Durante la misa, celebrada por los obispos auxiliares Óscar Tamez y Heriberto Cavazos, dos internos fueron voluntarios para hacer las lecturas.
Tras su ordenación sacerdotal, Zul Mejía recibió la encomienda de ser capellán del reclusorio.
“Nuestro pastor le hizo tres peticiones a Gabirel: mirar lejos con esperanza, amar sin exclusiones y celebrar la Eucaristía 'porque todo lo que hagas tiene que referirse a la Eucaristía”, dijo Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, de quien el ex reo recibió la ordenación.
“Ánimo, Gabirel, Dios pone en tus manos tesoros inimaginables”, expresó.
nerc