Iliana Romero Martínez, especialista en psicoeducación y divulgación de la salud mental, señaló que tras la pandemia tanto niñas, niños y adolescentes registran una ansiedad muy marcada, especialmente, para relacionarse con otras personas.
"Cuando no se daestárelación en la infancia o la adolescencia se generan problemas de identidad y cambios a nivel cerebral, sobre todo, cuando no hay acceso a una gestión emocional correcta.
"Hay problemas de conducta, adicción a los vídeo juegos y a redes sociales como TikTok, lo cual puede derivar en una poca relación con pares o poco desarrollo de otras habilidades cognitivas".
A la fecha -dijo- hay pocos programas que ayuden a padres y madres de familia a saber qué hacer ante los problemas de conducta de sus hijos y no los pasen desapercibidos.
Cuando los niños están pegados a la tableta o el celular todo el tiempo, mencionó, no se piensa que están pasando por una situación complicada, pero puede tratarse de una conducta de evitación porque no saben cómo gestionar sus emociones, lo cual podría generarles problemas en el largo plazo.
"Muchos jóvenes se han quedado en casa esperando que les lleguen las oportunidades de trabajo y están coartando su capacidad de interactuar en el mundo exterior".
Trastornos requieren atención específica
De ahí la necesidad de que en las escuelas se incluya una alfabetización emocional, tanto para los alumnos como para los padres y madres de familia, sobre todo, porque en las infancias se han encontrado más trastornos del neurodesarrollo, déficit de atención con o sin hiperactividad, el trastorno del espectro autista, la dislexia y algunas otras neurodivergencias que requieren una atención específica.
"Los trastornos no aumentaron como tal sino que se detectaron más fácilmente por la pandemia, antes se dejaba a las y los docentes que lidiaran con estas situaciones, pero hoy los profesionales de la salud detectan de manera oportuna alguna situación y los padres de familia ya están dispuestos a solicitar ayuda".
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Urge mayor capacitación en las escuelas
Para avanzar en el tema recomendó a los tutores a informarse en sitios de calidad y aprender a gestionar sus emociones para servir de ejemplo a sus hijos y dejar de sentirse angustiados.
Aunque es una tarea un poco complicada porque no nos enseñan cómo hacerlo, las políticas públicas encaminadas a psicoeducación y la alfabetización emocional, añadió, son una de las grandes vías.
"El problema que es que en el sector público es muy complicado recibir un buen diagnóstico, la atención y un tratamiento adecuado. Generalmente son los profesionales privados quienes hacen un buen diagnóstico, pero a precio muy altos, sobre todo, cuando se requiere medicación psiquiátrica".
En la escuelas públicas, recalcó, podría contratarse personal especializado o bien capacitar a los docentes y profesionales que ya están en las aulas para que tengan el manual de alfabetización emocional y puedan brindar los primeros auxilios psicológicos.
Si bien en las infancias y las adolescencias son predominantes los cambios de conducta por el desarrollo físico y mental, es importante identificar cuando ciertas cuestiones no son normales.
"Aquellos pequeños cambios que se notan en los hijos siempre son una señal de alarma, aunque también está la dificultad para guardar su turno, interrumpir conversaciones constantemente, mayor irritabilidad o impulsividad, ataques de irá o berrinches", finalizó.
AGB