Cuando se habla del comportamiento agresivo se hace referencia a una multicausalidad, ya que tal comportamiento surge de una influencia por diferentes factores: social, cultural, genético y biológico, tanto a nivel familiar como individual, sin embargo, los niveles de agresión y conductas violentas reflejadas en comportamientos de aficionados a deportes, son representación de falta de empatía, respeto y con una clara predisposición egocéntrica de la persona que la emite debido al estrés, ansiedad y frustración al no tener control sobre el actuar de jugadores o escuadras a las que apoya.
La violencia puede destruir, castigar o controlar
La investigadora en temas de agresión Brenda Mendoza, perteneciente a la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México, la violencia es una conducta evolutiva del ser humano que es aplicada a otra persona como una manera de defenderse ante un ataque. No obstante, la mayoría de ocasiones en la que se reproduce es de manera desmesurada y fuera de contexto, que puede derivar en acciones y formas de agresión violentas de manera excesiva tanto de forma física o verbal cuyo objetivo es destruir, castigar o controlar a otro individuo.
Los actos de violencia dentro de un estadio o en el deporte vistos desde la afición, aseveró, son el resultado de la reproducción de imágenes de actos violentos en anteriores partidos, en tanto que “al no ser acompañados de una explicación concisa de su origen o el mensaje no es recibido de forma correcta, lo único que generará será mayor propensión a repetir esos mismos actos, esto se debe a que no siempre la persona que las recibe es capaz de interiorizarlas de forma prosocial, es decir, con actitudes que mejoren su comportamiento”.
Factores que propician conductas de agresión en estadios
Aclaró que algunos de los factores que propician dichas conductas son la falta de empatía hacia el contrincante, la falta de sanciones ante insultos dichos durante el partido, el consumo de alcohol o sustancias que potencien factores de agresión en la persona, el ruido que aumenta los niveles de estrés del aficionado, el hacinamiento de las porras, la temperatura y el dolor o sufrimiento de ver al equipo que apoya perder, ya que sus emociones son expresadas sin un límite.
Recalcó que la cultura deportiva y el nivel de educación de las personas también son fundamentales para evitar conductas agresivas. Además, opinó que los medios de comunicación que difunden la violencia de manera injustificada o sin la debida información, crean modelos de aprendizaje observacional.
MMCF