La señora Bernarda Salgado y su esposo el señor Humberto Lezama no se imaginaban que la vida, como la conocían, cambiaría por completo. Su hija, Nancy Lezama tenía 23 años y estudiaba la carrera de Psicopedagogía, en línea al igual que miles de jóvenes debido a la pandemia de covid-19; estaba a un año de graduarse pero el lunes ya no volvió a casa. Murió en el colapso de la línea 12 del Metro.
Su mamá la describe como una niña “muy linda, muy tierna, muy responsable, una niña bien”.
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Nancy iba acompañada por su hermana Tania Lezama, quien el pasado 29 de abril cumplió 15 años. Junto con Enrique, novio de Nancy, los tres habían ido a comprar el regalo que la hermana mayor prometió a Tania, en Plaza las Antenas donde además cenaron.
“Ella cobró su quincena, cuando fue el cumpleaños de mi hija no le dio nada, fue el 29 de abril y ella le dijo 'vamos, te voy a comprar tu regalo'”.
Tania quedó lastimada. Necesitará varias operaciones y aún no se sabe si podrá caminar de nuevo; su operación inmediata por las lesiones que sufrió fue imposible, pues los doctores del Hospital Xoco, aseguraban que había riesgo de que muriera desangrada. Por ello, la joven de 15 años fue trasladada a un hospital privado en la Ciudad de México, gracias a la ayuda de un camillero y dueño de ambulancias que llegó a un acuerdo con el hospital que recibía a heridos por el descarrilamiento.
Los gastos han corrido por su cuenta y saben que la recuperación será larga.
“Va a tener más cirugías porque no quedaría con una. La rehabilitación es tardada. Ahorita no va a poder caminar. No sé si vaya a poder caminar o no, pero por ahorita no. Me dijeron que ahorita tres meses no se puede mover para nada”, dijo su madre.
Dice que las autoridades no les han ofrecido ningún tipo de apoyo, pero sí los buscaron para que les firmaran unos papeles de tres supuestas demandas que ella y su sobrina interpusieron.
“Hasta hoy nadie (del gobierno) se ha acercado. Supuestamente están ahí afuera, pero son los de Fiscalía y no nos han ofrecido para el funeral. Hay muchos gastos que he cubierto con la ayuda del pueblo y de los vecinos, pero de parte del gobierno nada. La caja de mi hija es muy corriente, de madera muy corriente. Yo quería una de metal, de fierro, y pues mi hija se va a tener que ir así”, dijo.
Lo que la familia de Nancy y Tania quiere es justicia, pues asegura que si el gobierno hubiera hecho un buen trabajo en la construcción de la Línea 12, su hija no habría muerto y la otra podría caminar.
FS