Una vivienda quedó en ruinas después de que aumentara el cauce de la barranca, ubicada en la colonia Lindavista, perteneciente al municipio de Amozoc. Un niño de alrededor de cuatro años, su madre y su abuela, fueron las personas afectadas que quedaron en situación de calle después del desastre.
A causa de ello, el equipo de MULTIMEDIOS Puebla visitó la zona para dar a conocer las condiciones bajo las que se encontraba esta familia. Sin embargo, a pesar de que los damnificados presuntamente abandonaron la zona, los vecinos explicaron para esta casa editorial que vivir junto al cauce del agua fue la última opción con la que la familia contó.
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“Primero rentaban una casita aquí arriba, pero se las pidieron, consiguieron rentar otra pero sucedió lo mismo, y fue cuando se vieron en la necesidad de construir su hogar en la barranca, con puro cartón y madera en su mayoría”.
Para sustentar las necesidades de los tres, los vecinos comentaron que la abuela solía visitar las casas preguntando si alguien necesitaba apoyo con las labores del hogar, para lavar la ropa o cualquier otra tarea que pudiera ganar un poco de dinero.
“Las condiciones en las que vivían eran bastante humildes […] la señora vende y junta leña para mantener a su hija y al niño, además vecinos míos me comentaban que luego les ofrecían limpiar sus patios, o lavar los trastes sucios”.
Por su parte, Celia Ángel comentó que al momento de ver a la madre del niño por las calles de la colonia, se percató de que sufría algún tipo de condición o discapacidad, lo que supone, contribuyó a la precaria situación económica por la que atraviesan.
“Alguna vez me di cuenta de que la chica preguntaba a los vecinos si no querían que les limpiara la casa o les lavara la ropa […] parecía que sufría de una discapacidad y por lo que sabía no trabajaba ni hacía nada la mayor parte del tiempo […] de ella es el niño pequeño que parece debería ir en kinder”.
La vecina de la familia afectada detalló que alguna vez les hizo hincapié en que estaban en una zona de alto riesgo, pero también comprendió que no tenían a dónde ir.
“Tan solo vea como está, el agua pasa juntito a ellos y con estas lluvias era muy probable que el nivel del agua aumentara lo suficiente hasta llevarse esa casa […] soy testigo de cómo se inunda toda la zona de la barranca, lo he visto durante 34 años que llevo viviendo aquí en la colonia porque fui de las primeras en llegar”.
AAC