En el Valle de Atlixco, el municipio de Tochimilco guarda entre sus múltiples virtudes turísticas un rincón del siglo XVI digno de presumir y catalogar dentro de los lugares más románticos y completos de Puebla y todo México. En la entrada de la localidad, sobre la avenida Froylan Calle Manjarrez se puede encontrar el acceso principal de la Finca Mariana & Marcos Tochimilco, un lugar que además de albergar cientos de historias, es uno de los puntos de hospedaje y relajamiento favoritos de connacionales y extranjeros.
En la entrada del inmueble se encuentra un pequeño museo en memoria de los fundadores de la finca, donde se pueden conocer pasajes de la historia. Fotografías de Mariana y Marcos se pueden apreciar en diferentes partes del museo, además de que hay una torre eclesiástica, muebles antiguos, así como artefactos de uso diario que datan de la época prehispánica, los cuales se encontraron en excavaciones, elementos que reflejan todo lo que se ha vivido este lugar.
De manera atenta e inmediata, trabajadores de la finca se acercan a los visitantes, que si bien están listos para ingresar a un salto al pasado, deben atender a los protocolos normativos contra el covid-19, con el fin de vivir la experiencia sin peligros. Una vez que se avanza por el patio principal del inmueble, un bar modesto pero refinado es parte de la recepción, mientras que la cocina al estilo poblano con barro y talavera cautivarán a los curiosos, todo ello enmarcado en una estructura que a primera vista deja ver solo una pequeña parte de la gran extensión de este restaurant-hotel.
De esta forma, escalones abajo del primer encuentro, se encuentra el área de restaurante, donde familias, amigos y parejas aprovechan una atmósfera llena de paz con la compañía de la naturaleza, la cual sirve de escenario para los retratos que inmortalizarán su visita en la finca de Tochimilco.
Clientes dieron forma al concepto
Flavio Pérez Calpeño, director general de la finca Mariana & Marcos Tochimilco, comentó que los clientes y visitantes le dieron la idea de comenzar el servicio de hospedaje, por lo que durante 10 años ha prestado el servicio de alimentos en el sitio.
“Los mismos clientes son los que nos preguntaban: ‘Oiga, ¿tiene hospedaje?, ¿Nos podemos quedar?’. Eso es lo interesante, cómo nació este proyecto, lo cual fue iniciativa de los clientes”, señaló Flavio. Además, apuntó que tanto para él como para su socio, Antonio Pérez Zepeda, siempre fue claro que debían realizarse villas o cabañas que no rompieran la mística de la finca.
Asimismo, Flavio Pérez comentó que la labor agrícola que se desarrolló en este espacio le brindó estudios a él y sus hermanos, siempre impulsados por su madre, Mariana. Sin embargo, al paso del tiempo, se percató que solo con el trabajo impediría que el inmueble quedara en el olvido o dejara de tener historias que contar entre sus paredes.
Muros con historia
El inmueble perteneció a la Hacienda de Santa Teresa y fue testigo del movimiento de la Revolución mexicana, sin embargo, cayó en el abandono por 40 años. Ante este panorama y gracias a la enseñanza más importante de su familia, el no olvidar su tierra, Flavio se propuso a recuperar este espacio para darle una oportunidad más, por lo que ahora puede dar trabajo a más de siete familias poblanas.
Por lo anterior, en compañía de su socio y arquitecto de confianza, Antonio Pérez Zepeda, ambos amantes de la historia, cultura, gastronomía y tradiciones de Tochimilco, inició un largo andar entre estudios de la región, planeación, construcción y detallado de las tres fincas que ahora comprenden parte del inmueble, por lo que actualmente los comensales y visitantes ya pueden hospedarse para vivir la magia del acercamiento con la naturaleza.
Sitio para convivir con el medio ambiente
La zona de hospedaje se compone por tres villas, cada una a una distancia considerable de la otra para otorga a los huéspedes la mayor privacidad y seguridad posible. El concepto es que los visitantes puedan conocer los detalles más especiales de la historia de la región, así como hechos prehispánicos y del periodo denominado como la Conquista.
En un primer momento se encuentra la “Villa Santa Teresa”, inmueble de madera de color blanco, el cual tiene acabados modestos, pero no por ello es menos bella que el resto. Con una foto de gran tamaño de doña Mariana, y con espacio para dos personas. Esta cabaña se convirtió en la preferida de los enamorados, pero también cuenta con un extenso balcón donde si los huéspedes así lo desean, pueden pasar una convivencia alejados del resto de los clientes, en un espacio abierto, cómodo y privado.
Arriba de esta primera zona se encuentra la “Villa Mesoamericana”, ideal para cuatro personas y donde la misma construcción asemeja estar en la cima de una pirámide. Al amanecer los visitantes podrán tener una vista predilecta del volcán Popocatépetl, mientras reciben los primeros rayos del sol que se escapa entre sus cornisas o bien, desde la comodidad de un petate con cojines que se encuentra a un costado de la construcción a manera de terraza.
Más arriba, en un mayor tamaño y con detalles aún más lujosos, pero sin ser ajenos a la atmósfera que la finca ofrece, se encuentra la Villa Virreinal, en la cual se percibe una esencia de lujo, con detalles prehispánicos y que refleja la etapa de Conquista de Tochimilco. Este espacio es el de mayor presencia entre los inmuebles para hospedarse, además de que es adecuado para pasar la noche alrededor de una fogata.
En cualquiera de estos espacios inmobiliarios, los clientes podrán vivir una experiencia inolvidable y en cercanía de la naturaleza. Con paseos en caballo, en compañía de sus mascotas, paseos en bicicleta o como parte de la experiencia de una caminata en el sendero a través de un “Recorrido de Amanecer” o uno al atardecer, se les prometen sorpresas a los visitantes, así como un contacto único con la naturaleza.
De igual forma, se aconseja pasar parte de la noche bajo las estrellas y observar la cúpula celeste que cubre a la zona de Tochimilco, ya que gracias a los bajos niveles de contaminación, se puede observar de manera mágica el manto estrellado de la oscuridad.
Si esto no es suficiente, según la fecha en que se visite la Finca Mariana & Marcos Tochimilco, se puede ser espectador de la temporada de luciérnagas, o bien recordar nuestro pasado con “El sendero de los muertos”, donde una ofrenda mesoamericana y una ofrenda virreinal engalanarán la noche.
Asimismo, para los amantes del café, la finca tiene preparado el “Traer del sendero del café”, el cual consiste en una visita a los cafetales de la propia casa, conocer el proceso de recolección del cerezo, su paso por la selección de los mejores granos, un tostado en comal de barro, el molido con molcajete de piedra volcánica y la experiencia de percibir el aroma, sabor y color de un café 100 por ciento poblano, que deleitará a los paladares más exigentes. De esta manera, el sitio ubicado a aproximadamente 14 kilómetros del volcán Popocatépetl tiene preparado para los visitantes del Barrio de Xaxalpa una estancia inolvidable e inigualable.
AFM