Garapiñas y tepache, sorbo a la tradición

Especial de Fin de Semana

Ambas nacen de la fermentación de la piña mezclada con piloncillo o azúcar; se sirven frías para refrescar, quitar la sed y levantar el ánimo de cualquiera.

Eduardo Pérez mantiene el legado de su padre en “Las Alacenas”. (Iván Carmona)
Claudia Hidalgo
Toluca /

¿Quién no ha probado un rico tepache con hielo o las famosas garapiñas que se venden en Toluca desde hace más de 85 años? Las bondades de la piña son infinitas; no se desperdicia ni la cáscara y de sus jugos se hacen las mejores bebidas sin alcohol que existen en México desde hace muchas décadas.

También hay que reconocer que sus combinaciones con alcohol son ampliamente apreciadas, ya sean dulces en los clásicos cocteles conocidos como piñas coladas a base de leche condensada, crema de coco, hielo y ron, o las tradicionales piñas del municipio de Tenango del Valle, más frescas y con menos dulce, combinadas con jugo de piña, limón, vodka, jarabe y sal.

Y qué decir de los tradicionales jugos de piña o su constante uso en la gastronomía, como la carne de puerco en piña, los adobos, el estilo hawaiano en pizzas, los atoles, las gelatinas, los dulces, las ensaladas o más natural ya sea en trozos o rebanadas, con picante o sola, como recomiendan los y las nutriólogas.

Como en muchos alimentos, entre menos proceso y combinaciones tenga, es mejor. Sobre todo cuando hay que cuidar la dieta por problemas de obesidad, diabetes o alguna otra enfermedad crónica degenerativa. Ya lo dice el clásico de todos los tiempos: “Nada con exceso, todo con medida”.

Tepache

Aunque en todo el año se puede encontrar piña en cualquier mercado, su temporada ideal es durante el invierno, cuando se puede encontrar la piña miel o piña esmeralda, a precios más bajos y podemos verla en grandes cantidades.

Don Álvaro Esquivel conoce perfectamente estas fechas y todos los inviernos aprovecha para comprar piña fresca, pelarla cuidadosamente y ponerla a fermentar para preparar sus famosos tepaches bien fríos, con piloncillo y agua para curar la sed y levantar en un dos por tres el ánimo de cualquiera.

Don Álvaro Esquivel lleva años preparándola y ofreciéndola en Metepec

Él vende tepache y crema de coco todos los días en la calle Vicente Guerrero, a la vuelta del Museo del Barro, en Metepec. A su esposa, Antonia García, se le encuentra en el kiosco municipal con un tambo repleto de tepache y un cubo lleno de hielo.

A diario recorren varias calles del municipio desde San Jorge Pueblo Nuevo, y finalmente se colocan en estos puntos para vender esta bebida que, aseguran, es nutritiva, ayuda a limpiar el riñón, a eliminar grasas del organismo, pero sobre todo es muy rica a cualquier hora del día.

La cáscara de piña se lava perfectamente y se deja reposar con agua y piloncillo durante algunos días en un lugar oscuro, frío y bien tapado, hasta que fermenta y adquiere un sabor fuerte que se rebaja con un poco de agua. Algunas personas suelen añadir un poco de canela, aunque el ingrediente principal es el piloncillo, ya que da un sabor especial que el azúcar no puede igualar.

Garapiñas

Es una bebida tradicional y única de Toluca. En 1936, el señor Lorenzo Pérez, mejor conocido como “Don Lencho” la empezó a vender frente a la famosa casa de Los Barbabosa, en la Plaza de los Mártires, en un negocio de madera.

Cuando Wenceslao Labra toma la gubernatura hace cambios y sustituye este espacio por las ahora tradicionales alacenas, en Los Portales de Toluca, donde se sigue vendiendo la famosa garapiña, que tiene sus orígenes en Cuba, donde la conoció "Don Lencho"  y le puso su toque especial.

Hoy está su hijo Eduardo Pérez a cargo del negocio, el cual lleva 85 años dando fama a Toluca la Bella, sin ingredientes especiales, pero con el toque particular que le da a la piña y el proceso de fermentación.

De hecho se puede convertir en vinagre, un líquido que la gente suele usar para los golpes o moretones, para curar heridas o utilizarla en la cocina para algunas ensaladas o para hacer una rica cazuela de chiles manzanos, cuaresmeños o serranos con zanahorias, papas, calabaza, coliflor, ejotes y otras tantas verduras.

Eduardo, la segunda generación en la elaboración de esta bebida, destaca que además es buena para la salud porque es diurética y por lo tanto ayuda a limpiar los riñones.

Su elaboración es muy sencilla: se lava la piña, se machaca incluyendo la cáscara para dejarla fermentar durante tres días o incluso una semana, en época de frío. Es fácil darse cuenta que está lista cuando la pulpa y todo el bagazo se sube. Entonces es momento de colar y endulzar un poco.

La fermentación es en grandes barricas, para obtener la suficiente garapiña y surtir todos los días, porque esta es la única alacena donde se venden y se puede acompañar con una rica torta de salsa macha o las famosas flautas que hay en estos puestos.

Lo importante, destaca, es que la fermentación es totalmente natural, no lleva ningún químico. Lo que sí, dijo, es que es similar a una cerveza porque al tiempo prácticamente no sabe a nada, pero bien fría se disfruta y deleita el paladar.

Eso sí, aclara que no es tepache, porque esta se hace con pulpa de piña y no solo con la cáscara, y a diferencia del tepache se usa azúcar en lugar de piloncillo, por lo que es más clara que el famoso tepache de  “Don Álvaro”.

Eduardo Pérez está orgulloso que las garapiñas sigan presentes en el gusto de la gente y del turismo, y que después de 85 años ya sean parte de la historia de la capital mexiquense donde su padre trabajó toda su vida, hasta heredarle el negocio que algún día pasará a manos de la tercera generación.

Eduardo ha estado en la elaboración de la garapiña desde los 12 años, ayudando a su padre. Cuando se casó, la dote que le dio su padre fue la fama de esta bebida y la alacena que le ha ayudado a sacar adelante a su familia, la cual, dice con orgullo, es 100 por ciento toluqueña.

Ventajas y desventajas

Como cualquier alimento, por más sano que sea debe consumirse con medida, sobre todo cuando hablamos de que se le añade azúcares o piloncillo. Por ello, la maestra Gaby Mendieta, nutrióloga, pide tener clara la cantidad que consumimos a diario y principalmente nuestro estado de salud y requerimientos nutricionales diarios.

Ella forma parte del cuerpo académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) y sabe que la piña por sí sola, en rodajas o cubo, es un alimento muy rico y nutritivo e indispensable en la dieta diaria, sin perder de vista que como toda fruta tiene un aporte de dulce, el cual es mejor no incrementar.

La piña es una fruta muy rica en agua, ya que 85 por ciento es líquido, lo cual la hace baja en calorías, aunque todo depende de la porción que consumimos.

Como es una fruta tropical también es rica en potasio, yodo, vitamina A, B y C y tiene fibra, el problema es que acostumbramos a comer mucho en agua y entonces a esas propiedades se le agregan azúcares, o en jugos y se combina con más frutas que potencializan el aporte calórico del día, sobre todo si pensamos en la cantidad.

Cuando se empieza a procesar y a mezclar va perdiendo ciertas propiedades, las vitaminas principalmente, algo muy similar a la naranja que deja escapar sus vitaminas, por lo que se recomienda pelarla y comerla inmediatamente.

Además tiene una enzima que se llama bromelina, la cual ayuda a poder desintegrar las proteínas, facilitando su absorción y digestión, la cual ya no está muy presente cuando se calienta, mezcla o está expuesta mucho tiempo al sol, a temperaturas más elevadas.

También es diurética, ayuda contra la retención de líquidos, así como a la digestión; estimula la flora intestinal por su cantidad de fibra, puede ser laxante, mejora el tránsito intestinal, ayuda a la circulación sanguínea con su acción anticoagulante, refuerza el sistema inmunológico, tiene A y D.

La forma ideal

El consumo adecuado de esta fruta es cuando está fresca y al natural sin acompañarla con otro producto, pues su sabor es fresco y suave por lo que no requiere alterarlo o reducirlo.

Hay que tomar en cuenta que con las aguas de sabor se agrega azúcar o, si lleva alcohol y leche, es mucho más alto su aporte calórico al igual que cuando se consume en coctel, situación que debe tener muy presente quien tiene la glucosa alta o problemas de hipertensión.

“Es muy importante que cada quien acuda con personas expertas en nutrición para que tenga presente el tipo de dieta que debe llevar, no tanto el restringirse de alimentos, sino el saber comer lo que le conviene y reducir lo que le hace daño, porque cada persona es diferente” señala la especialista.

El tema de los jugos, refiere, sobre todo en los que se mezcla la piña con verdura, no está mal pero se debe tener en cuenta que no puede ser un hábito  porque nuestro cuerpo está hecho para poder masticar y si se cuela se quita la fibra. Si se queda a la intemperie pierde sus vitaminas.

Cuando compramos productos hechos con piña, señala, no sabemos qué cantidad se usó, por lo que es difícil llevar el control diario de nuestra ingesta.

Algo similar, dijo, pasa con el piloncillo que al final sigue siendo un azúcar, aunque es más natural y puro porque está menos procesado, es un endulzante y es algo con lo que se lucha a diario en México, debido al tema de la diabetes y la obesidad.

El piloncillo se puede usar pero se debe medir como cualquier otro tipo de azúcar y hablamos de cantidades mínimas. En este caso el piloncillo es más natural, a diferencia de la miel que en muchas ocasiones ya es de dudosa  procedencia, porque tiene mayor cantidad de jarabe y otros tipos de azúcares.

Traduciéndolo a cucharaditas, de 5 hasta 10 gramos en el caso de menores y de 20 gramos en adultos. El tema es que en prácticamente todo lo que ingerimos a diario tiene endulzantes, por lo que es importante revisar las etiquetas nutrimentales.

MMCF

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