El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, encabezó la entrega de un reconocimiento a la familia Linares por contribuir a preservar la elaboración de los alebrijes, los cuales son reconocidos como seres fantásticos y coloridos de origen capitalino, que fueron creados por el artesano Pedro Linares López en su taller de la zona de Merced Balbuena y que son Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
En conferencia de prensa, el mandatario capitalino recordó que el 30 de diciembre de 2019 se publicó en la Gaceta Oficial la Declaratoria de los Alebrijes de Pedro Linares como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México, con el objetivo de proteger y enaltecer esta artesanía que ha aportado un gran valor a las tradiciones, el arte popular y el turismo mexicano.
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“En sus sueños, don Pedro Linares visualizó los alebrijes, parece una obviedad doble porque los sueños son necesariamente intangibles, frutos de nuestra imaginación, pero los sueños importan tanto que la sociedad ha decidido considerarlos parte de su patrimonio.
"Entregamos este reconocimiento directamente a la familia Linares, para que no se quede solo en la Gaceta de la Ciudad de México, sino que la tengan los creadores y sus herederos”, resaltó.
Batres destacó que Pedro Linares creó los alebrijes a los 30 años, en los mismos talleres donde hoy en día sus descendientes continúan con su elaboración y dijo que gracias a su obra, obtuvo reconocimiento nacional e internacional, además de que su labor se plasmó en documentales y recibió el Premio Nacional de Artes y Ciencias de México en la categoría de Artes y Tradiciones Populares.
En su intervención, la antropóloga Marta Turok, resaltó que Pedro Linares dio un giro a la cartonería, al pasar de las figuras de los famosos “Judas” a los alebrijes.
“En la década de 1940 surge Pedro Linares, un artesano de tercera generación del barrio de La Merced, jocoso, dicharachero y muy trabajador; trabajaba en el techo de la casa, acompañado de sus hijos. Sin ‘querer queriendo’, revolucionaría a este noble oficio, sería un testigo más de su tiempo.
"La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por numerosas innovaciones y redireccionamiento del quehacer artesanal, al surgir un nuevo consumidor abierto a nuevas expresiones. De “judas” a alebrije fue un proceso de transformación”, comentó.
Durante su intervención Leonardo Linares, nieto de Pedro Linares, agradeció a las autoridades capitalinas por la declaratoria y el reconocimiento, acciones que consideró un punto de partida para que el gremio artesanal sea respetado.
“Gracias a esto, a esta iniciativa que ha tenido nuestro gobierno de la Ciudad de México.
"Tenemos ahora un bien inmaterial de los alebrijes de Pedro Linares, porque es la única artesanía mexicana, chilanga que tenemos de la Ciudad de México, todas las demás son artesanías residentes dentro de nuestra Ciudad de México, pero la única artesanía de la Ciudad de México es el alebrije”, precisó.
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HCM