Guadalupe Alonso Martínez, una conductora de transporte público en el municipio de Los Reyes La Paz, Estado de México, soñaba con tener una flotilla de "combis", pero logró cumplirlo ya que fue asesinada el pasado 23 de septiembre.
Hace cinco años se convirtió en una de las pocas mujeres conductoras de transporte público, dejó de ser empleada para ser su propia jefa y compró dos camionetas que trabajaba de manera alterna con su hijo mayor para poder pagarlas.
El cuerpo de la mujer de 47 años fue encontrado dentro de su propia urvan con cromática café y blanco de la Ruta 83, tenía huellas de estrangulamiento, golpes severos en el rostro y dos impactos de bala.
"Ella adquirió sus dos camionetas con mucho esfuerzo apenas las estaba pagando, se salía a las cuatro o a las cinco de la mañana y le paraba hasta las 9 o 10 de la noche, para no quedar mal con los pagos, su meta era comprar más camionetas para cada uno de sus hijos, pero lamentablemente ya no pudo”, aseguró su hermano Eduardo Alonso.
No fue robo fue feminicidio: familia
Aunque en un principio su muerte se manejó como un presunto asalto, sus familiares aseguran que se trató de un feminicidio y el principal sospechoso es Omar Miguel "N", quien era su pareja sentimental.
Al principio el hombre colaboró con las investigaciones e incluso acudió al Ministerio Publico, en calidad de testigo para esclarecer el caso, pero después comenzó a caer en contradicciones.
“Primero dijo que mi hermana había a salido a trabajar desde las 3:00 de la mañana, luego que no, empezaba a dar testimonios diferentes y no contaba con que hay videos que lo delatan, él es el que saca la camioneta, a mi hermana no la mataron en el lugar del hallazgo”.
Familiares temen que Omar Miguel “N” salga libre, pues estuvo detenido por el delito de cohecho y después se le adjudicaron delitos contra la salud.
“Lo único que queremos es que haya justicia, no somos gente de problemas, tenemos miedo de que por esos delitos pueda pagar alguna fianza y salir, queremos que lo investiguen por el feminicidio de mi hermana”, agregó Eduardo.
Una mujer alegre y entregada a sus hijos
Guadalupe deja tres jóvenes en la orfandad, será recordada por su alegría que contagiaba en su casa y en el trabajo, cualidad que incluso hizo que sus compañeros le apodaran “La Pato” o “Cua Cua”, pues hablaba mucho y siempre estaba sonriente.
“Era bien alegre, siempre estaba bien arreglada porque decía que era la presencia hacia sus pasajeros, era muy buena amiga y comprometida con el trabajo”, destacó uno de sus compañeros.
Guadalupe fue por última vez a la base de la Ruta 83 que circula desde esta localidad y hasta el Metro Santa Martha en la Ciudad de México, el sitio al que llegaba todos los días desde las 4:00 de la mañana para llevar el sustento a sus hijos.
MMCF