En lo que va de 2024, el gusano descortezador ha arrasado en más de 6 mil hectáreas de bosque en territorio mexiquense, debido a la debilitación de los árboles tras sequías, incendios forestales, tala clandestina.
Los factores mencionado se han presentado durante este año y han generado impacto en el cambio climático, razón por la cual ha sido más complicado detener el avance de este insecto, advirtió Miguel Harrison Custodio, jefe de Departamento de Sanidad Forestal en la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque).
Harrison Custodio explicó que este insecto, que vive en la corteza de los árboles y que se alimenta del tejido que conduce los nutrientes, puede estar presente durante todo el años, aunque su periodo de mayor intensidad son en los meses con menor precipitación, lo que debilita a los árboles.
“Aquí el tema de los insectos, todo el año hay plagas y todo el año se está haciendo trabajos de combate de plagas, sin embargo, la época más difícil son como tres meses, que es como marzo, abril, mayo, es cuando está la sequía más fuerte porque los árboles no tienen esa hidratación que se necesita, están más débiles”, dijo.
Afectación ha sido mayor este año
Sin embargo, para este año la problemática ha sido mayor, y es que el cambio climático ha permitido la proliferación de estos gusanos ya que los árboles se encuentran más débiles que en años anteriores.
“Ahorita por los factores de cambio climático, de estrés hídrico, de incendios, de tala, muchos factores que podemos tomar en cuenta, los bosques están teniendo una gran presión, hay una gran presión sobre los bosques que hace que los árboles tengan algún debilitamiento”, dijo.
De ahí que la agresividad del gusano descortezador se ha extendido hasta la recta final del año, ni las lluvias permitieron controlarlo, y ha impactado en más de 6 mil hectáreas de bosque. “Si hablamos de madera en volumen, también llevamos más de 100 mil metros cúbicos que están dañados por este insecto”
En Valle de Bravo hay más registros del gusano descortezador
Agregó que el Estado de México lo tienen dividido en nueve regiones, de las cuales la región de Valle de Bravo, en la zona sur, ha sido la que más afectada y donde han tenido más notificaciones de la presencia del insecto.
“Porque tenemos ahí un problema de estrés hídrico, de que no hay suficiente retención de agua en los bosques porque hubo muchos incendios, porque se está deslavando, porque no se da también manejo forestal”, explicó.
De ahí que hizo un llamado a las y los dueños de los predios, ejidatarios, a mantener recorridos en los bosques y observar la sintomatología, desde el cambio de coloración hasta los grumos en los árboles y dar aviso de las plagas. “Probosque viene a ayudarles con el estudio que es un informe técnico fitosanitario”.
Los dueños serán los encargados de eliminar las plagas, con base en la serie de recomendaciones que dan las autoridades, aunque esto incluya el derribo de los árboles o, en su defecto, la quema del mismo.
“Hay que derribarlos, hay que seccionarlos, hay que descortezarlos, hay que aplicarles el insecticida que también viene por norma, que está autorizado por Cofepris y se debe de fumigar, de asperjar”, concluyó.
PNMO