Gustavo Ariza Ibarra es un ejemplo de que no existen límites, ya que, a pesar de ser diagnosticado con autismo desde temprana edad, ha logrado tener una vida normal e incluso graduarse del bachillerato, contando siempre con el apoyo de su familia.
- Te recomendamos “Un tatuaje significa plasmar o recordar un momento de tu vida”: Blood, tatuador poblano Comunidad
En entrevista con Multimedios Puebla, Gustavo Ariza Salvatori, padre de Gus, contó cómo ha sido la vida del joven, ya que al nacer no presentó ninguna complicación, sin embargo, al crecer fue cuando comenzó a tener síntomas del trastorno.
Un neurólogo fue el que diagnóstico a Gus con autismo, por ello, lo envío a una clínica especializada en la atención de dichos padecimientos, sin embargo, sus padres querían que él tuviera una vida normal, por lo que buscaron otras opiniones médicas.
"Nos mandaron a una clínica donde estaban los niños con autismo y desde el principio vi que no era lo que quería para él, había niños que ya estaban muy mal o que no los habían atendido a tiempo y no queríamos eso para él", expresó.
Posteriormente, fue una doctora especialista la que dio una evaluación totalmente distinta a la primera, la cual incluyó múltiples cambios en la vida del joven, poniendo como eje principal del tratamiento el apoyo de la familia.
A los tres años de edad, Gus dijo sus primeras palabras al hacerle una invitación a su mamá para que jugaran y a partir de ese momento, comenzó a tener una vida como la de cualquier niño, acudiendo a clases de natación, equitación y estudiando en escuelas normales.
De igual manera, comenzó a interesarse por actividades como la robótica y la música, aprendiendo incluso a tocar la batería.
Ariza Salvatori aseguró que esta situación ha sido un proceso largo y satisfactorio, siendo el logro más reciente la graduación de su hijo del bachillerato, lo que rompió con todos los diagnósticos médicos que al principio le auguraban un escenario poco alentador.
Asimismo, destacó el hecho de que han buscado eliminar los estigmas sociales relacionados con el trastorno, con la finalidad de que Gus tenga una vida normal.
“Hemos ido avanzando con él, viéndolo como un niño normal, quitándole todas las etiquetas del autismo, quitando las etiquetas de que no puede hacer las cosas, claro que las puede hacer”, expresó.
Añadió que, en la actualidad, se han tenido avances en la sociedad para poder tener una buena convivencia con las personas que tienen este tipo de padecimientos, sin embargo, todavía existe un gran desconocimiento.
Por ello, hizo un llamado a los padres que tienen hijos que presentan las mismas condiciones que los apoyen en todo momento y busquen siempre su bienestar y su desarrollo como una persona normal, ya que en muchas ocasiones una persona autista desarrolla de mejor manera sus habilidades.
La escuela siempre fue un gusto
A decir del propio Gus, ir a la escuela siempre le generó un gusto, ya que de esta manera pudo tener amistades y relacionarse con materias como la de maquetería, con la cual desarrollo su creatividad para elaborar distintas maquetas.
Asimismo, indicó que siempre le gustó tener buenas calificaciones en la escuela, buscando más adelante poder emprender un negocio propio, además de que en algún momento mostró interés por la carrera de contaduría.
“Desde pequeño he estado en escuelas normales, desde maternal hasta la preparatoria, nunca quería reprobar”, dijo.
La historia de Gustavo Ariza Ibarra es un claro ejemplo de cómo se pueden enfrentar las adversidades para salir adelante, contando siempre con el apoyo y amor de su familia para salir adelante.
CHM