José Antonio Haghenbeck Cámara, originario del municipio de Tehuacán, desarrolló un gusto por las bellas artes hasta que encontró su pasión en la escultura, habilidad en la que ha trabajado durante más de 40 años.
Su obra más conocida es la escultura de acero que realizó en 2018 para la localidad de Calpan. Esta obra rinde homenaje a la historia de amor entre el guerrero Popocatépetl y la doncella Iztaccíhuatl. Está ubicada en la rotonda donde convergen las carreteras Huejotzingo-Calpan y Cholula-Calpan, conocida popularmente como El Crucero por los habitantes.
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“Mi obra más conocida es la del Popocatépetl, que está en la entrada de Calpan, y es una obra que me llena de mucho orgullo, porque fue para un municipio tan pequeño, con solo 14 mil habitantes, cuyo presidente municipal vio una oportunidad turística en ella. Me da mucho gusto porque es una forma de valorar lo que hacemos, y creo que el arte es cultura y aprendizaje”, expresó en una entrevista para Milenio Puebla.
Durante sus más de 40 años de trayectoria, ha creado obras para los estados de Guanajuato, Guadalajara y Tamaulipas.
Para Antonio Haghenbeck, la escultura es un arte que busca transmitir sentimientos, además de plasmar las tradiciones, costumbres y cultura de un pueblo, reflejando la evolución de una sociedad.
“Lo bonito y más hermoso de una obra es que perdura en el tiempo; lo que haces puede perpetuarse y ser disfrutado por muchos cuando saben apreciar el arte. Es un trabajo largo y a veces pesado, pero da una gran satisfacción ver lo que estás plasmando. Cada obra es diferente, según las dimensiones y los detalles que quieras imprimir. Lo más importante es incluir el mayor número de características y detalles en la obra”, señaló.
Mencionó que su primer contacto con el arte fue en la secundaria, cuando participó en un taller de modelado. Sus primeras esculturas fueron creadas para la Federación Nacional de Charros y fueron entregadas como premios por el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León. Este evento lo motivó a seguir creando.
Dos obras para Puebla
Actualmente, Antonio trabaja en dos piezas artísticas: “Ascensión de la campana por los ángeles” y “Mujer, célula de la vida”, con la intención de que se coloquen en algún punto de la capital poblana.
Explicó que “Mujer, célula de la vida” está siendo desarrollada en colaboración con la Asociación Mujeres Unidas al Servicio del Estado A.C. (MUSE), y busca enaltecer el papel crucial de la mujer en la sociedad. Esta obra consta de cinco elementos escultóricos que representan las principales etapas cíclicas en la vida de una mujer: la infancia temprana, la infancia escolar, la vida profesional, su etapa reproductiva, y por último, la vejez.
Por otro lado, la obra “Ascensión de la campana por los ángeles” busca representar la leyenda sobre cómo una campana de ocho toneladas fue colocada a más de 50 metros de altura en la torre norte de la Catedral de Puebla. La escultura contará con seis ángeles (tres femeninos y tres masculinos) sosteniendo dicho objeto, recreando el momento en que, según la leyenda, los querubines la colocaron.
El arte no es valorado
Antonio lamenta que la escultura sea una de las profesiones más infravaloradas y que no se le otorgue el respeto que merece. Esta situación, en varias ocasiones, lo ha llevado a ver cómo devalúan su trabajo, forzándolo a negociar el precio de sus obras. Sin embargo, no ha perdido la fe y espera que las nuevas generaciones se interesen por el arte escultórico.
“En Puebla necesitamos más obras artísticas, pero también es triste ver cómo mutilan el arte que uno deja. La invitación es a que aprendan a valorar y, si tienen capacidades artísticas, que las exploten”, concluyó.
Así, Antonio Haghenbeck ha buscado que sus esculturas transmitan sentimientos e identidad, invitando al espectador a reflexionar sobre su propio mundo interior y exterior.
AAC