En Haití, Junior era maestro de cerámica; Telus trabajaba de mecánico, y Dorilus se dedicaba a la elaboración de alcohol hace ya varios años… En Monterrey, desde hace una semana, laboran en la cocina de los Tacos Mauricio, negocio ubicado en la esquina de Isaac Garza y Vallarta, en el centro de Monterrey.
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Los tres haitianos fueron adoptados por don Mauricio y su esposa Ruth Díaz Yáñez, quienes les abrieron la puerta para trabajar en la taquería, establecida ahí desde hace 13 años.
Desde cortar la carne, llevar las verduras o las tortillas a la cocina, hasta servir algunas órdenes de tacos, los jóvenes caribeños ayudan a los propietarios a sacar adelante la taquería.
Junior Lubin, de 33 años, originario del noreste de Haití, con seis años viviendo en Chile, desde agosto se encuentra en Monterrey. Sin embargo, desde hace una semana empezó a pedir trabajo, junto con su esposa Marie Lourdes y su hijo Rayan, de tres años, y lo encontró.
"Aquí llegué una tarde, andaba con mi esposa y mi hijo, y llegué, vi el letrero (de trabajo) y dije: 'aquí tiene que haber algo', y me encontré a Ruth, me ayudó, y al día siguiente volví, y me dijo: 'Me gustaría darte la mano y darte algo de trabajo', y así empecé", relató.
El haitiano indicó que le gustaría arreglar su cuestión migratoria para estudiar abogacía y su esposa continuar su carrera de enfermería.
"Aquí estoy arrendando en una casita económica, un cuarto en el centro, cerca de aquí, hago como 15 minutos (caminando); es muy diferente en todo Monterrey a Haití, son dos países distintos, dos culturas distintas, dos idiomas distintos, pero para el Señor Jesucristo somos un solo hijo para él", dijo.
Telus Chedlin, de 28 años, de la capital de Puerto Príncipe, y Dorilus Rosemond, de 25 años, de Artibonitte, Haití, solo hablan francés criollo. Ambos se refugiaron en Brasil desde hace algunos años, por lo que viajaron hasta Monterrey, donde permanecerán si continúan con trabajo, aunque les gustaría poder arreglar su situación migratoria.
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Ruth Díaz Yáñez, propietaria junto con su esposo, pidió a los regiomontanos abrir las puertas a sus hermanos haitianos para ofrecerles trabajo, sin importar el idioma.
"Yo lo vi con la familia y por eso mismo les di trabajo, los vi necesitados. Vamos a darle trabajo. Yo digo que hay que confiar en ellos y apoyarlos", dijo.