Despicar camarón ya no es una actividad solo de mujeres, en los últimos tres años han ingresado a la labor 300 varones, un 12% del total de personas que se dedican a la actividad en Tampico, sobre todo jóvenes estudiantes que ven en la labor una oportunidad para apoyar sus estudios.
Aureliana Núñez, líder de las despicadoras, reconoció que hace años esta labor era exclusiva de las mujeres, muchas de ellas esposas de pescadores o madres solteras, que viven en la colonia Morelos y sus zonas circunvecinas.
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Desde que comenzó la pandemia y se reactivó el trabajo, hubo una gran cantidad de personas con necesidad de laborar y varios varones voltearon a ver la actividad en los despicaderos como una alternativa “Sí hay hombres que se han integrado a la despicada de camarón, ya tiene desde la pandemia que mucha gente se quedó sin trabajo y ahora van familias completas a trabajar a los despicaderos”, expresó la dirigente.
Representan un 12%, de las 2 mil 500 personas que realizan está actividad en la zona sur.
“Ellos ahora se dedican a despicar camarón. Después de la pandemia mucha gente se quedó sin trabajo así que a los despicaderos llegaron familias enteras, papá, mamá, hijos, y así fue como llegaron”, agregó.
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Muchos son jóvenes, que con el dinero que ganan se apoyan para pagar sus estudios.
En Tampico a las personas que se dedican a esta actividad se les paga 12 pesos por kilo y es por destajo, es decir una persona tiene que pelar 17 kilos, para poder sacar 200 pesos diarios, explicó. El 60 por ciento del camarón que llega al puerto jaibo es para venta foránea.
VLSS