El sur es la joya turística más preciada de Tamaulipas, lo mejor que ofrece el estado a los visitantes y su hotelería uno de los pilares del desarrollo económico de la zona.
Los servicios de hospedaje se han convertido en un sector estratégico para la conurbación y un ejemplo de resiliencia en medio de la pandemia de covid-19.
Esta plataforma de servicios viene de un año complejo que la puso al borde del colapso. Aunque en mucho menor medida, la crisis sanitaria sigue causando estragos pero hoy los hoteles viven su nueva normalidad con una mayor fortaleza.
Con casi 2 mil 700 habitaciones de 4 y 5 estrellas, Tampico cuenta ahora con una importante infraestructura para cubrir la demanda del servicio, aunque los empresarios del ramo reconocen que es necesario ampliar la oferta de centros de hospedaje para poder atraer grandes convenciones.
Y es que este tipo de turismo es aún más redituable que el de placer, pero debido a la crisis sanitaria al menos nueve de estos eventos se quedaron pendientes para evitar riesgos.
Los hoteles instalados dan servicio también a recurso humano de sectores que mueven la economía de la zona, misma que cuenta con dos puertos, una refinería y la industria petroquímica. “Tan solo de la industria establecida en Altamira, tenemos huéspedes originarios de 35 países”, comenta el empresario José Fernández Espínola.
Un destino privilegiado
“No todos los destinos pueden tener playa, historia, naturaleza y gastronomía, lo cual nos da un gran potencial que debemos desarrollar en beneficio de la ciudad”, comenta el presidente de la Asociación de Hoteles del Sur de Tamaulipas, Alberto Ortega Ortega. Menciona que en la medida que se exploten todas las ventajas competitivas que se tienen, habrá una mayor derrama de recursos que también favorecerá a sectores como el restaurantero, transporte, operadores turísticos y artesanos, entre otros.
“Tampico era la capital de las huastecas, hoy en día la idea es retomar eso tanto en el comercio como en turismo”. Esto, añade, contribuirá a recuperarse del impacto de la pandemia, pues la industria turística ha sido la más golpeada y la primera que tuvo que adaptarse a las nuevas circunstancias.
Pese a ello, la mayoría de los 37 hoteles que pertenecen a la asociación, y que generan en conjunto alrededor de 2 mil empleos directos, conservan su plantilla. El año pasado, el hotel Sevilla a su cargo, construido en 1958, estuvo cerrado dos meses porque se prohibió el acceso al centro de la ciudad.
“Somos uno de los estados que más pronto nos estamos recuperando, no al nivel que teníamos antes pero sí más cerca”. Prueba de ello es que Tampico está recibiendo turistas de fin de semana que, procedentes de la capital del país, principalmente, vienen a conocer los nuevos atractivos de la ciudad.
“Esto no se veía en años anteriores, se empezó a dar después de las vacaciones de Semana Santa y en junio se mantuvo”. Desde su punto de vista, es resultado de la promoción turística, pero también ayuda mucho el que los niños no vayan a la escuela de manera presencial, que la autopista ha acortado la distancia por carretera a cinco horas y que este sea el destino más seguro del país.
El sector enfrenta un nuevo reto con las restricciones generadas del semáforo epidemiológico en color rojo, pues en pleno verano tendrán que operar a una capacidad del 65%.
Alberto Ortega se pronuncia por reactivar la marca Tampico-Miramar porque fue exitosa.
En las buenas y en las malas
“En las buenas y en las malas ahí estamos los hoteles, durante los peores meses de la pandemia nos sostuvimos con 15% de ocupación y teniendo que pagar impuestos, IMSS, Infonavit, pero acordamos con nuestros colaboradores 15 días de trabajo por 15 de descanso”, señala José Fernández.
Refiere que a diferencia de otros países, el gobierno de México los dejó solos, pues los créditos de 20 mil pesos que se ofrecieron, contenían muchos candados y trámites complejos. “No quisimos perder el tiempo, mejor nos enfocamos en producir”.
La industria sin chimenea ha vivido otros momentos difíciles. Uno de ellos fue la crisis económica del 95, las repercusiones por el ataque a las torres gemelas que desalentó los vuelos, la crisis financiera del 2008 y la época negra de la violencia entre 2010 y 2012.
No obstante, en los años más complicados por la inseguridad, la zona sur de Tamaulipas mantuvo un 30% de ocupación mientras otros destinos nacionales apenas llegaron al 5%.
Antes del coronavirus el promedio anual de ocupación hotelera era de entre el 45% y 50%. El año pasado fue del 31% con una tarifa media de 900 pesos y al primer semestre del presente año se alcanzó un 40%, estimándose cerrar 2021 con hasta un 70%. Con más de 50 años de vida, la Asociación de Hoteles del Sur de Tamaulipas ha sido punta de lanza para la llegada de proyectos estratégicos que contribuyan al desarrollo del sector.
Fernández Espínola recuerda que en Tampico existía la hotelería tradicional y operaban en la zona centro el Inglaterra, Impala, Colonial, Tampico, Mundo, Nuevo León, luego se instaló el Montecarlo y más adelante el Marsella y el Sevilla.
Comenta que el parteaguas se empezó a dar en 1996 con la entrada de franquicias hoteleras nacionales e internacionales, iniciando con el Holiday Inn y posteriormente el Inglaterra se convirtió en Best Western.
“Nosotros de Hafersons fuimos Holiday Inn, posteriormente se desarrolló el proyecto de Fiesta Inn y después llegó el Hampton Inn y el City Express en Plaza Herradura y antes de eso el Mansión Real, más adelante entra la cadena Bonito Inn y se frena un poco la entrada de cadenas por el cambio del modelo de negocio y que no hemos tenido un repunte significativo de tarifas”.
En ese sentido, explica que mientras en 1996 la tarifa promedio era de 750 pesos, en 2019 fue de 950, pero en dólares se redujo de 75 a 48, mientras los costos de operación aumentaron, reduciéndose el margen de utilidad.
“Un proyecto que se recuperaba de cinco a siete años, hoy lleva hasta 20”. También comenta que hace dos décadas y media su ocupación era del 65% pero en los últimos años anda entre el 45% y 50%, lo que indica que se perdió posicionamiento y hace inviable un nuevo proyecto